Ninguno da marcha atrás
El PP y Vox se aproximan a la ruptura en cinco gobiernos sin calibrar las consecuencias
Los populares ponen un puente de plata a sus socios de coalición, como al enemigo que huye, y Abascal se muestra dispuesto a cruzarlo. El líder de Vox reúne esta tarde a su cúpula
Entre Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal hay ocho escaños de distancia física en el hemiciclo del Congreso, pero este jueves parecían muchos más. Antes de la votación, el primero compartía impresiones con Cuca Gamarra y Miguel Tellado. El segundo, con Pepa Millán y José María Figaredo. Sin cruzarse una mirada. Cada uno a un extremo de la hilera de butacas.
La sensación en las horas previas a que Vox reúna a su Comité Ejecutivo Nacional para abordar la crisis de los menores extranjeros no acompañados es que la ruptura de los cinco gobiernos de coalición en la Comunidad Valenciana, Castilla y León, Murcia, Aragón y Extremadura es inevitable. Y que ninguno de los dos ha calibrado las consecuencias de esta solución drástica.
No hay señales que apunten a que Abascal vaya a dar marcha atrás –siempre presume de que su palabra es su mayor patrimonio- y a Feijóo no le preocupa que no la dé. Al contrario: parece que el PP ha puesto el puente de plata a Vox para que salga de los ejecutivos autonómicos que presiden Carlos Mazón, Alfonso Fernández Mañueco, Fernando López Miras, Jorge Azcón y María Guardiola.
De hecho, los populares ya se ponen en el escenario del día después. En el día de los gobiernos del PP en minoría, porque de elecciones no quieren ni oír hablar. «¿Qué va a hacer Vox, votar con el PSOE en los parlamentos, boicotearnos como boicotearon a Isabel Díaz Ayuso? Pues será su problema», plantean. «Chantajes a nosotros, no».
Desde la dirección del PP señalan que la pelota está en el tejado de Vox y que en ningún punto de los acuerdos de gobierno suscritos en las comunidades figuraba el rechazo de los menores extranjeros no acompañados derivados por una comunidad absolutamente sobrepasada.
Ahora bien. En Génova 13 sospechan que, detrás de esta maniobra de Abascal hay algo más. Hay -argumentan- la necesidad de Vox de recuperar terreno en aquellas comunidades en las que están siendo fagocitados por el PP por compartir gobiernos con ellos. Y comparan su situación con Podemos, que ha recuperado el resuello político después de dar un portazo a Yolanda Díaz y pasarse a la oposición a Pedro Sánchez.
Entretanto, en Vox ven esta crisis de manera muy distinta. Abascal reiteró este jueves ante la prensa lo que, horas antes, su partido había trasladado en un comunicado urgente: que es Feijóo el que está rompiendo los pactos de manera «unilateral» al impedir a sus presidentes regionales votar en contra del reparto de los menores extranjeros que esperan destino en Canarias. «A nosotros no nos ha votado nadie para aceptar la política migratoria de Pedro Sánchez, ni el reparto de jueces ni el reparto de menas», señaló en los pasillos del Congreso.
El líder de Vox insistió en que este pacto es uno más de la lista entre socialistas y populares: «Sánchez y Feijóo hacen como que se pelean mientras se reparten los jueces, el Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas, la Junta Electoral, las comisiones parlamentarias, RTVE y los sillones en Bruselas», enumeró.
Mientras, en las comunidades afectadas los vicepresidentes de Vox empezaron a marcar distancias con el PP. El de Murcia, José Ángel Antelo, ni siquiera acudió al consejo de gobierno celebrado por el Ejecutivo de López Miras. Ni él ni el otro consejero de Vox en la región. Por su parte, el número dos de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, escribió en X: «Nos traicionaron en la defensa del derecho a la vida. Nos han traicionado colaborando con las mafias ilegales del tráfico de personas. Nuestra generosidad ha sido infinita, a pesar de los incumplimientos del pacto».
Ambos, como también los vicepresidentes de la Comunidad Valenciana y Aragón, Vicente Barrera y Alejandro Nolasco, acudirán esta tarde a la sede de Vox en la madrileña calle Bambú para recibir instrucciones. Porque la decisión es de Abascal. Y ya parece tomada.