Ilustración Alfonso Rodríguez Gómez de Celis

Ilustración Alfonso Rodríguez Gómez de CelisPaula Andrade

El perfil

Gómez de Celis: el fiel escudero de Sánchez

Sanchista original, el vicepresidente primero del Congreso va ocupando cargos institucionales y en el PSOE a voluntad del presidente del Gobierno

Como si de un árbitro se tratara, de esos de los que, como bético confeso, se habrá quejado, y con razón, alguna vez, el socialista Alfonso Rodríguez Gómez de Celis expulsó este martes de la tribuna de oradores del Congreso a la diputada de Vox Patricia Rueda. ¿El motivo? Llamar «filoetarras» a los socios del Gobierno de su líder, Pedro Sánchez. Gómez de Celis, vicepresidente primero de la Cámara Baja, sustituía en la Presidencia a su titular, Meritxell Batet, y decidió censurar un término que ya había sido empleado no una ni dos veces... sino más de 60 durante la presente legislatura. Aunque no tanto como el de «fascista», que supera las 300.

Por la mañana, el mismo Gómez de Celis hablaba de consenso y diálogo, precisamente, en la presentación del Foro Bético de las Cortes, donde, por cierto, Meritxell Batet se confesó bética, así como varios diputados socialistas y algunos del PP. Por la tarde, el consenso lo estableció con Bildu y compañía para echar a Patricia Rueda del hemiciclo. Y del diálogo pasó a retirarle la palabra a la de Vox, cuando lo fácil, para ahorrarnos la bronca, hubiera sido retirar la expresión del diario de sesiones.

Tampoco tuvo Gómez de Celis mucho diálogo con Susana Díaz cuando, en 2017, se posicionó del lado de Pedro Sánchez como su más fiel escudero en la batalla de las primarias del PSOE. Ahí es cuando se produjo su ascenso fulminante en el Partido, del que es ahora secretario de Política Municipal. Sanchista original, cuando Sánchez llegó a la Moncloa, este sevillano del céntrico barrio de Santa Catalina aunque afincado en Triana fue recompensado con el cargo de delegado del Gobierno en Andalucía, coincidiendo durante algunos meses con la que fuera presidenta de la Junta, hasta que ésta abandonó el Palacio de San Telmo.

Su relación con Susana Díaz tampoco era especialmente buena antes de ser requerido por Pedro Sánchez para llevarle su campaña para aquellas primarias del PSOE, aunque no había sido así desde siempre. En 1987 se afilia a las Juventudes Socialistas y anima a su entonces amiga Susana Díaz a que hiciera lo propio. La relación se empieza a torcer cuando se desata la guerra de sucesión de Alfredo Sánchez Monteseirín para la Alcaldía de Sevilla en 2011.

Gómez de Celis, mano derecha de Monteseirín en el Ayuntamiento, era el elegido de éste para sucederlo y contaba con la bendición del por entonces secretario general del PSOE andaluz, José Antonio Griñán. Sin embargo, Susana Díaz, en aquella época secretaria de Organización del Partido a nivel regional, y con quien había tenido rencillas desde su etapa juntos en las Juventudes Socialistas, truncó sus planes en favor de Juan Espadas, que perdió aquellas municipales frente a Juan Ignacio Zoido. Posteriormente, Gómez de Celis y Díaz coincidirían en el Parlamento y en la Junta de Andalucía, donde él fue director de la Agencia Pública de Puertos de Andalucía… hasta que Sánchez lo llamó a filas.

No obstante, las polémicas de Gómez de Celis en torno al Consistorio hispalense no son exclusivamente partidistas ni de otra época. Hace apenas cinco meses, en agosto, cuando el calor aprieta en Sevilla, el PP lo puso en un aprieto vinculándolo con el supuesto enchufe de su pareja sentimental, Iraida Cano, como jefa del Área de Comunicación y Ciudadanía de Lipasam, la empresa municipal de limpieza. Una facción del PSOE andaluz crítica con su actual dirección lo llegó a felicitar por su «suerte» dentro del Partido.

En el currículum de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis figuran un grado en Derecho por la Universidad de Nebrija, una licenciatura en Ciencias del Trabajo por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y una diplomatura en Relaciones Laborales en la Universidad de Sevilla, entre otros méritos. También ejerció de asesor laboral y fiscal entre 1994 y 1998, antes de enlazar cargos públicos.

Con todo, su actual cargo, como los anteriores, se lo dio Pedro Sánchez, que, tras nombrarlo delegado del Gobierno, lo puso en la Mesa del Congreso, primero como vicepresidente segundo y luego como vicepresidente primero del órgano rector de la Cámara Baja. Normal, pues, que cumpla con su papel de fiel escudero y silencie a quien ose reprochar algo a su líder.

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