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Un agente de la Policía Foral, en una imagen de archivo

Un magrebí con numerosos antecedentes roba en casa de una octogenaria y se mete en su cama

La víctima echó a codazos al asaltante cuando se percató de su presencia

Llamativo suceso el ocurrido en la localidad navarra de Arguedas cuando un atracador entró el pasado fin de semana en la casa de una mujer de 88 años y su hijo a robar. Se hizo con un teléfono móvil, un reloj valorado en mil euros y unas joyas, pero lo sorprendente llegó cuando se metió en la misma cama de la anciana y ésta, al percatarse, tuvo que echarle a codazos. Se trata de un hombre de origen magrebí y con numerosos antecedentes (medios regionales apuntan que son hasta 20) que ha quedado en libertad tras pasar a disposición judicial y asegurar que el reloj se lo habían vendido.

El hijo de la víctima relata que en el momento de los hechos estaba profundamente dormido debido a que toma unas pastillas por prescripción médica y que a las cinco menos diez de la madrugada su madre vio encenderse las luces del pasillo de la vivienda: «Pensó que era yo y me gritaba que si no quería que entrara la gata que me pusiera una silla en la puerta. Pero el que estaba merodeando por la casa era el ladrón», cuenta al Diario de Navarra.

Sin alcanzar a explicarse por qué, se introdujo en la cama de la mujer: «Le dijo que su nieto le había pedido que se metiera con ella en la cama. Y mi madre no tiene ningún nieto. Menos mal que la mujer tuvo la sangre fría para echarlo de la cama a codazos. Después, a empujones por el pasillo, logró que se fuera de casa», continúa explicando.

Dijo que el reloj le costó 30 euros

La principal hipótesis que se maneja es que el ladrón alcanzó el inmueble, que es un primer piso, aprovechando que algún vecino entraba por la puerta de abajo y que la de arriba pudo haberla forzado mediante la técnica del 'resbalón'.

Pero por si lo anterior no fuera lo suficientemente surrealista, cuando la octogenaria fue al baño tras el susto, se encontró de nuevo dentro de la vivienda con el magrebí, lo volvió a echar y fue cuando despertó a su hijo: «Me cuenta lo que ha pasado, miro en la mesilla y veo que no están ni el móvil ni el reloj. También faltaban una cadena de mi hermana y unas joyas», detalla el hombre. Acto seguido, éste bajó a la calle y fue mirando «en todas las muñecas» comprobando si alguna de las personas que celebraban las fiestas del municipio portaba el reloj sustraído. Sin embargo, no tuvo éxito.

Fue ya por la mañana cuando se acercó a ver el espectáculo de las vacas en el pueblo y desde unas gradas vio cómo en el burladero un joven llevaba su reloj. Reconoce que se puso «nervioso» y se acercó al sospechoso al acabar el festejo: «Ya vi que era mi reloj, le agarré de la muñeca, ¿de dónde lo has sacado?, y a la fuerza se lo quité. Entonces llegó un policía foral de paisano, todo se calmó y después vino una patrulla», comenta antes de que al atracador se lo llevaran arrestado.

Al ser sorprendido, el ladrón dijo que se lo había comprado por 30 euros, aunque no aportó más información al respecto. Además, cuando los agentes le identificaron pudieron comprobar que esa misma tarde había causado otro incidente con dos jóvenes en un bar de la propia Arguedas y que contaba con hasta 20 detenciones.