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Nacho Abad

Cuando al Gobierno le viene bien que la Policía no detenga a un prófugo de cuyos votos depende

Las fuentes consultadas por El Debate apuntan a que no ha habido interés político en la detención

Madrid Actualizada 04:30

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, con la comitiva de JuntsEFE

Lo anunció, Puigdemont dijo que vendría y vino. A nadie le sorprendió su presencia porque lo llevaba avisando días. Lo vergonzoso es que nadie le estuviera esperando con las esposas. Fuentes de la Comisaria General de Información de la Policía Nacional apuntan a El Debate: «Si hubiese habido interés político en detenerlo, se habría ordenado establecer al menos desde hace una semana un servicio de vigilancia discreta sobre su persona y su entorno. Siete días, veinticuatro horas. En cuanto hubiese cruzado la frontera de España se le habría detenido. Sin altercados, ni peligro. No hay que ser un lumbreras para darse cuenta de que en el actual contexto político, esa detención no era conveniente. Se podía cargar el acuerdo de investidura de Salvador Illa y quién sabe qué más».

La misma fuente insiste en que así han ganado todos: «Puigdemont porque tiene su show para las masas y agranda su leyenda de gran escapista: el Houdini independentista, el hombre al que el Estado español no es capaz de encarcelar. El PSOE y ERC ganan porque no les altera su plan para gobernar en Cataluña y el Gobierno porque no se busca un enemigo innecesario. Desde un punto de vista de la estrategia política, solo se pondrá verdadero interés en detenerlo cuando no perjudique al actual Gobierno».

Lo que viene a plantear esta fuente, con años de experiencia policial, es que la política no solo ha contaminado a la Justicia, sino que la Policía también ha sido infectada por el poder. Desde el sindicato Jupol sostienen esa misma opinión: «Es un escándalo y una vergüenza. Se vuelven a cometer los mismos errores de 2017 (cuando huyó en un maletero). Han confiado únicamente en los Mossos, dejando a un lado a Policía Nacional y Guardia Civil. Hemos visto cómo Puigdemont ha accedido a un escenario en las inmediaciones del Parlamento catalán. Los Mossos no solo no lo han detenido, sino que le han hecho un pasillo y lo han protegido. Lo han hecho escoltas de diferentes cargos de Junts, lo que es un escándalo».

Lo cierto es que los expertos apuntan también que tiene toda la pinta de que desde la Generalitat se ha dado orden de brazos caídos y esposas en el bolsillo. «No me cabe en la cabeza que a los Mossos no les haya dado tiempo a llegar al escenario donde se ha subido Puigdemont mientras las cámaras lo retransmitían todo en directo. Es obvio que había órdenes de dejarle hacer», apuntan fuentes de la Benemérita asentadas en Barcelona. «Todo este espectáculo ha tenido la connivencia del Gobierno central y el catalán. Unos por ausencia de interés, otros porque han querido favorecer su presencia y fuga en libertad. El dispositivo para cazarle y cumplir la orden de la justicia habría sido tan sencillo, que su ausencia solo significa que no querían detenerlo».