La dependencia del presidente
La segunda vuelta de las primarias de ERC da al traste con el calendario de Sánchez otra vez
Los socialistas confiaban en retomar a partir de este lunes las negociaciones para la senda de estabilidad y los Presupuestos, pero la victoria insuficiente de Junqueras el sábado les ha cambiado el guion
Cada vez que uno de sus socios parlamentarios estornuda, el PSOE se constipa. Y esta vez el resfriado les va a durar más de lo deseable. Los socialistas confiaban en que ERC dejara resueltas sus primarias el fin de semana, para volver a tener un interlocutor con quien pactar la senda de estabilidad y los Presupuestos de 2025.
Sin embargo, el hecho de que la votación definitiva haya quedado para una segunda vuelta el sábado 14 de diciembre, ante la victoria insuficiente de Oriol Junqueras (necesitaba el 50 % y se quedó en el 48,4 %), ha dado al traste con el calendario de Pedro Sánchez. Otra vez. Más contratiempos que sumar a un primer cuatrimestre del curso demasiado influido por los congresos de Junts, Esquerra y también del PSOE.
En el Gobierno esperaban reactivar las negociaciones sobre los objetivos de déficit y deuda, el paso previo a los Presupuestos, esta misma semana. Justo después de su 41º Congreso Federal y del de ERC, que se celebró el sábado. Pero ahora tendrán que esperar al menos otras dos semanas, porque Junqueras está en campaña interna y no quiere hacer ningún acercamiento a Sánchez que favorezca a su rival en la batalla final, Xavier Godàs. Este último obtuvo el sábado 13 puntos menos, el 35,3 % de los votos. Sin embargo, aún hay partido para él, si logra convencer a la candidata que quedó apeada en la primera vuelta, Helena Solà, y a sus partidarios.
Conclusión: en el Gobierno ya iban tarde antes de este nuevo obstáculo y ahora, tardísimo. No obstante, desde el Ejecutivo confían en que ERC vuelva al redil una vez que pase su proceso de primarias. También señalan que, aunque Junqueras perdiera en segunda vuelta, su alianza con Esquerra no correría peligro en Madrid. «Está en juego el liderazgo de Esquerra, pero no su apoyo al Gobierno. En ningún caso hemos escuchado al otro candidato decir que vaya a dejar de apoyar a Sánchez», aclara un ministro.
Al fin y al cabo, ERC y Bildu juegan en esta legislatura con las cartas marcadas: el Ejecutivo sabe que la izquierda independentista catalana y vasca jamás se arriesgaría a que Sánchez cayera y abrir el camino a la Moncloa a Alberto Núñez Feijóo.
La de la senda de estabilidad es una negociación endiablada para María Jesús Montero, cuando la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda aún no se ha recuperado de la negociación del paquete fiscal del Gobierno. Esta última fue una operación kafkiana que a punto estuvo de estallar a los socialistas en las manos: se comprometieron con Junts y el PNV a eliminar el impuesto a las energéticas y, después, prometieron a ERC, Bildu, Podemos y el BNG que lo mantendrán. Vía proposición de ley de los grupos parlamentarios o, a las malas, por real decreto ley del Consejo de Ministros (que luego el Pleno tendría que convalidar por mayoría simple).
En septiembre, el Ministerio de Hacienda elevó al Consejo de Ministros los mismos objetivos de deuda y déficit públicos que los que el PP, Junts y Vox ya habían rechazado en el Congreso en julio. Cuando Montero quiso llevarlos a votación en la Cámara Baja, comprobó que no tenía apoyos. Qué hizo: dio marcha atrás y los sacó de la tramitación parlamentaria, con la voluntad de presentar unos nuevos. Junts pidió un reparto de déficit equitativo por tercios entre el Estado, las comunidades y los ayuntamientos. La vicepresidenta lo rechazó y hasta hoy.
La realidad es que España va directa a una prórroga automática de los Presupuestos de 2023 cuando acabe diciembre. Unas cuentas que han estado en vigor dos ejercicios, pese a provenir de la anterior legislatura, cuando la estructura ministerial no era la misma. Por ejemplo, no existía el Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública, que Sánchez creó al comienzo de la legislatura a modo de sala de espera para José Luis Escrivá; hasta que acabara el mandato del anterior gobernador del Banco de España y fuera designado.
Y la segunda realidad es que tampoco hay certezas de que, allá por marzo o abril, el Ejecutivo vaya a conseguir aprobar los Presupuestos de 2025.