Andalucía
Los narcos toman las marismas de Isla Cristina como punto estratégico para los alijos en Huelva
Las narcolanchas acceden por las desembocaduras de los ríos Guadiana y Carreras para llevar a cabo sus actividades criminales
La presión policial en el Campo de Gibraltar ha obligado a las mafias del narcotráfico asentadas en Andalucía a dispersarse geográficamente y a buscar nuevas rutas para dar entrada a la droga. En este nuevo contexto, las marismas de Isla Cristina se han convertido para los narcos en un punto estratégico para llevar a cabo alijos en la costa de Huelva.
Se trata de un área bañada por los ríos Guadiana y Carreras, por cuyas desembocaduras acceden narcolanchas cada vez con más frecuencia, y que incluye caños, brazos, esteros, canales y llanuras fangosas, elementos que complican la vigilancia por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
Los narcos, pues, aprovechan esta circunstancia para realizar alijos u operaciones de petaqueo –el suministro de combustible a narcolanchas–, esconderse de las autoridades e incluso ocultar las embarcaciones donde transportan la droga. Es una situación que también se vive en los numerosos canales y marismas del río Guadalquivir.
La localidades de Isla Cristina, Ayamonte y Lepe, entre otras, son ya territorios del narco, y no es extraño ver a narcolanchas rondando sus costas o en las ya mencionadas desembocaduras de los ríos Guadiana y Carreras. Así las cosas, también son recurrentes las operaciones policiales contra el narcotráfico en la zona.
Presión policial
Ejemplo de ello es la reciente desarticulación de una de las bandas de narcos más activas en la Costa Occidental de Huelva. La operación, llevada a cabo conjuntamente por la Policía Nacional y la Guardia Civil, se ha saldado con la detención de 12 personas, entre ellas el presunto cabecilla de la organización, un empresario de la provincia de Huelva que llevaba dedicándose al tráfico de drogas desde, al menos, el año 2017.
Además, se han intervenido 1.600 kilos de cocaína en polvo, armas cortas y largas de fuego, varios vehículos, una embarcación semirrígida, tres pesqueros, balizas de localización y varios teléfonos satelitales, según el Cuerpo Nacional de Policía. La tenencia de armas es ya habitual en este tipo de organizaciones, que se sienten impunes y se están armando hasta los dientes con un arsenal de guerra procedente del mercado negro.
La investigación se ha desarrollado durante más de 18 meses, en los que se ha descubierto que la organización operaba mediante el uso de narcolanchas –con motores de hasta 300 caballos de potencia– que se aproximaban en altamar a pesqueros para después transportar la droga hasta el río Guadiana o el río Carreras, donde era descargada y almacenada.
Los investigadores han desarrollado, además, un análisis financiero que ha permitido descubrir un complejo entramado de blanqueo de capitales a través de la utilización de empresas pantalla, en su mayoría del sector hostelero, para ocultar el origen ilícito de los beneficios.
El pasado 27 de noviembre se practicaron de forma simultánea 12 registros en domicilios, una nave industrial y dos fincas, mientras que, unos meses antes, los agentes incautaron de 3.500 kilos de hachís que se almacenaban en una guardería, donde se procedió a la detención de los miembros de la familia que custodiaba el material.
En otro caso, la Guardia Civil, en colaboración con la Guarda Nacional Republicana (GNR) de Portugal, intervino el pasado mes de septiembre una narcolancha cargada con más de cien fardos de hachís en aguas fluviales de Ayamonte. El apoyo de la Policía lusa es también habitual, ya que la presencia del narco es cada vez mayor en la costa de Huelva.