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Patricia Blanquer, diputada socialista, suplicando por el voto de ERC

Patricia Blanquer, diputada socialista, suplicando por el voto de ERC

La imagen de la rendición: la diputada del PSOE, implorando el voto a ERC

El Gobierno logró pactar con ERC, Bildu y BNG, quienes condicionaron su apoyo a la extensión hasta 2025 del gravamen a las grandes energéticas

La Comisión de Hacienda del Congreso fue escenario de una insólita escena que ha generado gran revuelo político. En medio de una votación crucial para el Gobierno, la diputada socialista Patricia Blanquer imploró a los diputados de ERC que apoyaran el paquete fiscal impulsado por el Ejecutivo, gesto que simboliza la precaria situación del PSOE para sacar adelante sus iniciativas.

El Gobierno enfrentaba serios problemas para aprobar la ley de transposición de la directiva europea del tipo mínimo del 15 % a las multinacionales. Con varias enmiendas añadidas al texto, como el gravamen energético y subidas fiscales, los apoyos parlamentarios no estaban asegurados. Ante esta situación, el presidente de la Comisión, Alejandro Soler, suspendió la sesión por más de dos horas, en una controvertida decisión que dio al PSOE margen para negociar.

Finalmente, el Gobierno logró pactar con ERC, Bildu y BNG, quienes condicionaron su apoyo a la extensión hasta 2025 del gravamen a las grandes energéticas. Este compromiso, que contradice acuerdos previos del Ejecutivo con Junts para eliminar dicho impuesto, fue el punto clave que permitió reanudar la votación y evitar una derrota política.

El acuerdo también incluyó promesas como el aumento del tramo más alto del impuesto a la banca, rechazado en la Comisión pero que será sometido al Pleno el jueves, y el compromiso de destinar toda la recaudación de este tributo a las comunidades autónomas, además de su concertación con las haciendas forales.

El vídeo de Blanquer rogando por el apoyo de ERC se ha convertido en el emblema de una jornada marcada por el caos y las negociaciones a contrarreloj. Por otro lado, el PP, crítico con las enmiendas fiscales, votó en contra, dificultando aún más el panorama.

Aunque el PSOE calificó el resultado como un ejemplo de «negociación equilibrada», la escena refleja las tensiones internas de un Parlamento fragmentado donde el Ejecutivo debe maniobrar con acuerdos in extremis para garantizar su agenda legislativa.

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