Política exterior Sánchez elogiaba en público a Edmundo González mientras pedía el plácet en privado a Maduro
El Gobierno se apresuró a renovar al embajador para tener nombrado a uno afín al régimen antes del 10 de enero, cuando debe producirse el relevo democrático
«edmundo González es un héroe al que España no va a abandonar». Pedro Sánchez hizo esta manifestación el pasado 7 de septiembre en el Comité Federal del PSOE y, cinco días después, le recibía ante las cámaras de televisión en el Palacio de La Moncloa: «España sigue trabajando en favor de la democracia, el diálogo y los derechos fundamentales del pueblo hermano de Venezuela», afirmaba en su cuenta de X.
Eso era lo que Sánchez decía en público, pero, en privado, las gestiones de su Gobierno iban en sentido contrario, como se ha podido comprobar esta semana. Mientras el presidente elogiaba a Edmundo González, presidente electo de Venezuela, el Gobierno buscaba un diplomático de la órbita de Nicolás Maduro y pedía al régimen su plácet para nombrarle embajador de España en Caracas.
Legitimar el régimen
Y lo hacía con prisas, pero no porque hubiera urgencia de renovar al actual embajador en Caracas, Ramón Santos, que cumplirá 70 años el próximo mes de junio y podría prolongar aún más su permanencia, como ha ocurrido en otros casos; sino para resolver el relevo antes del 10 de enero. Ese día, Nicolás Maduro está obligado a traspasar el poder al ganador de las elecciones del 28 de julio, que fue Edmundo González, por abrumadora mayoría.
Después de esa fecha, cualquier gestión diplomática de España con el Gobierno de Maduro supondría reconocer su legitimidad, y eso pondría a Sánchez en el punto de mira de la Unión Europea y de todas las democracias que han reconocido a Edmundo González como presidente electo de Venezuela.
El plácet de un gobierno saliente
Por esa razón, España se ha apresurado en nombrar a Álvaro Albacete, un diplomático sin experiencia pero afín a la extrema izquierda, como embajador en Caracas. Sin embargo, la forma en la que ha actuado el Gobierno de Sánchez distorsiona el sentido del plácet.
El objetivo de este procedimiento es asegurarse de antemano de que la persona que se propone como embajador cuenta con el asentimiento del Estado receptor. Por lo tanto, hacer esta gestión con un Gobierno en funciones que debería abandonar el poder supone un desprecio a lo que han expresado los venezolanos mayoritariamente en las urnas, que ha sido un cambio.
Presentar las cartas
Ahora, aún queda pendiente que el nuevo embajador presente sus cartas credenciales a Maduro, algo que ambos países tratarán de hacer antes del 10 de enero, la fecha en la que debería producirse el relevo, para evitar situar al Gobierno de Sánchez en una situación más incómoda aún ante la mirada de los países democráticos.
Las cartas credenciales de los embajadores españoles acreditados en el extranjero las firma el Rey por mandato constitucional, pero es el Gobierno es el que elige a los representantes.
Retirar un embajador
Si finalmente la democracia se impone y Edmundo González consigue ser proclamado presidente de Venezuela el próximo 10 de enero, el nuevo mandatario puede pedir la retirada del embajador afín a Maduro, si lo considera persona non grata, y exigir que el Gobierno de España le pida el plácet antes de enviar un nuevo representante, según la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961.