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María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)EP

Investigación

La directora del Centro contra el Cáncer tiene 21 asesores que cuestan más de un millón al año equivalentes a dos grupos de investigación

María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, cuenta con un gabinete conformado por más de una veintena de asesores. Tal y como explican a El Debate fuentes internas de la institución, el gasto de estos trabajadores asciende a un millón de euros al año. Al mismo tiempo, esta cifra es equivalente al coste de dos grupos de investigación científica para asuntos oncológicos. La directora del Centro se niega a dimitir alegando que cuenta con el apoyo del Gobierno a pesar de las polémicas por la compra de arte con dinero público o el cobro de un sobresueldo en paralelo a su nómina.

El Debate ha tenido acceso a un documento elaborado por los sindicatos del Centro donde señalan que el gasto en el personal que trabaja para Blasco se ha multiplicado en los últimos años. Ha pasado de estar conformado por un grupo de cinco personas a superar los veinte. En estos momentos, en concreto, el gabinete de la directora del Centro cuenta con 21 asesores. De la misma manera, estos trabajadores sostienen que «un cálculo somero indica que una reorganización racional podría ahorrar al CNIO más de un millón de euros al año». Al mismo tiempo comparan el gasto que se está produciendo con lo que se podría hacer con ese dinero.

«Con este ahorro se podrían contratar al menos dos nuevos grupos senior de investigación en cáncer», añaden. Ahora, estos trabajadores explican que de abrirse diligencias contra Blasco este será uno de los puntos que tendrá que explicar en sede judicial. Como publicó este periódico, el sindicato Manos Limpias denunció la semana pasada a Blasco por malversación de fondos públicos, estafa y apropiación indebida. Si bien en la denuncia tan sólo se mencionan las irregularidades financieras derivadas del desvío de fondos para la compra de arte, «un abuso de contratación de personal no justificada también podría acarrear que Blasco tuviera que dar explicaciones en un tribunal», explican los sindicatos.

En la denuncia contra Blasco también se pide a Su Señoría que sea investigada por el cobro de un sobresueldo en paralelo a su nómina. La directora del Centro tiene un salario de 230.000 euros al año, de los más altos de la administración pública, y sin embargo, desde hace cinco años cobra un extra de 30.000 euros más. Estos sobresueldos coinciden con la compra de Blasco de dos casas al contado en Galicia.

Incluyó a su pareja

Las dos viviendas fueron compradas el pasado 10 de julio de 2023 y están ubicadas en el municipio costero de Carnota, en La Coruña. La primera de ellas se encuentra en la parroquia de Sofán, cuenta con dos plantas y tiene una superficie de 443 metros cuadrados. La segunda está en la parroquia de Caldebarcos, a diez minutos en coche de la vivienda anterior, y dispone de una superficie de 211 metros cuadrados, a los que se suma la parcela de al lado, de 268 metros cuadrados, que cuenta con un huerto de 156 metros cuadrados, dos hórreos, un patio y una amplia zona con varias plazas de garaje.

Estas compras las llevó a cabo junto a su pareja, la activista Ruth Toledano, que aparece como propietaria al 50% de los dos inmuebles. Por último, el sindicato pide que también se investigue el convenio que el CNIO firmó con la Fundación Franz Weber, dedicada a la limitación del uso de animales en las investigaciones médicas, para entrar en un programa de 2,4 millones de euros. Dentro de esta fundación trabaja Toledano y para el sindicato esta contratación «es una ilegalidad».

En paralelo a estos hechos, este periódico ha desvelado que desde que comenzaron las irregularidades de Blasco al frente del Centro se ha marchado como protesta un equipo de siete científicos de prestigio internacional como consecuencia del abandono de las instalaciones, la falta de material para poder llevar a cabo nuevas investigaciones y la ausencia de fondos económicos para poder contratar a personal especializado. Desde entonces, según explican varios trabajadores a este periódico, «los problemas en el Centro no han hecho más que acumularse, afectando no solo a la calidad de las investigaciones sino también al prestigio de una institución que, hasta ahora, era un modelo a seguir en Europa».

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