Las farolas de Almería, en riesgo de derrumbe por culpa de la orina de los perros
El Ayuntamiento de la ciudad se dispone a retirar más de 700 farolas que han sufrido la erosión a causa de las micciones caninas
A los perros, ya se sabe, les gustan las farolas para hacer sus necesidades. Son uno de sus lugares favoritos cuando salen a pasear. Sin embargo, las consecuencias de estas micciones caninas, a causa de la erosión que producen sobre ellas, pueden tener fatales consecuencias para los viandantes.
Por ello, y para evitar más problemas, el Ayuntamiento se dispone a retirar hasta 700 farolas de la capital después de que los técnicos municipales hayan analizado su estado. No solo la orina de los canes han causado mella sobre su estabilidad. Las raíces de árboles cercanos, e incluso el mar, afectan a su estructura, que puede venirse abajo un día de viento.
Más perros que niños
Si tenemos en cuenta que en España hay seis animales de compañía por cada niño, y que somos el segundo país de la Unión Europea con menos niños menores de 4 años, solo por detrás de Italia, concluiremos dos cosas, una, que tenemos un grave problema demográfico, y la otra, que muchos de esos perros, o al menos sus orines, pueden suponer un destrozo en el mobiliario urbano sobre el que hay que actuar.
Y es que, según el INE (Instituto Nacional de Estadística), en nuestro país ya hay más mascotas que niños, concretamente, seis mascotas por bebé, y la gran mayoría son perros. Hablamos de un total de 10,4 millones de mascotas frente a 1,8 millones de niños. Además, en ninguna comunidad autónoma cambia esta tendencia, y Andalucía tampoco es la excepción.
En Almería son conscientes de que los orines poseen un alto potencial de corrosión, por lo que también son pioneros en una técnica, puesta en marcha por el área de Sostenibilidad Medioambiental y Energética y la empresa concesionaria del mantenimiento del alumbrado público, Citelum, para tratar las farolas y otros objetos del mobiliario urbano con un producto repelente que dura meses y ahuyenta las tentaciones caninas de marcar las luminarias con sus micciones.