Cientos de personas se quedan sin entrar en la iglesia ante la multitud que ha querido despedir a Belén

Desde un buen rato antes de que llegara el féretro que traía a su pueblo a la educadora social, Belén Cortés, asesinada este domingo en Badajoz por dos menores, era imposible entrar en la iglesia de Santa María de Castuera (Badajoz) donde este martes se ha oficiado el funeral por la joven.

Cuando, minutos antes de las 17:00 horas, ha llegado el féretro en un coche fúnebre, acompañado de otro cargado de coronas de flores, eran cientos los vecinos que permanecían en la plaza de España de la localidad pacense a la espera de despedir a su vecina.

Porque, aunque hacía años que se había marchado del pueblo, era muy conocida en la localidad. Y también muy querida. «Una pena, una pena», ha sido todo lo que ha llegado a decir una vecina minutos antes de que comenzara el funeral.

Los vecinos de Castuera no han querido pronunciarse sobre el trágico suceso. Han preferido guardar silencio, y respeto hacia la joven Belén.

Belén Cortés pasó su infancia y juventud en la localidad pacense hasta que salió para estudiar Magisterio. «Siempre estaba volcada en ayudar a los demás», aseguraba el lunes el alcalde del pueblo, Francisco Martos, «solo puedo transmitir amargura, desolación, incredulidad, porque le han destrozado la vida a una buena profesional, a una familia, a todo un pueblo».

«Es una familia muy querida en el pueblo, entrañable, humilde», acertaba a pronunciar el edil. Muestra de ello es que en Castuera se han decretado tres días de luto oficial.