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Pedro Sánchez, durante su intervención en el Congreso de UGT

Pedro Sánchez, durante su intervención en el Congreso de UGTBorja Puig de la Bellacasa/ Moncloa

El tiempo apremia

Sánchez busca un giro de guion que salve el Congreso del PSOE

El presidente y su partido llevan semanas obligados a seguir la agenda que marcan los tribunales, la DANA, las exigencias de sus socios y, ahora también, el díscolo Lobato

Lo que podía salirle bien al PSOE en vísperas de su 41º Congreso Federal le está saliendo mal, y lo que podía salirle mal le está saliendo peor. Es por eso por lo que Pedro Sánchez busca contrarreloj, un giro de guion que enderece el cónclave orgánico del fin de semana y le permita recuperar la iniciativa política. El tiempo apremia.

El presidente necesita cambiar la dinámica. Porque él y su Gobierno llevan semanas yendo a rebufo, dedicados a defenderse y sin posibilidad de contraataque. Llevan semanas obligados a seguir la agenda que marcan los tribunales, la DANA, las exigencias de sus socios en materia fiscal y, ahora también, el díscolo secretario general del socialismo madrileño.

La rebelión de Juan Lobato cuando su partido remata los preparativos de la cita de Sevilla ha sido el último golpe anímico para un socialismo que, últimamente, vive de sobresalto en sobresalto. De Víctor de Aldama a José Luis Ábalos y de Álvaro García Ortiz a Óscar López. Pasando por Begoña Gómez. Este mismo martes, el abogado defensor de Gómez hizo llegar al juez Juan Carlos Peinado unos correos que prueban que María Cristina Álvarez, asesora de la Presidencia del Gobierno, hacía gestiones para la mujer de Sánchez.

El agua está anegando los bajos de la Moncloa. Porque el «núcleo corruptor» de la trama de las mascarillas señaló directamente al presidente en su declaración judicial y porque el movimiento de Lobato yendo a un notario para registrar la información que recibió en marzo de la entonces jefa de Gabinete —Pilar Sánchez Acera— del entonces jefe de Gabinete de Sánchez Óscar López— incrimina al núcleo duro de Sánchez. El líder del PSOE-M dio a entender ayer que el origen de la documentación que le pasó la Moncloa podía ser «no lícito». Es decir, venir directamente de la Fiscalía General del Estado.

El secretario general del PSOE-M, Juan Lobato

El secretario general del PSOE-M, Juan LobatoEFE

El presidente comparece este miércoles en el Congreso para dar cuenta de la gestión de su Ejecutivo en la catástrofe, después de haber enviado por delante a Ángel Víctor Torres, Margarita Robles y Teresa Ribera, que fue la última —el miércoles pasado—. Se espera que Sánchez anuncie un tercer paquete de ayudas a los damnificados que, según su equipo, será muy ambicioso, aunque no han adelantado más al respecto. El primer paquete ascendió a 10.609 millones de euros y, el segundo, a otros 3.765 millones. Ambos fueron aprobados por real decreto ley.

El Consejo de Ministros, el jueves

El líder del Ejecutivo tiene hambre y necesidad de foco y titular. Tanto es así que, esta semana, el equipo monclovita decidió posponer la reunión semanal del Consejo de Ministros del martes al jueves, para que este miércoles Sánchez pueda dar las buenas nuevas en sede parlamentaria. También hay mucha expectación por ver el tono que emplea con el Gobierno de la Comunidad Valenciana que preside Carlos Mazón, puesto que el pasado miércoles Ribera se lanzó al ataque.

Durante las cuatro semanas transcurridas desde la tragedia, Sánchez se ha cuidado mucho de no criticar la gestión de la administración valenciana ni pedir la dimisión de su presidente, con la intención de capitalizar políticamente la reconstrucción. Y consciente de que ello habría supuesto recordar a la ciudadanía que pudo haber declarado la emergencia nacional para tomar el control y no lo hizo. Según el PP nacional y Vox, por cálculo político.

En el transcurso de una intervención en el 44º Congreso Confederal de UGT, el presidente se quejó este martes de los «insultos» y «difamaciones» que están recibiendo los socialistas en los últimos días, como también del «asedio» a las sedes del PSOE. Y añadió que ya pueden cansarse, porque piensa estar «tres años más y los que vienen después».

Entretanto, el oficialismo presiona a Lobato para que dimita antes del viernes o, al menos, no acuda el viernes al Congreso Federal, después de su declaración en el Tribunal Supremo como testigo. Aunque Lobato no piensa hacer ni lo uno ni lo otro. Ferraz habló ayer por boca de la exministra Reyes Maroto, hoy portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, y del delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Francisco Martín. Ambos exigieron al líder del PSOE-M que convoque de urgencia al Comité Ejecutivo Regional y se someta a una «moción de confianza» (sic) ante el mismo.

Cualquier paso en falso de Ferraz en vísperas del cónclave de Sevilla agravaría una situación ya de por sí explosiva

La dirección del PSOE ha dejado que sea el socialismo madrileño el que presione a su líder; o, al menos, que eso parezca. Cualquier paso en falso de Ferraz en vísperas del cónclave de Sevilla agravaría una situación ya de por sí explosiva. Todos recuerdan el caso de Tomás Gómez, al que la Ejecutiva Federal del PSOE destituyó como líder del socialismo madrileño en febrero de 2015. Incluso cambió la cerradura de su despacho. Además, el Congreso del PSOE-M ha de convocarse el 5 de diciembre, inmediatamente después del Congreso Federal. Arrieritos son y en las primarias se encontrarán con Lobato.

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