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Pedro Sánchez, en el Pleno de este miércolesEFE

Debate en el Congreso

Sánchez exhibe las contradicciones de su política migratoria

El presidente promete contratos en origen y regularizaciones de ilegales a la vez que anuncia el refuerzo de las fronteras y mano dura. La enmienda Txapote marca su comparecencia

A veces Francina Armengol es extremadamente laxa con el Reglamento del Congreso y, otras, extremadamente rigurosa. Este miércoles tocó lo segundo. El presidente del Gobierno comparecía en la Cámara Baja a petición del PP para hablar de la emergencia migratoria y del plan de equilibrio fiscal.

Casi 50 minutos estuvo en la tribuna, recriminando a la oposición cosas como ésta: «Quieren que la Armada deje de auxiliar náufragos y se dedique a hundirlos». Pero cuando Alberto Núñez Feijóo tomó la palabra quiso empezar pidiendo a Pedro Sánchez que retire de la tramitación en el Senado la enmienda Txapote. A Armengol le pareció improcedente que el líder de la oposición hablara de ETA y de los pactos del presidente con Bildu, y le dio el alto: «Todos tenemos que aplicarnos el Reglamento», recriminó a Feijóo. «El presidente ha hablado sin límite de tiempo de la dignidad de las personas que entran en España. Yo tengo derecho a hablar de la dignidad de los españoles asesinados por ETA. ¡Tengo derecho y lo voy a hacer!», respondió él.

En su escaño de al lado estaba sentada la senadora popular Marimar Blanco. Poco antes de la interrupción, el líder de la oposición había recriminado al Gobierno su «bajeza moral», mientras la bancada popular sigue lamiéndose la herida de haber cometido una negligencia como la que cometieron votando a favor de la enmienda trampa. En ponencia, comisión y pleno. También Vox.

Marimar Blanco, aplaudida por sus compañeros del PPEFE

La comparecencia de Sánchez fue tan contradictoria y errática como el viaje que hizo a Mauritania, Gambia y Senegal a finales de agosto; gira africana que empezó pidiendo mano de obra inmigrante y acabó amenazando con mano dura en las devoluciones.

El presidente anunció una reforma del Reglamento de Extranjería para agilizar los procesos de los migrantes que ya residen en España; la puesta en marcha de un plan nacional de integración y convivencia intercultural; un nuevo programa de migración laboral para facilitar las contrataciones en origen; y 6.000 nuevas plazas en los centros de acogida. Pero, en paralelo, habló de la necesidad de reforzar las fronteras y de pedir a la UE que adelante un año la entrada en vigor del Pacto de Migración y Asilo: que esté operativo en el verano de 2025 y no en el de 2026.

También destacó que en Grecia e Italia las llegadas se duplicaron en 2023, pero obvió el dato de que Giorgia Meloni ha conseguido reducirlas en más de un 60 %, al bloquear las rutas desde Túnez y Libia a Italia. Como broche, negó que sus políticas hayan producido un efecto llamada: «El verdadero efecto llamada es nuestra prosperidad», se felicitó, en alusión a la economía española.

Poco se detuvo Sánchez en el quid de la comparecencia: su incapacidad de llegar a un acuerdo con el PP para reformar el artículo 25 de la ley de extranjería y aliviar la situación límite de Canarias. Y lo poco que se detuvo fue para culpar a Feijóo de bloquear la solución a los males de las islas. «No puede ser siempre que lo que es bueno para España sea malo para el PP. Aprendan a proponer sin destruir», llegó a afirmar.

En su turno, Feijóo le recordó que él ya tiene un acuerdo con el presidente de Canarias al respecto de los cupos obligatorios de menores inmigrantes no acompañados que asumirían el resto de las comunidades. «Le hemos dado una solución pactada, tiene este plan desde el 10 de septiembre», señaló, mostrándole el papel. «Ponga su firma aquí, al lado de la del presidente de Canarias y la mía», continuó.

Cabe recordar que, el sábado, las negociaciones entre el Gobierno y el PP para la reforma de la ley de extranjería se rompieron porque los populares acusaron a Sánchez de negarse a recibir una ayuda extra que la Comisión Europea se había ofrecido a prestar a España (según la conclusión que el PP extrajo de una carta de Ursula Von der Leyen que se presta a distintas interpretaciones).

«No hay política migratoria más inhumana que la que no existe», le advirtió el líder de la oposición al presidente. «Mi grupo no ha cuestionado la migración regular, sino el tráfico irregular en manos de las mafias», le dijo también.

Santiago Abascal fue más duro. El líder de Vox habló de «invasión migratoria» promocionada por el Gobierno de Sánchez. «En los seis primeros meses se ha duplicado la migración irregular, y usted es responsable de la catástrofe. O usted es la catástrofe», se puntualizó a sí mismo.

Santiago Abascal, durante su intervenciónEFE

También acusó al Ejecutivo de promover un «efecto llamada» de inmigrantes para aprovecharse de «mano de obra esclava» y expulsar del mercado laboral a los jóvenes. Como también para «alterar el censo electoral» gracias a «nacionalizaciones exprés y masivas». «Métanlos ustedes en sus casas si son tan filántropos, acójanlos en las casas del pueblo, acójanlos en sus mansiones o allá donde ustedes vivan, que los acojan los poderosos y los oligarcas filántropos que dicen que tanto necesitamos la inmigración ilegal», sentenció.