Terrenos de cultivo en Andalucía, en imagen de archivo

Terrenos de cultivo en AndalucíaEuropa Press

Granada

El voto del descontento del campo andaluz será decisivo el 9-J ante el abandono de la izquierda

El sector agrario rechaza las importaciones de terceros países por no cumplir con las exigencias impuestas a los agricultores comunitarios

estas semanas no ha parado de repetirse la misma frase: «las elecciones europeas del 9 de Junio son las elecciones de Andalucía, de los agricultores y de los ganaderos». Un lema que aparece en medio de las protestas y las tractoradas que ha protagonizado el campo andaluz estos últimos meses, para tratar de mitigar los graves problemas que sufren los agricultores en su día a día laboral.

Para el sector agrario en Andalucía, la cita de este domingo va más allá de la ley de amnistía o de los casos de tráficos de influencias que ha protagonizado la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez. Para ellos, las elecciones europeas son una cuestión de supervivencia, de poder lograr dar un giro a las políticas que se han definido hasta este momento en Bruselas para equilibrar en su justa medida dos aspectos clave como son la soberanía alimentaria y la lucha contra el cambio climático.

Sólo hay que recordar las imágenes de las decenas de miles de agricultores que estos meses dejaron sus maquinarias, se montaron en sus tractores y salieron a las calles de las principales ciudades europeas para demostrar que la agricultura es una cuestión de Estado.

Principales reivindicaciones

Miles de agricultores ven las elecciones europeas como una oportunidad para que se actúe sobre las exigencias que reclaman desde hace meses. Entre las cuestiones principales que plantea el sector agrario andaluz se encuentra la flexibilización de la Política Agraria Común (PAC), por la regulación excesiva, y las exigencias burocráticas que son imposibles de cumplir.

Además, piden ayudas directas ante la caída de los precios de venta, solicitan un cambio en el modelo de gestión del agua y una adaptación de la reforma laboral a las necesidades del campo, con contratos temporales. También piden que se apliquen cláusulas espejo, para que todos los países productores estén en igualdad de condiciones.

La mayoría de los agricultores andaluces rechazan las importaciones de terceros países porque presionan los precios europeos sin cumplir con los estándares impuestos a los agricultores comunitarios, ya que consideran que la legislación de la UE es «la más estricta del mundo» y a los productos que vienen de terceros países no se les exige nada. A esto lo califican como competencia desleal.

«Es muy importante que los nuevos eurodiputados y miembros de la Comisión Europea que salgan después de las elecciones se sienten con los representantes de los agricultores y ganaderos. Confiamos en que el sentido común prime en los próximos cinco años» ha señalado el secretario de Relaciones Internacionales de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), José Manuel Roche.

El campo andaluz es un motor primordial para la economía, la integración social y la creación de empleo. Por eso, los representantes de los agricultores y ganaderos españoles piden a la Unión Europea que tomen medidas concretas no solo para garantizar la sostenibilidad del sector agrícola, sino también para proteger el bienestar de las comunidades rurales de Andalucía.

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