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Un borracho ha matado a un joven

Un borracho huye de la Policía, atropella y mata a un joven delante de su novia: «Le di dos guantazos: ¡Poco fue!»

El asesino vial tras matar al joven marinero gritó que no había que preocuparse, que él lo pagaba todo

Olga se tiró al suelo para tratar de ayudar a su novio, a Michel. Estaba quebrado por el impacto de un Porche Cayenne. Le cogió de la cabeza y la sostuvo en su regazo mientras le acariciaba. «Lo primero que Michel me dijo es que avisara a su madre, a Luisa, y después que fuéramos fuertes. Ya después nada, se me escapó su vida poco a poco», recuerda Olga. La muerte le alcanzó la madrugada del viernes 26 de julio.

«Yo salía de trabajar y vi a este tipo salir de otro local. Estaba mandándole un audio a mi pareja. En la nota de voz se escucha como suena el rugido de un motor. Me asusté y le pedí que no viniera para aquí, que iba a avisar a la policía. Me temía lo peor. Es un loco conflictivo». Olga explica que el individuo es un maleducado, «un chulo que cree que lo puede comprar todo con dinero. Un sobrao».

Imagen de Míchel junto a Olga

Cuando lo detuvo la policía, vi que iba diciendo: «No os preocupéis que yo lo abono todo. Como que si con dinero pudiese pagar la muerte de mi pareja». Olga reconoce que le dio varios guantazos. "Fui a por él y me desahogué. Le pegué, pero tenía que haber hecho más. No lo hice porque tengo una hija de la que cuidar. Le dije a la Policía que si quería que me denunciase».

Cuando la novia de Michel golpea al atropellador, a él solo se le ocurre pedir clemencia: «Olga, por favor, no me pegues, no me des». Antes trato de evitar que lo detuviesen: por eso huyó corriendo, pero le dieron caza.

La víctima era marinero y venía de partirse el lomo trabajando. El asesino vial acaba de terminar de beber y drogarse. Le dieron el alto en un control cuando conducía un Porche. Él decidió esquivarlo y huir enloquecido, sabiendo que ponía en riesgo a todo su entorno: todo por evitar la multa y la retirada de los puntos.

El atropellador ha ingresado en prisión provisional sin fianza. «Su familia no se ha puesto en contacto con nosotros para pedirnos perdón ni nada, pero seguro que se sienten fatal, como nosotros. El único culpable es él. Hay otro chico en el pueblo que se llama igual y al pobre lo han linchado en redes, vino al velatorio temblando. Eso no se puede tolerar», clama Olga que odia las injusticias.

Michel murió con 37 años. Cumplía 38 menos de una semana después. «Le echo tanto de menos. Llevábamos juntos dos años y medio. Vivíamos juntos. Él era diez años menor, pero me estaba enseñando a ser feliz. Era todo vitalidad y alegría y yo había llevado una vida muy difícil», reconoce. Este concreto elogio es de las mejores cosas que se puede decir de una persona: enseñaba a ser feliz a los que le rodeaban.