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Hemeroteca

Cuando la Infanta Cristina y Mariano Rajoy declararon en sede judicial ante las cámaras pese a su «relevancia pública»

La mujer de Pedro Sánchez ha pedido al juez que su declaración como imputada, por un presunto delito de tráfico de influencias, se grabe sólo en un archivo de voz pero no de imagen

A medida que se acerca el día 5 de julio, fecha fijada para la declaración de la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, como investigada por un presunto delito de tráfico de influencias y otro de corrupción en los negocios, empiezan a surgir las preguntas sobre cómo será dicha comparecencia prevista, este viernes, en los Juzgados de Plaza de Castilla, a partir de las 10.00 horas.

Tal es el nivel de interés informativo que se ha suscitado en esta causa que, la defensa de Gómez, el abogado Antonio Camacho, ha pedido al instructor del caso, el juez Juan Carlos Peinado que, dada la «relevancia pública» de su representada, no se grabe su imagen durante el tiempo en que se prolongue el interrogatorio.

Una pretensión que varios expertos consultados por El Debate califican de «trato privilegiado» cuando, echando un vistazo a la hemeroteca más reciente, se puede recordar a toda una Infanta de España, Cristina de Borbón, sentada en el banquillo y contestanto a las preguntas del tribunal que enjuició el caso Noós; y, a quien en 2017 era presidente del Gobierno, Mariano Rayoy, en el estrado de la Audiencia Nacional, como testigo en el marco de la trama Gürtel del PP.

Imputada, por amor

La hermana del hoy Jefe del Estado, el Rey Felipe VI se convirtió por amor, en invierno de 2014, en la primera miembro de la Casa Real en responder ante la Justicia, como resultado de las pesquisas del magistrado balear José Castro que se atrevió a imputarla.

Durante su declaración que fue con vídeo y audio y que se pudo escuchar íntegra, Doña Cristina respondió en más de medio millar de ocasiones con negativas a las preguntas del juez. «No lo sé», «no lo recuerdo», «lo desconozco», repetía una y otra vez. Tal fue su insistencia en desvincularse de la gestión económica de su entonces marido, el por aquella época todavía duque Iñaki Urdangarín, que sentó un precedente para otras mujeres de personalidades políticas o públicas que aseguraron no conocer nada de lo que sucedía en el seno de la economía familiar, para no verse arrastradas por la corrupción de sus parejas.

Eso sí, la Infanta Cristina de Borbón se sentó con el resto de los acusados, frente al tribunal y en la misma Sala de vistas y fue grabada en imagen y audio, como todos los demás. Un escenario que, ahora. trata de evitar la mujer de Pedro Sánchez, sin que haya muchos precedentes al respecto que justifiquen atender a su pretensión.

Un presidente, testificando

Por primera vez en la actual democracia, un presidente de Gobierno español en ejercicio declaraba como testigo en un juicio. Era el 26 de julio de 2017 cuando Mariano Rajoy llegaba en coche a las inmediaciones de la Audiencia Nacional, en la sede de Alcalá de Henares, citado a las 10:00 horas para declarar en el juicio de la primera etapa del caso Gürtel, a petición de una de las acusaciones populares personadas en el procedimiento, la Asociación de Abogados Demócratas por Europa (Adade).

Rajoy se subía al pequeño estrado habilitado a la derecha del tribunal (la izquierda en las pantallas de retransmisión), como testigo y, por lo tanto obligado a decir la verdad.

Contestó a todas las preguntas que se le formularon sobre las presuntas adjudicaciones irregulares a empresas de la trama –centradas en esencia en la contratación de servicios de organización de eventos vía adjudicaciones públicas– propiedad de Francisco Correa, el cabecilla, durante los años 1990 y 2003 de las que, supuestamente debía tener conocimiento ya que en el período citado, el político gallego había ocupado el cargo de vicesecretario general del PP y director de las campañas electorales de José María Aznar de los años 1996 y 2000. Y todo quedó registrado, en vídeo, para la posteridad.