El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el debate de investidura en el Congreso de los DiputadosEuropa Press

Gibrexit

La investidura de Sánchez allana el camino hacia el derribo de la verja de Gibraltar

El Gobierno colonial espera que se desbloqueen pronto las negociaciones con España, pese a la tensión diplomática por las aguas adyacentes al Peñón

El Gobierno colonial de Gibraltar respiró aliviado después de conocer los resultados de las elecciones generales en España, que, contra todo pronóstico, abrían la puerta a un nuevo mandato de Pedro Sánchez, y ahora ha acogido con satisfacción la investidura del candidato socialista como presidente del Gobierno, esperando con ello que se desbloqueen pronto las negociaciones sobre el Gibrexit.

El ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, ha felicitado a Sánchez por su reelección. Picardo le ha mandado un mensaje en el que también le «reiteró el compromiso del Peñón en garantizar un futuro de prosperidad compartida para Gibraltar y el Campo de Gibraltar y expresó su confianza en que pronto pueda alcanzarse un tratado con garantías», según el Gobierno colonial.

Las autoridades gibraltareñas temían que las urnas arrojaran un Gobierno de derechas que cambiara los términos de las negociaciones sobre la relación post-Brexit de la colonia británica con España y el resto de los Veintisiete, que contemplan el derribo de la Verja con el objetivo de crear una «zona de prosperidad compartida» entre el Campo de Gibraltar y el Peñón.

La investidura de Sánchez, por tanto, allana el camino hacia el derribo de la Verja, que en principio supondría el traslado de los controles fronterizos hasta el puerto y el aeropuerto, donde operarían la Policía española y agentes de Frontex, la agencia europea de control de fronteras, por un periodo inicial de cuatro años. El Gobierno colonial ha sido reticente a la presencia española al considerarla un menoscabo de la soberanía británica de Gibraltar.

Tensión diplomática

Las negociaciones sobre el tratado de Gibraltar se encuentran paralizadas, a la espera de la constitución de un nuevo Gobierno en España, desde que Pedro Sánchez adelantara las elecciones generales tras el batacazo que se dio el PSOE en las municipales y autonómicas del 28 de mayo.

En todo este tiempo, entre la convocatoria de elecciones generales y la investidura de Sánchez, ha habido unas elecciones legislativas en el Peñón, en las que se impuso por la mínima la coalición de gobierno de socialistas y liberales liderada por Picardo, y lo más reciente, cambios en el Gobierno del Reino Unido, con la entrada del ex primer ministro David Cameron como ministro de Asuntos Exteriores, en sustitución de James Cleverly, nuevo ministro del Interior.

Pero también, mucha tensión diplomática a cuenta de las aguas adyacentes al Peñón. En agosto, el Ministerio de Asuntos Exteriores español presentó una protesta ante la embajada del Reino Unido en Madrid por tres «graves incidentes» en estas aguas: un vertido de combustible, la intervención de tres barcos aduaneros de Gibraltar en una operación del Servicio de Vigilancia Aduanera español y el acoso a pescadores locales.

Aun así, pese a la protesta, a principios del pasado mes de octubre, un buque de la Royal Navy interceptó a un patrullero de la Armada española cuando navegaba hacia el litoral este de La Línea de la Concepción. El Gobierno de España se vio obligado a advertir entonces de que este tipo de incidentes «no ayudan» a culminar con éxito un tratado para Gibraltar tras el Brexit.

La visita que realizó este viernes la princesa Ana de Inglaterra al Peñón supone, por tanto, una provocación más en la escala de tensión entre España y el Reino Unido. El Ministerio de Asuntos Exteriores elevará una nueva queja ante el Reino Unido por este episodio, ya que lo considera un gesto que atenta contra las reclamaciones históricas de España sobre la soberanía de Gibraltar. Con todo, espera que no afecte a las negociaciones del tratado, próximas a desbloquearse.