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La vicepresidenta tercera, Teresa RiberaEFE

La reacción socialista

La maniobra del PP para dilatar la elección de Ribera enfada al PSOE: «Menudo patriotismo»

El Gobierno traslada la seguridad de que el nombramiento de la aún vicepresidenta como comisaria europea saldrá antes o después. No hay plan B, la candidata es ella y solo ella

La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones cantó victoria en La Sexta antes de tiempo. A media mañana, Elma Saiz no solo daba por hecho la elección de Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea -una de las seis-, sino que se jactaba de que el PP europeo desautorizara al PP español en su intento por vetarla. «El PP ha empezado una operación de destrucción de Teresa Ribera que ha nacido fallida, porque el propio PP europeo está enmendando las declaraciones del PP español», señaló Saiz.

Lo que pasó poco después fue justo lo contrario: Alberto Núñez Feijóo convenció al PPE para frenar la designación de Ribera hasta que, al menos, el próximo miércoles dé explicaciones por la gestión de la DANA en el Congreso. Ello, a su vez, ha obligado a posponer la votación sobre los otros cinco aspirantes a vicepresidentes (incluido el candidato de Georgia Meloni, Rafaele Fitto) para intentar recomponer la alianza entre populares, socialdemócratas y liberales. La misma que hizo posible el segundo mandato de Ursula von der Leyen.

No obstante, los exámenes en el Parlamento Europeo se mantienen. Para Ribera, que comparece a partir de las 18.30 horas de este martes, y también para los otros cinco postulantes.

Fuentes del PPE adelantan a El Debate: «El PSOE va a vender que todos (los seis candidatos) han suspendido porque ha sido en conjunto. Pero la verdad es que se valorarán por separado y pudiera ocurrir que ninguno de los candidatos pasara el examen o bien que unos sí y otros no».

En cualquier caso, el Gobierno no se tomó nada bien el golpe de efecto del PP, con la necesaria cooperación del líder del PPE, Manfred Weber. La noticia pilló a María Jesús Montero y a Félix Bolaños en el Pleno del Congreso, votando la elección de los 11 consejeros de RTVE que los socialistas han pactado con sus socios (no salió a la primera, saldrá el jueves por mayoría absoluta).

Ninguno de los dos quiso hacer declaraciones a la salida. Algo poco habitual en el caso de la vicepresidenta primera, que no suele evitar una cámara. En su lugar habló el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, que se quejó: «Menudo patriotismo».

Desde el Ejecutivo trasladan calma, convencidos de que la designación de Ribera llegará, antes o después. Ni se plantean el escenario de que el Parlamento Europeo tumbe a la candidata del Gobierno español y tenga que presentar otra, u otro. No hay plan B. «El Mundo, Europa y España necesita más Teresa Riberas y necesita menos negacionistas del cambio climático», señaló el presidente el lunes desde la Moncloa.

Sánchez convenció a Ribera para que fuera la candidata a las elecciones europeas con la promesa de que alcanzaría el olimpo de la Comisión Europea, y no un mero escaño en la Eurocámara. De hecho, tras los comicios no tomó posesión de su acta como eurodiputada para poder seguir como vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica hasta la conformación del nuevo colegio de comisarios de Von der Leyen.