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Teresa Ribera, vicepresidenta tercera, a su llegada al SenadoEFE

El PP europeo condiciona el nombramiento de Ribera a que dimita si es imputada por la DANA

Si la próxima semana el PPE aprueba la nueva Comisión Europea, quedará en manos de Ribera la decisión de dimitir

Aunque el acuerdo era total entre socialistas y populares para desbloquear el Colegio de Comisarios con Teresa Ribera incluida, las negociaciones continuaron cerca de la noche porque el PPE quería incluir un condicionante en el pacto. La que será nueva vicepresidenta de la Comisión Europea debería dimitir si fuese imputada por su gestión en la DANA de Valencia, algo a lo que ponían pegas los socialdemócratas.

Finalmente ese punto no quedó firmado, pero los populares se mantienen firmes en ello, por lo que no votarán a favor de Ribera si eso se aclara. La vicepresidenta del Gobierno se negó a comprometerse públicamente a dimitir si fuera imputada durante su comparecencia en el Congreso, como así le exigían los diputados del PP, por lo que aún queda en el aire qué ocurrirá. Si la próxima semana el PPE aprueba la nueva Comisión Europea, quedará en manos de Ribera la decisión de dimitir si tuviera que responder ante la Justicia.

Para los populares, si ese fuera el caso, Ribera se saltaría los apartados 12 y 13 del Código de Conducta de los Comisarios y tendría que dejar de lado sus funciones en Bruselas. Si no fuera así, podría ser la presidenta Von der Leyen la que le solicitara hacerlo. Ribera, además, dejará de estar aforada en España en el momento en el que asuma su nuevo trabajo en el Berlaymont, por lo que un teórico proceso judicial no sería tan complejo.

Lo que sí ha quedado firmado entre las tres grandes familias europeas es que la nueva Comisión se pondrá en marcha el 1 de diciembre con Ribera, a cambio de que los socialistas aceptaran al candidato de Meloni y al de Orbán.

Pedro Sánchez ha tenido que negociar personalmente este punto para que se diera luz verde a su candidata, faltando a sus principios de no acercarse a lo que él considera la «ultraderecha», sobre la que había fomentado un cordón sanitario. Fuentes populares en Bruselas indican que los socialistas franceses, italianos y alemanes han descubierto ahora la «catadura moral de un Sánchez indigno» al que no le importa ni España ni Europa, sino sus propios intereses.