El expresidente de la Junta de Andalucía José Antonio GriñánEFE

Caso ERE

Griñán apura sus últimas horas en libertad rodeado de los suyos

El expresidente de la Junta de Andalucía vive encerrado en casa y junto a su familia los días previos a su entrada en la cárcel

El ingreso en prisión de José Antonio Griñán es inminente. Se producirá a finales de este mes o, como muy tarde, a principios de diciembre, una vez que el Tribunal Constitucional resuelva el recurso de amparo que presentó la defensa del expresidente de la Junta de Andalucía, aunque es la Audiencia Provincial de Sevilla –tribunal competente para la ejecución de la sentencia del caso ERE– la que tiene la última palabra y decide cuándo entrará en la cárcel.

Por lo pronto, la Audiencia de Sevilla dio a Griñán el pasado martes 15 de noviembre un plazo de diez días para su ingreso en prisión. Denegó la suspensión de la ejecución de su pena privativa de libertad, de seis años, así como de las impuestas a otros siete ex altos cargos de la Junta de Andalucía, mientras el Gobierno tramita sus indultos. Dicho plazo finalizaría este viernes, 25 de noviembre; pero los recursos permiten a los malversadores retrasar unos días más, no muchos, su entrada en la cárcel.

José Antonio Griñán, Pepe, apura sus últimas horas en libertad rodeado de los suyos. Padre de tres hijos y abuelo de cuatro nietos, espera cada día su visita en su adosado de Mairena del Aljarafe (Sevilla), donde vive desde hace más de 30 años y permanece recluido junto a su esposa, María Teresa Caravaca, Mariate, y su tercer vástago, Miguel. Apenas sale de casa, de hecho sus vecinos hace tiempo que no lo ven; el pasado martes lo hizo, pero para recoger, como su antecesor en la Presidencia de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, la notificación de su condena de inhabilitación.

Su familia presentó una solicitud de indulto al Ministerio de Justicia el pasado 1 de septiembre. En la petición se alude a que Griñán es «un ciudadano de setenta y seis años con una intachable trayectoria vital caracterizada por su lucha por la democracia, la igualdad, el Estado del Bienestar y un profundo respeto a las instituciones del Estado» para la concesión de la medida de gracia por parte del Gobierno.

No obstante, según los magistrados de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Sevilla, la edad –que se subraya tanto en el escrito de la familia como en los numerosos recursos presentados por el abogado de José Antonio Griñán, José María Calerono es motivo suficiente para suspender el ingreso en prisión del que también fuera consejero andaluz de Economía y Hacienda y presidente del PSOE federal. Los magistrados Pilar Llorente, Patricia Fernández y Enrique García justifican su decisión por la alarma social que produciría el no cumplimiento de delitos graves de corrupción política.

El PSOE andaluz tampoco está de acuerdo con la Audiencia de Sevilla, ni con el auto ni con la sentencia de los ERE, y ha cerrado filas con Griñán, al que defiende como una persona «honesta y honrada». El exdirigente autonómico recibe mensajes de apoyo tanto en público como en privado de reconocidos socialistas. Su sucesora en el Palacio de San Telmo, Susana Díaz, lo telefonea con frecuencia para saber de su situación emocional.

Griñán confiaba en que el Supremo lo iba a absolver de malversación

José Antonio Griñán confiaba en que el Tribunal Supremo lo iba a absolver del delito de malversación, el que hará que entre en la cárcel. Así pues, la sentencia del Supremo, que ratificó las condenas por prevaricación y malversación de la resolución de la Audiencia de Sevilla, supuso un mazazo, otro más, para Pepe, que desde entonces vive prácticamente encerrado entre las cuatro paredes de su casa. Antes salía a dar un paseo y a comprar el pan y el periódico por las mañanas; ya, ni eso. Los recados los hace su hijo Miguel.

En septiembre de 2016, cuando la Fiscalía Anticorrupción ya pedía seis años de prisión para Griñán por delitos de prevaricación y malversación, Manuel, el primogénito del socialista, salió en defensa de su padre a través de Facebook. Defendió la «honestidad» y la vida «austera» de su progenitor, a quien, en una ocasión, recriminó la «escasa retribución» que percibía como presidente de la Junta de Andalucía. También puso en duda a la Justicia y, previamente, manifestó que la entrada en política del exdirigente autonómico, en el verano de 1982, fue «la peor decisión de su vida».

Durante esta última etapa de su vida, José Antonio Griñán ha estado escribiendo sus memorias. A pesar del título que escogió para éstas, Cuando ya nada se espera, Griñán esperaba la rectificación por parte del Supremo. Si ésta no se producía, «no tendría más remedio que acatar la sentencia y mi vida habría terminado». Así de claro lo dijo en una entrevista en Onda Cero con motivo de su libro. La Audiencia de Sevilla, primero, y el Alto Tribunal, después, también han sido muy claros: debe ingresar en prisión.