¿Quién lo sabía?
El Gobierno protege a Yolanda Díaz mientras empieza el ajuste de cuentas en Sumar
Las sospechas de que en Sumar y en Más Madrid conocían los presuntos abusos cometidos por Errejón, y los taparon, han convertido a ese espacio en una olla presión
La ultraizquierda ha implosionado después de la dimisión obligada de uno de sus referentes y, hasta el jueves, portavoz del grupo parlamentario de Yolanda Díaz en el Congreso, Íñigo Errejón. Tras varias denuncias anónimas en cadena, a cada cual más sórdida, este viernes se produjo la primera formal ante la Policía Nacional, por agresión sexual: de la actriz Elisa Mouliáa.
Las sospechas de que en Sumar y en Más Madrid —sobre todo, pero no solo— conocían los presuntos abusos cometidos por Errejón, y los taparon, han convertido a ese espacio en una olla presión. Más Madrid entregó ayer la cabeza del eslabón más débil: la exjefa de Gabinete de Errejón y ahora diputada de la Asamblea de Madrid Loreto Arenillas, acusada de haberse puesto en contacto con una presunta víctima que denunció su caso en 2023 para decirle que el «escarnio público» no era la solución. «Hoy me siento chivo expiatorio para ocultar errores que, sin lugar a dudas, hemos cometido en la organización», reaccionó la purgada.
Pero el incendio continúa. Sumar dará este sábado al mediodía una rueda de prensa para intentar contener las llamas. Y todos los esfuerzos de Pedro Sánchez y el PSOE se centran no en conocer la verdad, sino en evitar que caiga Yolanda Díaz, a quien el escándalo ha puesto contra las cuerdas. Porque ello haría tambalearse al Gobierno en su conjunto.
«Todo esto se sabía desde hace mucho y lo han estado tapando», afirmó la secretaria general del PP, Cuca Gamarra. «Son una farsa», sentenció el vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local y Análisis Electoral del partido, Elías Bendodo. «Este hatajo de miserables son los que quieren enseñar educación sexual a nuestros hijos. Los que hablan en nombre de la mujer. Los que sueltan violadores y pederastas por las calles. Y los que les encubren cuando son de su partido», escribió Santiago Abascal.
La principal señalada es la ministra de Sanidad y líder de Más Madrid, Mónica García, que ayer se excusó en la red X: «Todo lo que estamos conociendo en las últimas horas es horroroso y demoledor. Desgraciadamente, no hemos sabido hacer lo suficiente y no tengo palabras para expresar mi profundo pesar, y mi preocupación y apoyo a todas las víctimas».
«Sabemos que había otros anónimos previos de junio de 2023. Es probable que se haya llegado demasiado tarde», reconoció en la SER María Eugenia Rodríguez Palop, exdirigente de Sumar.
Los partidos de la coalición que lidera la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo entraron en pánico y corrieron a desmarcarse. «Es muy triste ver como compañeros en los que confías políticamente se comportan de esta forma en su vida personal (...). Ahora hace falta reparación», escribió la diputada de Compromís, Àgueda Micó. «La violencia machista tiene mucho que ver con el poder, con ese ‘machiruleo’ y ese machito alfa que si tiene poder es una bomba de relojería», señaló el coordinador general del Izquierda Unida, Antonio Maíllo.
La ministra de IU en el Ejecutivo, Sira Rego, fue cortante como un cuchillo: «Yo no conocía ninguna acusación, ninguna denuncia directa. Además, simplemente yo no milito en la misma organización política que Íñigo Errejón ni tengo una relación personal con él», argumentó.
En medio del río revuelto apareció Pablo Iglesias para cobrarse su particular venganza: «De esto se hablaba. Pero había muchas víctimas que no encontraban un espacio seguro para denunciar (…). Yo no tenía ni buena opinión política ni personal de Errejón. Fue mi amigo y no me alegro de que tenga un final tan siniestro. Pero lo primero son las víctimas», señaló el exlíder de Podemos en TVE en la noche del jueves, afeando al presidente que se acuerde más de Sumar que de las víctimas.
Se refería a un tuit de Sánchez que entre otras cosas decía: «Toda mi confianza para la vicepresidenta @Yolanda_Diaz_ y @sumar, una organización que ha hecho y está haciendo mucho por el progreso de las mujeres».
Tras el camino marcado por el presidente, este viernes el ala socialista del Ejecutivo trató de blindar a Díaz sin disimulo, descargar de toda responsabilidad a su socia. Empezando por la ministra de Igualdad, Ana Redondo: «Es importante que se realicen las necesarias investigaciones que nos permitan conocer la verdad e ir al fondo del asunto. Sumar lo está haciendo, creo que está haciendo ese esfuerzo, hay que reconocerlo y valorarlo», opinó.
Al ministro Ángel Víctor Torres le preguntaron si Sumar les había informado de la investigación de las denuncias contra Errejón y se fue por la tangente. «La preocupación que tenemos es con las víctimas, que hay que estar al lado de ellas», sostuvo el titular de Política Territorial en la Moncloa, desde donde recriminó a algunos partidos que ya estén haciendo «un uso partidario de si alguien lo sabía o no».
El escándalo pilla a la ultraizquierda electoralmente abatida y en plena reconstrucción; con Yolanda Díaz de salida como líder de Sumar —en diciembre— y una pugna interna entre los partidos que la integran por ganar poder. Y, de fondo, los movimientos de Podemos para recuperar el cetro de ese espacio, que Iglesias le cedió a Díaz y luego se arrepintió.