David, el estafador de Tinder que seducía a mujeres, les sacaba el dinero y desaparecía
Acumula decenas de denuncias y una de ellas ya se ha traducido en condena por estafa: ha recurrido
maría es un nombre ficticio. Le da vergüenza confesarse estafada en el amor y en lo económico, pero es una de las decenas de mujeres seducidas por David porque las hay a puñados. Casi todas se sonrojan y prefieren no dar la cara para denunciar públicamente los hechos.
La historia de María comienza a través de Tinder. Los dos juegan con la aplicación y se dan «Me gusta». Él toma la iniciativa y le da su teléfono para poder hablar en privado. Ella está encantada cuando le pide la primera cita. Quedan y se gustan y comienzan una relación.
David no está tan interesado en el sexo rápido como en sacarle dinero. Le cuenta que es un empresario de éxito económico, que se dedica a las máquinas de vending y que se va a instalar por la zona. A los pocos días le escribe desde Madrid y le dice: «Estoy comprando unas máquinas de vending. Es un buen negocio. Si quieres participar dímelo ya. Valen 1.000 euros cada una pero a mí me las venden por 500. Si quieres te adelanto 4.500 euros, las adquiero y me lo das cuando nos veamos».
La propuesta la acompaña de un vídeo en el que se ven decenas de máquinas apiladas en un almacén. A María, enamorada hasta el tuétano, le interesa el negocio, pero algo le dice que deben firmar un contrato. David le da todo tipo de facilidades. Le firma el documento.
Después de la entrega de dinero comienza a desaparecer. Ya casi nunca le ve físicamente y le escribe desde otro teléfono móvil. Y de repente corta la comunicación. María se preocupa y le llama al último número. Lo coge una mujer que se identifica como la madre de David: «No se nada de él», le explica. «Mi hijo tiene una enfermedad desde que le quebró la empresa porque tiene un nivel de vida muy alto».
María está empezando a averiguar la verdad. «No es la primera vez que me llaman mujeres a mí o su hermano mayor por hechos parecidos». Es decir, seducirlas y sacarles el dinero. Al hermano, en algún otro caso, le han llegado a mandar matones a su lugar de trabajo para recuperar el dinero entregado.
A María 2 le pasó algo similar: «Nos conocimos por la aplicación, empezamos a salir y teníamos sexo. Dormíamos juntos. Fue una relación de cuatro meses. No llegué a enamorarme, pero me siento estafada en el amor. Me mintió desde el principio y eso debe estar castigado en el código penal». Sin embargo, a pesar del dolor de la traición, su mayor enfado tiene que ver con la estafa económica: «A mí me sacó una buena cantidad y en cuanto la tuvo desapareció».
David vestía bien, daba la sensación de llevar una vida de lujo, comía en los restaurantes más caros (pagaba él siempre), conducía buenos coches, llevaba buena ropa, se hacía fotos con famosos... Todo fachada para el engaño. Hay decenas de víctimas por España, también algunos hombres. Tiene toda la pinta de que acabará en prisión.