Condenan a 6 años de internamiento al menor que, junto con su hermano, mató a su madre adoptiva en Cantabria
A pesar de haber probado asesinato y agresión sexual, se trata de la pena máxima a la que puede ser condenado un menor de 16 años
El mayor de los dos hermanos que el pasado 7 de febrero mataron a su madre adoptiva en la localidad cántabra de Castro Urdiales ha sido condenado a una pena de 6 años de internamiento por un delito de asesinato y otro de agresión sexual. El otro hermano, a pesar de haber participado de forma imprescindible en los hechos, resulta inimputable ya que, en el momento de los hechos, contaba tan solo con 13 años.
Esta pena de 6 años de internamiento es la condena máxima que se le puede aplicar a un menor de 16 años a pesar de la gravedad de los delitos, ya que el joven tenía 15 años en el momento de los hechos. La sentencia recoge también que, una vez que salga del internamiento, no podrá acercarse a menos de 300 metros de su padre, sus abuelos y el tío materno y permanecerá, además, en libertad vigilada.
Según recoge la sentencia publicada por El Diario Montañés y recogida por Europa Press, el ataque fue premeditado por ambos menores, procedentes de Europa del Este, y se produjo cuando la madre adoptiva estaba comiendo en su vivienda de la calle Monte Cerredo. El mayor la propinó varias cuchilladas mientras el hermano menor la sujetaba.
Siguiendo el relato de los hechos probados recogidos por la sentencia, la mujer comenzó a sangrar abundantemente, por lo que el mayor le quitó la ropa y «con ánimo libidinoso le introdujo varias veces los dedos en la vagina», motivo por el que ha sido condenado por agresión sexual.
Después la cubrieron con bolsas, le ataron pies y manos con cinta aislante, la llevaron al garaje y la introdujeron en el coche.
Posteriormente, con la intención de eliminar huellas y simular que habían sufrido un secuestro, limpiaron el rastro de sangre y dejaron una nota en la mesa de la cocina en la que se podía leer la palabra 'ayuda'.
Los hermanos colocaron el cuerpo en el suelo de la parte trasera del coche, donde fue encontrado por la Guardia Civil a las 20:45 horas del mismo día de los hechos. El mayor lo arrancó pero como no sabía conducir lo empotró contra la pared. Así que dejaron allí el cadáver y huyeron, aunque previamente se hicieron con la tarjeta bancaria de la madre y su móvil.
Respondieron una de las llamadas de la abuela al teléfono de la madre pasadas las ocho de la tarde y dijeron que habían sido «secuestrados». La mujer avisó a la Guardia Civil, que acudió a la vivienda y descubrió el cadáver en el coche.
Los hijos fueron localizados pasada la una y media de la madrugada en el parque Cotolino, a menos de un kilómetro de su casa.