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Ilustración Aldama

Aldama, «el perro» que mordió a Sánchez

De Aldama, conocido por sus compinches como «el gomina», aunque los hay que le llaman «el perro», ha decidido que la trena no es para él (o no solo para él)

El juez Santiago Pedraz encarceló a Víctor Gonzalo de Aldama Delgado (Madrid, 46 años) hace mes y medio. Lo hizo por su implicación en el fraude de más de 182 millones de euros en el pago del IVA en el sector de los hidrocarburos. En la cárcel de Soto del Real ha compartido módulo con su socio Claudio Rivas, y ha sido objeto de amenazas por parte de algún interno. Allí contrató a José Antonio Choclán, el juez que encausó a Mario Conde, hoy devenido en penalista especializado en acuerdos con la Fiscalía Anticorrupción.

De Aldama, conocido por sus compinches como «el gomina», aunque los hay que le llaman «el perro», ha decidido que la trena no es para él (o no solo para él). Ya le dijo a su examigo José Luis Ábalos, en un mensaje que publicó El Debate, que si seguía haciendo declaraciones a los medios en las que aseguraba que casi no se conocían, «dímelo a la cara y resuelvo esto en un segundo», que habría consecuencias. Necesitó algo más de un segundo, casi dos horas, para arreglarlo y de paso poner en jaque al Gobierno socialista. Lo hizo el jueves ante el juez y el fiscal Luis Pastor, que lleva el caso hidrocarburos, pero también el de Koldo.

El conseguidor pidió rajar del sumario que, según su testimonio, salpica de mordidas, sobornos y cohechos a seis ministros y a la cúpula entera del PSOE. A las pocas horas, salió de prisión. El juez y el Ministerio Público le creyeron. Y a las puertas de Soto del Real arremetió contra el presidente del Gobierno, al que tildó de «mitómano», dijo que «tiene alzhéimer» y advirtió que «va a tener pruebas de todo lo que he dicho». La UCO está en ello.

Salió de prisión camino de su nueva vida, ya que acaba de separarse de su mujer Patricia Ramos, con la que tiene una niña de seis años, y el conseguidor estrena nueva relación con otra pareja. Su exmujer también está investigada por blanqueo de capitales, ya que la Guardia Civil la considera clave en la trama corrupta. Es a ella a la que Aldama, según consta en la investigación, le traslada 730.000 euros de las comisiones obtenidas con la venta de mascarillas al Gobierno Sánchez. Desde ahora el colaborador de la Fiscalía Anticorrupción podrá montarse en su Ferrari Portofino negro, que no ha sido requisado porque está a nombre de una empresa ajena a la trama.

Fue en el año 2018 cuando el llamado «nexo corruptor» conoció a Koldo García, asesor del entonces ministro Ábalos. Acudió a un bar con su hermano Rubén, que había sido escolta en ese Departamento y hoy sigue en la policía, aunque en tareas administrativas, y se toparon con Koldo. Se cayeron bien. Tanto que sus reuniones empezaron a ser frecuentes. Ya solo quedaba que el ministro de Transportes se uniera a la pandi, a «los tres mosqueteros» que completaban con Santos Cerdán, hoy acusado de recibir mordidas de 15.000 euros.

Víctor de Aldama, centro, saliendo de la cárcel de Soto del RealEFE

Pasados unos meses, Aldama ya había escalado a la cumbre. Hasta fue invitado con pase vip a la presentación de Pepu Hernández, el entrenador de Sánchez como candidato a las primarias al Ayuntamiento de Madrid, institución donde hizo tocar fondo al PSM. Sánchez, que ya sabía de las andanzas del comisionista por todo su Gobierno y alguno autonómico y de su proyecto de construcción de un tren en México, pidió que les presentaran.

El Mundo publicó una foto, firmada por Koldo, en la que aparecen el presidente del Gobierno y su nuevo amigo, al que negó durante meses. Aldama sostiene que esa instantánea no fue fortuita, sino buscada y tras la que Sánchez le agradeció los servicios prestados. Estaba, pues, enterado de sus actividades, que irían in crescendo, sobre todo cuando llegó la pandemia y se encargó de suministrar mascarillas a precio de oro. Con su comisión correspondiente, hasta ahora datada en 6,7 millones de euros, y eso que la investigación solo está en fase embrionaria.

A la par, se entera de que el dictador venezolano Nicolás Maduro está enfadado por el reconocimiento de España de Juan Guaidó como presidente encargado de su país, e intercede para que Sánchez se arrodille ante su régimen, en la persona de Delcy Rodríguez, para la que organiza un viaje, con la anuencia de Moncloa, que finalmente solo se queda en una visita furtiva a Barajas, con maletas que iban y venían por la terminal, a la que acuden el propio Aldama, Koldo y Ábalos. Ni la casa en el Viso que le prepara el comisionista, ni la visita del CNI, ni el ágape que estaba programado -al que iban a acudir Ábalos, Marlaska, Ribera, Montero e Illa, junto a Sánchez-, pueden materializarse porque el Gobierno sabe que la vicedictadora venezolana tiene prohibida su entrada en suelo Schengen.

Por el protagonista de la cantada del año circuló todo: las adjudicaciones millonarias de las mascarillas, la ilegal visita de Delcy Rodríguez a España en enero de 2020, las componendas para que un 16 de julio de 2020 el Gobierno socialista rescatara a la aerolínea Air Europa con 435 millones de euros, el mismo día que su consejero delegado se veía en secreto con Begoña Gómez, y el propio Aldama y Koldo visitaron con nocturnidad el Ministerio de Transportes. Pero es que Aldama también se encargó de pagar el alquiler -con testaferros de por medio- de un ático de la pareja de Ábalos en la Plaza de España por valor de 2.900 euros mensuales y costeó el chale de veraneo de la familia del ministro en Sotogrande en 2021, además de los tratamientos capilares y de fertilidad de miembros de la familia de Koldo.

A Aldama, licenciado en Derecho, siempre le gustó el dinero público y el acceso a los políticos; llegó a ser cónsul de Georgia, se infiltró en la Guardia Civil y fue condecorado con la Medalla al Mérito (a pesar de que Marlaska lo negó). Ahora su gran obra es abrir en canal al Gobierno de España. A la espera de que demuestre lo que dice, Sánchez tensa la mandíbula y se querella contra él, como hizo en el caso Begoña, y manda a todos los ministros a decir que el conseguidor es un nuevo «pequeño Nicolás». Pero los que saben del caso, y la fiscalía Anticorrupción está entre ellos, tienen claro que Aldama no es ni pequeño ni Nicolás. La UCO ya está volcando toda la información que demostrará que lo de la cantada del comisionista es solo para calentar la voz, la obertura de «La vendetta».