Las tres vicepresidentas de Sánchez están quemadas y la que más preocupa es Montero
Transcurrido el año I de la legislatura, el presidente tiene más tragaderas, más canas, más problemas, menos confianza de sus socios y a Montero, Díaz y Ribera capeando serios problemas
Una semana cualquiera en la vida de Pedro Sánchez. Lunes: tu vicepresidenta primera se ve obligada a aplazar una Comisión de Hacienda para intentar apagar el incendio que ella misma ha creado, al prometer una cosa y la contraria en materia fiscal a los socios parlamentarios.
Martes: el PP europeo paraliza la designación de tu candidata a la Comisión Europea, Teresa Ribera, en una demostración de fuerza de Alberto Núñez Feijóo que no viste venir. O, mejor dicho, que menospreciaste. Por si fuera poco, te vas a la Cumbre del Clima en Azerbaiyán huyendo del Congreso y te llevas la bofetada que el presidente anfitrión quiso darle a la UE por su «hipocresía» con los combustibles fósiles.
Miércoles: tu mujer va a rastras a la Asamblea de Madrid para comparecer en una comisión de investigación sobre su colaboración con la Complutense. Ella calla, pero en la misma sesión el rector de la universidad reconoce que su caso es único. Ese mismo día, mandas al ministro de Política Territorial por delante para que dé explicaciones en el Parlamento sobre la gestión del Gobierno en la DANA y sale solo regular.
Jueves: tus socios a izquierda y derecha se plantan en jarras y fuerzan a María Jesús Montero a posponer, por segunda vez en tres días, la Comisión de Hacienda. Enfadas a todos y no contentas a nadie. Los castillos en el aire que te hiciste con el paquete fiscal, la senda de estabilidad y los Presupuestos de 2025 (por este orden) no aguantan tanto peso. El día también da para que el Pleno del Congreso apruebe, sin tu voto ni el de Sumar, una reforma propuesta por el PNV a la Ley de Enjuiciamiento Criminal para agilizar los desahucios.
No hay frase motivacional de Mr. Wonderful que mejore esto. Menos mal que te queda el consuelo de haber consumado el abordaje de RTVE. Aunque sea con ayuda del voto del imputado José Luis Ábalos, pero para Sánchez bien está lo que bien acaba.
El primer aniversario
A trompicones, este fin de semana se ha cumplido el primer aniversario de la última investidura del presidente; de ese «toca hacer de la necesidad virtud» con el que Sánchez justificó la ley de amnistía y encadenó su destino a Carles Puigdemont. En aquel debate de investidura, el portavoz de ERC dijo muchas cosas. Pero dos con especial carga de profundidad. «¿Saben cuál es la única cosa, la única, que comparten, seguro, votantes del PSOE, Sumar, Esquerra Republicana, Junts, Bildu, PNV y BNG? La única cosa que comparten todos los y las votantes de nuestros partidos es frenarles a ustedes (en alusión al PP y Vox)». Y: «Señor Sánchez, mire a este hemiciclo. ¿Ve aquí alguna alternativa a nosotros y a nosotras? ¿Ve aquí a Albert Rivera? ¿Ve aquí a Inés Arrimadas? ¿Los ve? ¿No, verdad? No se la juegue, no se la juegue, créame».
Un año después, ambas siguen de plena vigencia. El excéntrico paquete fiscal que Montero ha tratado de aprobar aprovechando la transposición de una directiva europea ha demostrado que lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible. En política, los polos opuestos no se atraen. Las dos únicas razones de ser de la mayoría Frankenstein son que no gobierne la derecha y el desmembramiento del Estado. Nunca los intereses de la derecha catalana independentista en materia impositiva serán ni remotamente parecidos a los de la izquierda abertzale. Pero en lo segundo también tenía razón Rufián: son lentejas. Si Sánchez no las quiere, su única opción es convocar elecciones.
Tres de tres
Transcurrido el año I de la legislatura, el presidente tiene más tragaderas, más canas, más problemas, menos confianza de sus socios y tres de tres vicepresidentas quemadas, ahí es nada. Montero, la deshollinadora del Gobierno, la negociadora jefa, lleva dos errores garrafales en lo que va de curso: la senda de estabilidad en septiembre (retirada de la tramitación parlamentaria antes de que mordiera el polvo) y el paquete fiscal ahora. El resto de los partidos aliados están perdiendo la fe en sus capacidades y ya se empiezan a oír, de momento como susurros, voces que apuntan a su no lejana salida del Gobierno.
Yolanda Díaz, la socia, se ha quedado agarrada al clavo ardiendo de la Vicepresidencia Segunda mientras Sumar se desintegra y las formaciones que la componen se pelean por los restos en una especie de juegos del hambre. La asamblea de refundación que tenían prevista para mediados de diciembre será finalmente los días 29 y 30 de marzo.
Teresa Ribera, la visionaria de las políticas verdes y de las energías alternativas, está seriamente tocada por su responsabilidad política en la tragedia de la DANA, como jefa de la AEMET y de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Y lo que parecía hecho, su elección como vicepresidenta de la Comisión Europea, ahora está en duda. Los socialistas ya no las tienen todas consigo, y han decidido vincular su designación a la de los otros cinco vicepresidentes para presionar al PPE: si cae ella, caen todos.
A mayores, el balance legislativo es pobre, aunque el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes se moleste cuando alguien se lo recuerda. En estos 12 meses el BOE ha publicado cuatro leyes orgánicas. Primera, la de amnistía. Segunda, la de la reforma del Poder Judicial, y porque fue pactada con el PP para renovar el CGPJ. Tercera, la de paridad, que el Ministerio de Igualdad tuvo que remendar después a través de otra ley por un fallo. Y cuarta, la reforma de la ley de antecedentes penales, también conocida como ley Txapote porque acelera la salida de prisión de medio centenar de etarras.
De las cinco leyes ordinarias aprobadas por las Cortes, la única con enjundia es la ley ELA. Las otras cuatro son sobre las enseñanzas artísticas; la de agentes forestales y medioambientales; la de bomberos forestales; y una para la creación de una Autoridad Administrativa Independiente para la investigación de accidentes aéreos, ferroviarios y marítimos.
Lo demás han sido reales decretos leyes. Siete, en concreto. Con cuatro de ellos, el Gobierno ha ido parcheando y prorrogando las medidas de ese «escudo social» que adoptó durante la crisis motivada por la guerra de Ucrania. El quinto es el de RTVE. Y los dos últimos son ayudas para los afectados por la DANA.
¿Poco? Peor sería que gobernara la derecha... siguen pensando el PNV y Junts.