Corrupción
Ábalos declara en el Supremo entre la pared del aforamiento y la espada del 'chaletazo', los pisos y 2 millones en mordidas
El ex ministro de Transportes se siente este jueves frente al juez instructor del caso, Leopoldo López, tras instar una comparecencia voluntaria que, durante unas horas, estuvo a punto de irse al traste
Apartir de las 10.00 horas, en el Supremo y con el colchón que le proporciona, todavía el aforamiento en su condición de diputado. El exministro de Transportes José Luis Ábalos declarará este jueves, a petición propia, para «desmontar las mentiras» que, de acuerdo con su versión, ha vertido sobre él Víctor de Aldama, el presunto cabecilla de la «organización criminal» del 'caso Koldo'.
Ábalos comparece en el Alto Tribunal con la intención de desmentir, también, las conclusiones recogidas en el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en el que se le atribuyó una «responsabilidad directa» en la adjudicación de contratos de compraventa irregular de material sanitario, en pandemia, a las empresas de la supuesta trama.
Cabe recordar que, en su dictamen, los agentes hicieron referencia expresa a un mensaje que el asesor y hombre de confianza de Ábalos, Koldo García Izaguirre, quien fue detenido en febrero de este año, envió a Aldama -«nexo corruptor» del 'tinglado' con la administración estatal- para pedirle: «Lo que sea, me dice Jose» [Luis Ábalos], «pero que estén las mascarillas», retransmitiendo Koldo «instrucciones directas de Ábalos sobre la contratación».
Así las cosas, el que fuera hombre de confianza de Pedro Sánchez en el Gobierno y su número dos en el PSOE, como secretario de organización del partido, tendrá que explicar, una a una, las gratificaciones que, de acuerdo con la documentación aportada por el propio Aldama, y los indicios recabados por la Guardia Civil, le habrían llevado a disfrutar de un 'chaletazo' en Cádiz, con piano para su hija; a plantearse la compra de un piso en Castellana, el pleno centro de Madrid, valorado en 1,9 millones de euros, como «garantía» de los pagos que una serie de constructoras le harían en un futuro a cambio de contratos «preadjudicados» de obra pública; a que su amiga «especial», Jessica, viviese durante dos años en otro presuntamente pagado por la trama en la Plaza de España; o, haber percibido hasta 2 millones de euros en concepto de 'mordidas'.
En este contexto, la declaración voluntaria tendrá lugar hoy, con el colchón que le proporciona su aforamiento como diputado. Aunque en un principio Ábalos trasladó al Supremo su interés por comparecer para contestar a las preguntas del juez y las partes, poco después pidió aplazar el interrogatorio alegando que, al haber recibido toda la documentación el pasado día 5, no había tenido tiempo suficiente para estudiarse todo lo investigado.
Sin embargo, el magistrado Leopoldo Puente rechazó su intento de postergar la fecha, suspendió la citación y le advirtió de que enviaría el suplicatorio al Congreso para poder interrogarle. Ante el escenario de una imputación formal, el exministro aceptó comparecer en la fecha prevista, este jueves, una semana antes de las y el instructor volvió a fijar su cita.
Con «ganas de declarar»
Este miércoles, un día antes de la citación, el propio Ábalos aseguraba a la prensa a su salida del Congreso: «Tengo ganas de declarar». Y lo hará ante un grupo muy reducido de personas, tras la decisión del juez de adjudicar al PP la dirección letrada de todas las acusaciones populares (en las que, también están Vox, Manos Limpias, Liberum, Hazte Oír, ADADE e Iustitia Europa). Una resolución que no ha gustado a todos pero que el instructor ha justificado en la necesidad de garantizar el proceso y evitar «dilaciones indebidas» en el mismo.
El entorno de Ábalos asegura que el exministro tratará de ir «desmontado las mentiras de De Aldama», sobre su relación profesional, el estatus del empresario en el Ministerio al que accedía «como por su casa» o el relato patrimonial del empresario tanto en su declaración del pasado 21 de noviembre como en el escrito que presentó el pasado 4 de diciembre ante el Supremo.
«¿Entonces aproximadamente usted cifra en 250.000 euros las cantidades que hubiera podido percibir el señor Ábalos?», le preguntó el fiscal del caso, a lo que el empresario contestó de forma tajante que no se trataba de una aproximación. «No. 250.000 euros que percibió el señor Ábalos. Que percibió», precisó Aldama.
En contra de la Fiscalía
No en vano, y según apuntan algunas fuentes próximas al caso, Ábalos también tratará de cuestionar la exposición razonada del juez Ismael Moreno, instructor del caso en la Audiencia Nacional, que originó que el Supremo asumiera la investigación contra él, y objetará el informe del fiscal Luis Pastor en el que se pidió, igualmente, que el Alto Tribunal asumiera el caso.
Según la exposición razonada que recibió el Supremo del juez Ismael Moreno desde la Audiencia Nacional, De Aldama sería la persona que –a través de determinados pagos y aprovechando su influencia sobre Koldo y Ábalos– «habría logrado para sí o para terceros y con beneficio económico propio, la adjudicación de determinados contratos, fundamentalmente con las entidades Puertos del Estado y ADIF, pero también con otras administraciones o entidades a ella vinculadas».
Con toda probabilidad, el todavía diputado intentará, al mismo tiempo, desvirtuar el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que le asignaba un papel protagonista o relevante en la causa.
Los agentes de la Benemérita señalaron que había indicios de que Ábalos tuvo un «papel relevante y de responsabilidad en su relación directa con Koldo, De Aldama y la organización criminal dinamizada por este último». Y aseguraron que habían «hallado una relación de carácter económico entre De Aldama y Koldo-Ábalos», por lo que propusieron al juez de la Audiencia Nacional «investigar qué relación tendría el exministro» con dicha organización criminal y los hechos investigados.
Unas conclusiones que, ya el pasado mes de octubre, Ábalos cuestionó en su totalidad y calificó, en varios de los puntos reflejados en el dictamen, de «falsedades».