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El presidente del Gobierno y el nuevo secretario de Estado de Comunicación, Ion Antolín

El presidente del Gobierno y el efímero secretario de Estado de Comunicación, Ion Antolín

El perfil

Tocata y fuga de Ion Antolín

«Aduce motivos de salud. Ojalá no sean graves. Lo que sí es grave es que su nombre apareciera señalado hace unos días en el informe de 32 folios que la UCO remitió al Tribunal Supremo»

Ion Antolín Llorente (Valladolid, 47 años) ha durado menos tiempo en el núcleo duro monclovita que Máximo Huerta, que se fue a los 47 días de haber sido nombrado ministro de Cultura. De forma sorprendente, Ion se marcha tras haber sido designado el 3 de diciembre secretario de Estado de Comunicación, pasando directamente de la jefatura de prensa de Ferraz a la del Gobierno. Aduce motivos de salud. Ojalá no sean graves. Lo que sí es grave es que su nombre apareciera señalado hace unos días en el informe de 32 folios que la UCO remitió al Tribunal Supremo sobre el teléfono del exlíder socialista madrileño, Juan Lobato. Los investigadores sostienen que es uno de los cargos públicos que conocían la filtración sobre el novio de Ayuso antes de que se publicase. Y es que, a juicio de la Guardia Civil, «tenía conocimiento del email previamente a ser difundido en ningún medio». Antolín es uno de los cinco próximos a Sánchez que estaban en la pomada, además del fiscal general del Estado, imputado y reputado experto en borrar información del móvil. El ya fugaz secretario de Estado deja su flamante puesto, tan solo veinte días después de asumirlo, con un halo de sospecha.

Su cuerpo, ha justificado en las redes sociales, le ha dicho «para». No paró aquel día de marzo cuando Juan Lobato compartió con el director de gabinete de su grupo en la Asamblea sus temores a difundir el correo original sobre González Amador antes de que se filtrara a la prensa. «No puede ser», dijo Lobato sobre esas órdenes que recibía de Moncloa. Y la respuesta que le dio su interlocutor es que a él también le había escrito Antolín, desde Ferraz, con la misma indicación.

Ion Antolín, director de comunicación del PSOE

Ion AntolínPSOE

Ya se sabe que para Pedro Sánchez la lealtad se traduce en adhesión norcoreana que, normalmente, exige mandar a paseo cualquier escrúpulo, cualquier límite moral e institucional. En un Gobierno en el que una fontanera de Presidencia le conmina al líder socialista madrileño a que llame «mentirosa salvaje» y acuse de «corrupción a lo bestia» a su rival política, mostrando un documento reservado, no extrañó a primeros de diciembre que del partido Antolín pasase al Ejecutivo sin solución de continuidad. La institucionalidad, a paseo.

Antolín era y es uno de sus más fieles colaboradores de Pedro Sánchez; se trata de un experimentado periodista que ha trabajado en distintos medios españoles, desde El Plural a El Norte de Castilla, ha sido jefe de prensa de la Universidad Camilo José Cela, ha pasado por Texas y se ha especializado en campañas electorales. Desde 2022 hasta hace veinte días gestionaba la comunicación del PSOE, en cuya sede parece que pululaba con libertad un tal Víctor de Aldama.

Después de Miguel Ángel Oliver, hoy presidente de EFE, y de Francesc Vallés, al que sustituyó en la Secretaría de Estado, Antolín estaba destinado a culminar la fusión entre partido y Gobierno. Él escoltó a Begoña Gómez cuando, imputada por cuatro delitos, le tocó acudir a los juzgados de plaza de Castilla o a la Asamblea. Allí estuvo Antolín para demostrar, de nuevo, que la esposa del presidente es material sensible. Como si de Begoña Ceaucescu se tratara, el partido siempre ha de blindar a la esposa del presidente. Es parte del patrimonio socialista.

El cargo ya dimitido tiene un largo historial de controversias en las redes sociales. Con Risto Mejide se las tuvo tiesas cuando hace unos meses se enfadó mucho porque el programa Todo es mentira emitió datos personales de José Luis Ábalos, al que hoy, a buen seguro, no protegería tanto. Pero entonces, escribió un tuit en el que amenazaba al equipo de ese programa de Cuatro de que «como comprenderéis, no vais a tener a nadie del PSOE mientras de mí dependa». Y no fue su única amenaza inquietante. Hace unos meses, un periodista escribió en X un comentario en el que comparaba a Óscar Puente con Luis Rubiales, y el secretario de Estado a la fuga ordenaba taxativamente: «borra esto inmediatamente». Y como no le gusta que la antigua twitter esté en manos de un amigo de Donald Trump, se cambió de red social. A él se le atribuye también la emisión de una imagen falsa con manifestantes en actitudes violentas generada por inteligencia artificial en las protestas contra la ley de amnistía en la calle Ferraz, donde él trabajaba. Cómo olvidar cuando Antolín negó que la foto de su jefe directo, Santos Cerdán, con Puigdemont en Bruselas, debajo de una imagen con una urna el 1 de octubre de 2017, fuera real. Luego se comprobó que era más real que la que en breve se producirá entre el jefe del Gobierno y el fugado.

Ahora Ion Antolín se va y toca desearle que se recupere pronto. Falta saber si la larga sombra del móvil de Juan Lobato no le devolverá a la actualidad en breve.

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