
La expareja de Ábalos, Jéssica Rodríguez, a su llegada al Tribunal Supremo
Declara como testigo en el Tribunal Supremo
La novia de Ábalos declara que no fue a trabajar a ninguna de las dos empresas en las que cobró un sueldo público
Jessica ha asegurado que la contrataron en INECO como auxiliar administrativo del hermano de Koldo, Joseba García, pero que en dos años «no la necesitó nunca». Percibió 1060 euros mensuales y un ordenador que devolvió
El instructor del denominado caso PSOE ha interrogado, este jueves, a la joven que fuera pareja de José Luis Ábalos durante dos años, que ha aflorado en la causa porque se habría beneficiado de las comisiones en especie pagadas por la presunta trama, a cambio de contratos públicos mediante dos vías: el alquiler de un piso ubicado en la Plaza de España de Madrid, del que disfrutó durante aproximadamente dos años, y su contratación en dos empresas públicas, INECO y Tragsatec, a las que no acudió a trabajar en todo el tiempo en el que estuvo vinculada a ellas.
De hecho, al igual que sucedió en el caso del hermano de Pedro Sánchez, David Azagra, en la Diputación de Badajoz, Jessica ha confesado, entre llantos, no recordar dónde se encontraba físicamente ubicado su puesto laboral. Eso sí, por el primero de las altas percibió unos 1.060 euros al mes, en concepto de Salario Mínimo Interprofesional y con la categoría de Auxiliar Administrativo; mientras que, en el segundo caso, «algo más» porque para entonces «había subido» la prestación básica.
En ambas ocasiones, JGR dependía jerárquicamente de Joseba García, el hermano del asesor de Ábalos en el ministerio de Transportes, Koldo, quien en todo el tiempo en el que estuvo cobrando su salario «nunca» la llamó para pedirle ninguna tarea.
Jessica se sentaba a las 10.00 horas frente al juez Leopoldo Puente que investiga la trama corrupta en la que presuntamente estarían implicados tanto Ábalos, como su ex asesor en el Ministerio de Transportes Koldo García y el presunto «nexo corruptor» de la organización, el empresario Víctor de Aldama, por el supuesto cobro de 'mordidas' a cambio de la pre adjudicación de contratos públicos de obra pública y para comprar material sanitario, de manera irregular, en plena pandemia. Lo hacía para desvincular al que fuera su pareja de los puntos clave de las pesquisas.
De hecho, y según ha podido adelantar El Debate, la testigo ha confirmado al magistrado que fue Koldo el que medió para que entrase a vivir en la vivienda situada en la undécima planta del edificio Torre de Madrid, en Plaza de España, donde permaneció como inquilina entre los meses de marzo de 2019 y 2022, previo pago de una renta mensual de 2.700 euros que ella «no pagó».
Jessica ha sostenido que siempre que tuvo algún tema relacionado con el alquiler, se dirigió al propio Koldo o a Escolano, el empresario que, en último término habría asumido la renta y que figura en el sumario como investigado, al ser el supuesto testaferro de Víctor de Aldama, el comisionista principal de la misma.
Cabe recordar que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil señaló en uno de sus informes cómo De Aldama, a través de presuntos intermediarios, se habría hecho cargo del pago del arrendamiento llegando a abonar, en total, por los más de dos años de estancia, unos 82.298 euros.
En concreto, los agentes policiales identificaron a Escolano como el pagador real del monto, a través de varias de sus sociedades. De hecho, este empresario también está citado para declarar a las 11.00 horas de este jueves.
Sin embargo, Ábalos y Koldo sostuvieron en sus respectivas declaraciones judiciales que fue el asesor ministerial quien se ocupó de buscar, gestionar y pagar ese alquiler porque JRG era su «amiga», incluso antes de empezar una relación sentimental con el ex ministro.
De acuerdo con Koldo, JRG tenía una situación de «emergencia» habitacional. En ese momento, él estaba alquilado con su mujer e hija en una casa de 35 metros cuadrados, por lo que no era una opción. El ex asesor ministerial se lo comentó a Escolano, que le ofreció que se quedara en el piso que en ese momento estaban buscando para una de sus empresas. «Me haces un favor como la copa de un pino», le espetó García, según su declaración como imputado del pasado 17 de diciembre.
