El alcalde electo de Sevilla, José Luis Sanz, y el presidente de la Junta, Juanma Moreno, celebran su victoriaEduardo Briones | Europa Press

Elecciones 28-M

Los grandes desafíos de José Luis Sanz como alcalde de Sevilla: suciedad, barrios pobres y turismo

Sanz tomará el bastón de mando de la tercera ciudad más sucia de España, donde la pobreza es un mal endémico y crecen sin parar las viviendas turísticas

José Luis Sanz se convertirá el próximo 17 de junio en alcalde de Sevilla. El PP ganó las elecciones municipales en la capital hispalense, conquistó el bastión municipal más importante del PSOE en toda España, y el socialista Antonio Muñoz, que apura sus últimos días como regidor tras apenas año y medio en el cargo, deberá entregar el bastón de mando al candidato popular.

El bastón de mando llevará consigo la problemática de una ciudad sucia, en la que la gestión de la empresa municipal de limpieza, Lipasam, es que más deficiente; que encierra varios de los barrios más pobres de España y que depende demasiado del turismo. José Luis Sanz lo sabe, lo ha criticado como candidato: ahora debe afrontar estos desafíos como alcalde.

La principal queja de los sevillanos es la suciedad que acumula la ciudad. A su llegada a la Alcaldía, en enero de 2022, Antonio Muñoz creó una delegación específica de limpieza, dirigida por Marisa Gómez, y nombró gerente de Lipasam a Lucrecio Fernández, otrora delegado del Gobierno de España en Andalucía. Pero ni lo uno ni mucho menos lo otro han servido de mucho.

Sevilla es la tercera ciudad más sucia de España, según una encuesta de satisfacción sobre limpieza viaria de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), bajando diez puntos sobre 100 respecto al mismo sondeo realizado hace cuatro años.

Entre la docena de aspectos relacionados con la limpieza urbana que han evaluado los sevillanos, las peores calificaciones se refieren a la «excesiva presencia de excrementos caninos» en las aceras, a la «acumulación de restos» junto a los contenedores, a la «suciedad derivada» de las botellonas y a la falta de limpieza general en las zonas del extrarradio.

Un mal endémico

La pobreza es un mal endémico en Sevilla, que copa la lista de los barrios más pobres de España, según el más reciente informe del proyecto Indicadores Urbanos, publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Seis de los 15 distritos españoles con menor renta media anual por habitante son sevillanos, siendo el Polígono Sur el barrio más pobre de España. Su vecindario dispone de unos ingresos medios de 5.816 euros al año, que son apenas unos 485 euros al mes, ni 16 euros (15,93 €) al día para vivir, según datos de 2020. Su situación ha mejorado algo respecto a años anteriores, pero lidera la clasificación desde 2019, con cifras del año 2016.

La zona que comprende los barrios de Los Pajaritos y Amate ocupa el segundo puesto de la lista, con una renta media anual por habitante de 6.043 euros; Torreblanca (6.889 €), el cuarto; la zona de La Oliva-Las Letanías (7.741 €), el décimo; Padre Pío-Palmete (8.138 €), el undécimo, y el Polígono Norte (8.155 €), el duodécimo.

Reducir la pobreza no es tarea de un día, ni siquiera de cuatro años, ni tampoco competencia exclusiva del Ayuntamiento; pero sí es responsabilidad del alcalde, en este caso, de Sevilla coordinar los esfuerzos inversores que deben realizar a tal efecto la Junta de Andalucía y el Gobierno de España, según el propio José Luis Sanz, quien en su entrevista de cierre de campaña con El Debate dijo querer ser «el alcalde que reduzca la brecha cada vez más grande que hay entre los barrios de Sevilla».

Una ciudad dependiente del turismo

El turismo es el motor económico de Sevilla, supone alrededor del 17 % del producto interior bruto (PIB) de la ciudad, que cada vez recibe más visitantes. Antonio Muñoz, a lo largo de sus ocho años en el Gobierno municipal, primero como delegado de Turismo y luego como alcalde, ha ido poniendo todos los huevos en la cesta del turismo, descuidando otras áreas productivas.

El número de viviendas turísticas no ha parado de crecer en los últimos años. Según datos del registro oficial de la Junta de Andalucía, en Sevilla hay 8.113 viviendas con fines turísticos (VFT) que suman 39.704 plazas en total. Si echamos la vista atrás, en febrero de 2022 (en los 12 meses anterior tan sólo se sumó una vivienda), había 5.544 VFT.

De esta forma, el Casco Antiguo se ha convertido en un parque temático para el turista en detrimento del sevillano, desplazado ante tanta despedida de soltero; una circunstancia que, sin duda, ha contribuido a la pérdida de población de Sevilla, en favor de otros municipios de su área metropolitana.

El Gobierno andaluz ultima un decreto para regular las viviendas turísticas que permitirá a los ayuntamientos poner tope a su proliferación. Encontrar un equilibro entre turista y vecino es un reto que debe afrontar José Luis Sanz, que se ha propuesto diversificar la economía de Sevilla para no depender exclusivamente del turismo.