Pedro Sánchez y María Jesús Montero en una imagen de archivo en el Congreso
Batacazo del Gobierno
Junts y el PNV votan con el PP contra el impuesto a las energéticas y dinamitan la mayoría de Sánchez
Las derechas catalana y vasca se desmarcan del Gobierno y asestan un duro golpe al paquete fiscal de Montero. El Pleno pudo acabar peor de no ser porque Podemos no cumplió su amenaza
El último Pleno del año dejó una mayoría de investidura rota por completo, para desgracia del Gobierno. Junts y el PNV se aliaron con el PP para, con 183 votos a favor (también los de Vox y UPN), firmar el acta de defunción definitiva del impuesto extraordinario a las energéticas, que Pedro Sánchez se había comprometido con Podemos, Bildu, ERC y el BNG a prorrogar el año próximo. Vía decreto ley del Consejo de Ministros o proposición de ley de los grupos parlamentarios.
Podría haber sido peor. El Pleno podría haber acabado en siniestro total para el Ejecutivo si Podemos hubiera echado atrás también la Ley orgánica de medidas en materia de eficiencia de la Justicia, pero finalmente no cumplió su amenaza y el veto que traía esta ley del Senado fue levantado por el Congreso con 177 votos a favor. Los de Ione Belarra querían que el PSOE se comprometiera a derogar la enmienda a este proyecto de ley que salió adelante con el voto erróneo de Bildu y ERC: una del PNV para reformar la Ley de enjuiciamiento criminal y agilizar los desahucios de viviendas okupadas.
En el caso del impuesto a las energéticas, las derechas catalana y vasca votaron una enmienda del PP al paquete fiscal del Gobierno que los populares aprobaron en el Senado el martes, valiéndose de su mayoría absoluta. En concreto, la enmienda 54, que deroga «el establecimiento de gravámenes temporales energético y de entidades de crédito y establecimientos financieros de crédito y por la que se crea el impuesto temporal de solidaridad de las grandes fortunas, y se modifican determinadas normas tributaria».
La vicepresidenta María Jesús Montero se había mostrado convencida un día antes de que sus socios mantendrían lo que votaron la primera vez que el paquete fiscal fue al Pleno del Congreso, el pasado 22 de noviembre. Pero es que, ya entonces, el Gobierno tuvo que hacer muchos malabares para convencer a los socios de izquierdas y de derechas, prometiendo una cosa y la contraria. Tras la votación de hoy, la también ministra de Hacienda intentó quitar hierro a la derrota, señalando que el resto de las medidas sí han salido adelante.
El debate de ambos puntos del orden del día fue tenso. En el de la Ley de eficiencia de la Justicia, Podemos sacó pecho y enfadó Bildu y ERC, que tradicionalmente son sus aliados. La diputada morada Martina Velarde se regodeó en el error de la izquierda independentista vasca y catalana. «Al final siempre tiene que ser Podemos quien dé la batalla. Aun cuando no es nuestra responsabilidad lo que ha pasado», añadió.
El diputado de Bildu Jon Iñarritu recordó que «desde el primer día» están negociando con el Gobierno para revertir la enmienda antiokupas en una nueva proposición de ley de los grupos parlamentarios. Y la diputada de Esquerra Pilar Vallugera se dirigió a Podemos para matizar: «No hace falta que nos vengan a salvar».
En el del paquete fiscal, el diputado de Bildu Oskar Matute aseguró, desafiante: «El 1 de enero va a haber gravamen a la energéticas, y vamos a pelear para que ese gravamen se convierta en un impuesto a través de un proyecto de ley». Por su parte, Josep Maria Cruset, de Junts, mandó otro mensaje claro a Sánchez: «La confianza, la esencia de la política, se gana cada día y se pierde incumpliendo acuerdos. La confianza en política es la esencia para tener o no tener futuro. ¿Verdad que se entiende?». Y Belarra, por parte de Podemos, lamentó que el Ejecutivo pretenda utilizar este paquete fiscal para «resistir, aunque con respiración asistida, sin Presupuestos».