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Yolanda Díaz junto a Irene Montero

Yolanda Díaz junto a Irene Montero, el día que el Congreso aprobó la reforma de la ley del 'solo sí es sí'Europa Press

Un daño irreversible

La declaración de Errejón desmonta el gran engaño del 'solo sí es sí'

El testimonio del que fuera portavoz de Sumar ante el juez que instruye su caso, conocido este lunes, es una oda a la incoherencia de la izquierda en un asunto medular de su discurso

El portavoz de Sumar tenía rueda de prensa en la sede del partido, como casi cada lunes. Para entonces ya circulaba por todas las portadas la declaración de Íñigo Errejón ante el juez del pasado jueves. Sin embargo, Ernest Urtasun ignoró el asunto por completo, como que no existiera. Y prefirió quejarse de la indemnización que va a cobrar José María Álvarez-Pallete por su salida de Telefónica.

El testimonio del que hasta el pasado mes de octubre fue el portavoz de Sumar es una oda a la incoherencia de la izquierda en un asunto medular de su discurso, porque cuestiona que la mujer siempre diga la verdad. Y ha dado el golpe de gracia a la calamitosa ley del ‘solo sí es sí’, que ya en su día tuvo que ser reformada para detener la rebaja de condenas a agresores sexuales que ocasionó durante meses. Aun este lunes, su autora y exministra de Igualdad, Irene Montero, la defendía así en X: «Solo sí es sí significa que es él quien debe asegurarse de que hay consentimiento. Exigir a las mujeres resistencia expresa —asumiendo que solo hay agresión si hay violencia o intimidación— es cultura de la violación y un prejuicio de la justicia patriarcal. No demos pasos atrás».

«A un servidor público, y de un partido de una ideología feminista, hay que exigirle ejemplaridad y coherencia», señaló hace unos días la sucesora de Montero en Igualdad, la socialista Ana Redondo. «Si no hay consentimiento, no hay una relación sexual libre y, por tanto, hay agresión», añadió.

Errejón se puso delante del juez Adolfo Carretero y renegó de la ley del ‘solo sí es sí’, que da presunción de veracidad al testimonio de cualquier mujer. «¿Por qué hay que creer siempre a las mujeres, pero no a Mouliaá?», le preguntó el juez. Errejón contribuyó a aprobar esa ley, como diputado que era. Ese día, un miembro del poder judicial tenía la oportunidad de preguntar a uno del poder legislativo (lo fue, ya no) por una ley muy controvertida. «Yo militaba en un espacio político que tiene a gala defender que cualquier testimonio, aunque sea anónimo y aunque sea en redes, es plena y directamente válido (...). Yo no puedo ser portavoz de un espacio así y a la vez defender mi inocencia. Entonces yo tengo que dar un paso atrás, y doy un paso atrás», respondió. El instructor quiso que quedara claro: «Para terminar, según usted, ¿la denuncia es falsa desde el principio hasta el final?». Él asintió.

El caso del fundador de Podemos y de Más Madrid retrotrae a los tiempos en los que el propio Pedro Sánchez y todo su Gobierno ondeaban la bandera del ‘solo sí es sí’, tras el caso de la Manada. A pesar de las advertencias sobre la escasa calidad normativa de la ley y sus peligros, el presidente dejó que la entonces ministra Montero se saliera con la suya, aprobara su ley y la viera publicada en el BOE en octubre de 2022. Un mes después se produjo la primera revisión de condena. Después fueron decenas. Después, cientos. Las había a diario en todos los juzgados de España.

El ala socialista del Gobierno se negó primero a reconocer la evidencia del catastrófico resultado. Después acabó admitiendo el error, cuando la alarma social se tradujo en un enorme desgaste en las encuestas. Pero se encontró con las reticencias del grupo parlamentario de Montero y de Yolanda Díaz, que se negaban a modificarla.

Los socialistas tuvieron que apoyarse en el PP para hacerlo. El 20 de abril de 2023, día en que el Pleno del Congreso aprobó la reforma con el voto en contra de Unidas Podemos, Díaz salió del hemiciclo acompañando a Montero, ambas con cara de funeral. Después, la exministra de Igualdad acabaría desvelando en su libro Algo habremos hecho que Díaz maniobró para forzar su dimisión o la de alguien relevante de su equipo.

Vinieron las generales de julio de 2023 y la candidata de Sumar vetó a Montero en las listas. Aun así, Podemos concurrió bajo el paraguas de Sumar. El matrimonio de conveniencia duró poco: en diciembre, los morados abandonaron el grupo parlamentario.

Con los meses, Errejón fue designado portavoz de ese grupo de Sumar. Y el pasado octubre saltó el escándalo. La vicepresidenta quedó muy tocada por las dudas sobre si encubrió a su escudero. «Está claro que Errejón no debió ser diputado de Sumar ni portavoz», llegó a reconocer. Podemos aprovechó para ajustar cuentas y Pablo Iglesias insinuó que se veía venir. Pero tampoco ellos salieron ganando.

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