La enésima mentira de Sánchez: prometió traer a Puigdemont ante la Justicia y ahora se reunirá con él
El presidente del Gobierno intenta calmar al prófugo de la Justicia y poner fin a los acercamientos interesados de Junts al PP
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha pasado de querer sentar a Carles Puigdemont en el banquillo de los acusados a decir que no tiene ningún problema en reunirse con él. El anuncio del encuentro, aún sin fecha ni lugar, es la última cesión de Sánchez al prófugo de la Justicia que le mantiene en el poder. Esta es la historia de cómo ha ido cambiando la relación del presidente del Gobierno con el fugado líder separatista:
Sánchez se comprometió el 5 de noviembre de 2019, en plena campaña electoral, a traer a España al prófugo Carles Puigdemont para que rindiera cuentas ante la Justicia. Faltaban pocos días para las elecciones generales y Sánchez prometía entonces lo que fuera necesario para captar votos.
«A usted se le fugó Puigdemont», espetó Sánchez al entonces líder de la oposición, Pablo Casado, en el debate electoral que se retransmitió por TVE. «Y yo me comprometo hoy y aquí a traerlo de vuelta a España y a que rinda cuentas ante la justicia española», añadió.
«Nadie está por encima de la Justicia»
Al día siguiente, en una entrevista en RNE, se le preguntó cómo iba a conseguir que Puigdemont respondiera ante la Justicia y respondió con una pregunta: «¿La Fiscalía de quién depende?» Del Ejecutivo, le contestó el presentador de Las Mañanas de RNE, Íñigo Alfonso, y Sánchez agregó: «Pues ya está». Y volvió a insistir en que Puigdemont sería juzgado: «Espero que más pronto que tarde el señor Puigdemont pueda rendir cuentas ante la Justicia española».
«Nadie está por encima de la Justicia», afirmó en su cuenta de Twitter para reafirmar el mensaje que entonces le interesaba. Y añadió: «Puigdemont es un prófugo de la Justicia. Trabajaremos para que el sistema judicial español, con todas sus garantías, pueda juzgarlo con imparcialidad. La Fiscalía cuenta con el respaldo del Gobierno en la defensa de la Ley y del interés general».
De prófugo a socio
Cuatro años después, tras las elecciones de 2023, Sánchez pasó a depender de los siete votos del prófugo de la Justicia para permanecer en La Moncloa. Ya no se trataba de traer a Puigdemont ante la Justicia española sino de borrarle los delitos. Pero, a pesar de aprobar una ley de Amnistía a su medida, el Tribunal Supremo estableció que el delito de malversación no era amnistiable y Puigdemont se quedó fuera de la medida.
Fue entonces cuando el prófugo de la Justicia se sintió engañado por Sánchez y empezó a pedir gestos al presidente del Gobierno. Ya no bastaba con enviar al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, a visitarle en Waterloo para contar con su apoyo incondicional.
Escalada de exigencias
Las exigencias de Puigdemont han tocado techo este mes de diciembre. Primero exigió a Sánchez que se sometiera a una cuestión de confianza y advirtió de que no hacerlo podría suponer el «colapso» de la legislatura. «Si no cambian mucho las cosas, no podemos dar apoyo al Gobierno», se quejaba el prófugo. «No puedo negar la evidencia, estamos en un punto donde no podemos estar», insistía.
Y como Sánchez descartó someterse a la cuestión de confianza, Puigdemont le retó a convocar elecciones si no era capaz de sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado.
Presión en el Parlamento
Y, mientras tanto, el partido separatista enseñaba las uñas en el Congreso de los Diputados y presionaba al Gobierno con acercamientos al PP que han puesto muy nervioso a Sánchez. Si hace 15 días, PP y Junts acordaron suprimir el impuesto del 7 % sobre el valor de la producción eléctrica, la pasada semana, PP, Vox, Junts y el PNV derogaron el gravamen temporal a las energéticas.
«Lo que hubo es una coincidencia puntual del PNV, Junts con el Partido Popular en el tema del impuesto a las energéticas", explicaba el portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Patxi López, intentando restar importancia a la vía de agua abierta entre los socios del Gobierno y tratando de «acercar posiciones» de nuevo.
Para tratar de calmar los nervios de Puigdemont y, sobre todo, de garantizarse sus apoyos, el presidente del Gobierno ha dado este lunes un paso más: «Yo no tengo ningún problema, no sé cuándo me reuniré, pero evidentemente me reuniré con los líderes de ERC como de Junts». Esta es la última cesión, de momento, de Sánchez ante el partido separatista que le sostiene en el poder.