Cobran vida los dibujos que el poeta Federico García Lorca realizaba en los bordes de sus cartasPixabay

Granada

La moda de tatuarse a Lorca en la piel

La idea se le ocurrió a una tatuadora granadina mientras hojeaba un libro con ilustraciones del poeta en un mercadillo de segunda mano

Federico García Lorca es no solo uno de los más grandes poetas y dramaturgos de la historia de la literatura, sino que, posiblemente es, junto con Cervantes, el más universal de nuestros escritores y un creador total. El escritor granadino fue también pianista, actor, narrador de historias, conferenciante e, incluso, un notable dibujante. Poseía talento y carisma que era capaz de fascinar a cualquier persona que se le acercara. Finalmente, si faltaba poco, su trágica muerte, al comienzo de nuestra Guerra Civil, lo convirtió en un mito, con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva.

Lorca está presente en los libros, en el teatro, en el cine, en la música y, ahora también, en los tatuajes. Muy atrás ha quedado ya el estigma social que estos tenían. Hoy día, se estima que más del 42 % de los jóvenes españoles de entre 18 y 35 años tienen, como mínimo, un tatuaje.

Gracias a una atrevida tienda de tatuajes, los dibujos que Federico realizaba en los libros que regalaba a sus amigos o que pintaba en los bordes de las cartas que les enviaba, cobrarán de nuevo vida en la piel de muchos granadinos, gracias a Belén Zaragoza. Esta tatuadora asegura que la idea se le ocurrió por casualidad, mientras hojeaba un libro antiguo en un mercadillo de segunda mano en el que había dibujos del poeta granadino. Zaragoza empezó a investigar y se dio cuenta de que los dibujos eran poco conocidos, incluso entre los lectores de Lorca, por lo que le pareció que este podría ser un maravilloso homenaje a su figura universal.

" data-captioned width="1" height="1" layout="responsive">

Las ilustraciones que esta artista hace de Federico las muestra en su cuenta de Instagram, en la que propone a sus clientes que elijan uno de sus dibujos y escojan una frase de alguno de sus poemas o de sus obras de teatro que le acompañe.

La mayoría de los diseños están hechos con trazos finos y utiliza con frecuencia elementos florales y frutales, así como otros de alto contenido simbólico, como la luna. También destacan los dibujos realizados como decorados y figurines para algunas de las producciones teatrales del poeta de Fuente Vaqueros.

Aunque la afición por el dibujo nació en Belén de Zaragoza de forma privada y tímida, sin intención de trascender, el reconocimiento y el apoyo de sus amigos pintores le hicieron ir ganando confianza en el valor artístico de su creación, como se demuestra en la edición original del «Romancero gitano», de 1928, en la que aparece uno de sus dibujos más célebres: un sencillo jarrón con tres flores marchitas.