El propio Koldo, a preguntas del instructor del caso en el TS, Leopoldo Puente, reconoció que esa estancia provisional se alargó y que entonces, sostuvo, tanto la propia JRG como él, con el dinero de su hermano, Joseba García, y de su hija menor, se hicieron cargo de los pagos. No obstante, el magistrado puso de relieve que solo había constancia de las transferencias bancarias de Escolano y sus empresas y, efectivamente, de su hermano y su hija (por un total de 5.803 euros).
Contratada gracias al hermano de Koldo
Otro de los puntos de interés del interrogatorio a JRG ha sido su contratación en INECO y TRAGSATEC, dos empresas públicas dependientes de Transportes y la SEPI, respectivamente. Koldo admitió ante el juez que se la contrató primero en una y luego en otra, porque pidió «un favor» a su hermano, que tenía relación con ambas compañías.
Preguntada por este extremo, la joven habría asegurado igualmente que fue Joseba García, el hermano de Koldo, quien le proporcionó la posibilidad de entrar en ambos puestos. De hecho, según las fuentes consultadas por este diario, Jessica ha asegurado que nunca pidió a Ábalos que la colocara en ningún puesto o cargo público. Pero, visiblemente «afectada», también ha reconocido que nunca trabajó «realmente» en ninguna de ellas.
Según este testimonio, como ya hiciera el propio Ábalos, en su declaración, hubo más candidatos y ella estaba «preparada» pero reconoció que se la eligió por ser persona de «confianza» para llevar «el tema de Joseba». En este punto, el magistrado Puente ha llamado la atención sobre el hecho de que se necesitara a una persona de confianza para asumir tareas administrativas.
Jessica era una estudiante que, en aquel momento, «no tenía todas las asignaturas que debía tener y el Sr. Ábalos» le sugirió que «era bueno que trabajase mientras estudiaba». «Le di mi CV, se lo mandé por WhatsApp y a finales de febrero [de 2020] me llamaron por teléfono diciéndome que tenía que echar mi CV en una web», relataba la joven ante el atónito juez.
«¿Pero le llamaron cómo? ¿Por gestiones de Ábalos?», preguntaba el magistrado. «Me imagino que por encargo del Sr. Ábalos sí, porque yo no había echado el CV en ningún sitio. Luego me llamaron para ir a hacer una entrevista a los días con un señor, no recuerdo su nombre. La entrevista fue muy sencilla, para conocerme. Era para ser auxiliar administrativo. Yo tenía un grado superior, y estaba estudiando la carrera y tenía conocimientos de Office, que era lo único que necesitaban», contestaba la testigo.
Tal es así que Jessica visitó las instalaciones de INECO para recoger un portátil que le entregaron para su puesto con el que hizo «un curso de riesgos laborales» y se quedó a la espera de que su jefe, Joseba, el hermano de Koldo, le dijese algo. Se reunió con él, le «contó su trayectoria profesional» y nunca más. No la necesitó ninguna vez, durante dos años, ni la llamó para trabajar, ni cuando ella le preguntó en alguna ocasión, expresamente. Eso sí, «fichábamos semanalmente».
El contrato terminó y, como solía hacer en este tipo de «cosas personales» Jessica habló con Koldo. Cabe recordar que, por aquel entonces, Ábalos ya no era la pareja de la joven aunque seguían «teniendo contacto, de hablarnos». Aún así, JGR entendió que el asesor hablaría con el ministro y que, como consecuencia de ello, entraría a trabajar en Tragsatec, con muy pocos días de diferencia desde el cese en la compañía anterior en la que tuvo que «devolver el ordenador».
De la que sería su nueva etapa profesional, Jessica recuerda poco. «No sé si se me cambió de un contrato a otro, yo sé que no hice ninguna entrevista». Jessica se sincera: «No tenía interés en el trabajo. Al principio me lo dijo Ábalos, que me venía bien trabajar». Por eso le avisó del fin del contrato pero «no para que me buscase otra cosa».
Las funciones, «lo mismo». «Auxiliar administrativa del Sr. Joseba» durante «seis meses» en los que, tampoco, volvió a pisar ni una hora la sede de la empresa desde el día 2 de marzo de 2021 en que firmó la documentación. «No recuerdo dónde», se lamentaba Jessica ante el juez. Acto seguido confirmaría no saber «dónde estaba su puesto de trabajo». «He intentado recordarlo y no lo sé», afirmaba Jessica llorando.