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Ana Martín

El acercamiento de Feijóo a Junts toca la fibra más sensible del PP

Para los populares, pactar con un partido liderado por un prófugo contra el que hace meses se manifestaban no es plato de gusto. La dirección del PP apuesta por el pragmatismo. Y así seguirá

Madrid Actualizada 04:30

Aznar, Ayuso, Feijóo y Martínez-Almeida en una manifestación en Sol contra la amnistíaEuropa Press

Entre el 24 de septiembre de 2023 y el 26 de mayo de 2024, el PP convocó y/o secundó más de media docena de manifestaciones multitudinarias en contra de la ley de amnistía. En ellas participaron desde Alberto Núñez Feijóo a los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy, pasando por todos los presidentes regionales del partido, la dirección nacional, diputados, eurodiputados, senadores, alcaldes… El PP y también Vox salieron a la calle de forma multitudinaria y continuada durante ocho meses, dando lugar a la mayor rebelión cívica protagonizada por la derecha desde los tiempos de la negociación del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero con ETA, entre 2005 y 2007, durante su primera legislatura.

Mariano Rajoy, Alberto Núñez Feijóo y José María Aznar, en una manifestación contra la amnistíaAFP

«Puigdemont, a prisión», corearon los participantes en todas ellas, entre otras muchas consignas en favor de la unidad de España y de la igualdad de sus ciudadanos ante la ley, consagrada en el artículo 14 de la Constitución. Apenas siete meses después de la última manifestación, el PP ha materializado en las dos últimas semanas un acercamiento a Junts que llevaba tiempo buscando y que está provocando división de opiniones y sentimientos encontrados. El sapo es muy difícil de tragar.

La semana pasada, los populares pactaron con el partido de Carles Puigdemont suprimir el impuesto del 7 % sobre el valor de la producción eléctrica. Esta semana, el gravamen temporal a las energéticas ha caído en combate parlamentario gracias a la asociación de intereses entre el PP, Vox, Junts y el PNV. Una votación que, para disgusto del Gobierno, demostró que existe una suma alternativa (fueron 183 votos) a la que llevó a Pedro Sánchez a la investidura.

La gran pregunta

La derrota parlamentaria infligida al Ejecutivo del PSOE y Sumar en el último Pleno del año en el Congreso ha aflorado un debate complicado de lidiar para el PP: ¿Se puede pactar con el partido de un prófugo de la Justicia, enemigo declarado de la nación española y autor del mayor golpe al orden constitucional desde el 23-F?, ¿no se puede pactar nada, se puede pactar un poco o se puede pactar casi todo?

En la dirección nacional del PP esgrimen con pragmatismo que no hay nada malo en ponerse de acuerdo con Junts en políticas que beneficien a los españoles, especialmente en el área económica, donde Junts tiene más en común con el PP que con el PSOE. Y destacan que las votaciones que sacaron adelante juntos en el Pleno del jueves han ahorrado a los españoles 6.500 millones de euros en impuestos en 2025, unos 350 euros por familia. Importa el qué, no el con quién, según esta teoría, de la que siempre excluyen a Bildu.

Ayuso y Moreno representan dos corrientes de opinión distintas en el PP

A raíz de que Feijóo se ofreciera a Junts y el PNV para plantear una moción de censura contra Sánchez y de ese notorio acercamiento al independentismo catalán, los principales barones del partido se han pronunciado en los últimos días sobre la conveniencia de contribuir indirectamente a la rehabilitación política de Puigdemont.

Isabel Díaz Ayuso y Juanma Moreno representan las dos principales corrientes de opinión dentro del PP: la presidenta madrileña sostiene que con Junts no quiere «nada» porque el nacionalismo es «lo más tóxico que hay para la convivencia». Por el contrario, el andaluz, por su parte, es partidario de mantener «las mejores relaciones» con las «formaciones políticas democráticas», incluido Junts.

«El catalanismo moderado existió siempre y ayudó a la gobernabilidad a derecha y a izquierda para centrar la política. Hasta que enloquecieron y todo saltó por los aires. Sánchez los utilizó y el PP es y será fiel a la Constitución y a nuestros principios y valores. Existe una pelea en ese catalanismo moderado que quiere cargarse a Puigdemont y volver a los años 80-90. Puigdemont morirá políticamente y habrá que normalizar ese camino», afirma un tercer barón regional, que introduce ese otro elemento: el PP anhela que Junts vuelva a ser CiU, pero de momento no hay visos de ello. De hecho, Puigdemont fue aclamado líder de Junts en el Congreso que el partido celebró a finales de octubre.

Intervención telemática de Carles Puigdemont en el Congreso de JuntsEuropa Press

Las distintas opiniones

«Políticamente, la amnistía es agua pasada. El PNV no va a abandonar a Sánchez porque en el País Vasco gobierna gracias a él, y si hace tonterías sabe que Sánchez puede cambiarlo por Bildu. Así que nos queda Junts. No es plato de gusto, pero no tenemos otra que entendernos con ellos», opina un veterano diputado. «Hemos llamado a Puigdemont de todo hasta antes de ayer: traidor, golpista… y ahora parece que mendigamos sus votos. Es difícil de entender para nuestra gente, ya no digamos de defender», rebate otro.

Un tercero expone una reflexión que, según él, ya rumia Junts. «De Sánchez no pueden sacar mucho más. Las competencias en inmigración solo las piden para que no se las den, no les interesan en absoluto, y así con otras cosas. Y lo que saquen en inversiones lo va a capitalizar Illa, que es quien gobierna en Cataluña, no ellos. Necesitan volver a crecer electoralmente y diferenciarse de Esquerra. Ahí pueden llegar a la conclusión de que les iría mejor contra un Gobierno del PP que con un Gobierno del PSOE».

Cualquier entente entre el PP y Junts siempre ha encontrado la oposición frontal del combativo —y no siempre alineado con las tesis de la dirección nacional— presidente del PP de Cataluña. Alejandro Fernández irrumpió el viernes en el debate para advertir a Feijóo: «Puigdemont es material tóxico y radioactivo. A Junts no hay que darle la llave de la política española, hay que quitársela», señaló en una entrevista a Europa Press. Pero incluso Fernández empezó a introducir matices: «Si es para bajar un impuesto a la ciudadanía, pues que se sumen si quieren».

En Génova 13 ya adelantan que van a seguir por este camino. Porque la vía de los pactos es la única posible —argumentan— y porque saben lo mucho que molesta al Gobierno que le roben un socio. «Estaban acostumbrados a jugar solo ellos y ahora que jugamos también nosotros están enfadados. Lógico», señala un miembro de la cúpula popular en alusión a los socialistas.