Durante su estancia, Redford disfrutó de la vida sencilla con sus hijos, inculcándoles su amor por la naturalezaGTRES

Málaga

El año que Robert Redford vivió 'a lo hippie' en una granja de Mijas

El actor de Hollywood pasó seis meses junto a su familia en una casa rodeada de naturaleza a las afueras del pueblo, sin electricidad ni agua corriente

Corría el año 1966 y las cosas no le estaban saliendo como esperaba a un joven Robert Redford. A pesar de empezar a despuntar en el teatro y la televisión y de haber compartido pantalla con Marlon Brando en La jauría humana, el actor californiano se sentía frustrado y lleno de dudas porque su gran oportunidad ante las cámaras, a pesar de su más que envidiable físico y su portentoso talento, no terminaba de llegar.

A nivel personal, los demonios tampoco dejaban de acecharlo. Tras perder a su madre muy joven y mantener una relación muy distante con su padre, su matrimonio con Lola Van Wagenen tampoco era un camino de rosas. Su primogénito, Scott, falleció a los pocos meses de nacer por muerte súbita y, aunque sus dos hijos pequeños Shawna y James eran su gran motivo de alegría, el alcohol terminaba convirtiéndose en muchas ocasiones en su único consuelo.

Decidido a darle un nuevo rumbo a su vida y a la de los suyos, el 1 de enero de 1966 la familia Redford llegó a Gibraltar a bordo de un barco y, desde allí, se trasladaron hasta la sierra de Mijas, su lugar escogido para establecer su refugio, una zona ya conocida por el actor puesto que sus primeras escapadas por Europa tuvieron como destino Mallorca y la sierra malagueña.

A día de hoy se desconoce la localización exacta de la casa en la que vivieron, la cual se sospecha que ya no existe; unos la ubican en el entorno de Peña Blanquilla, otros cerca del Rancho La Luz y La Alquería. Lo que sí es cierto es que la vieja casa de color blanco que eligieron estaba a apenas diez minutos andando de la Plaza de Toros, no tenía electricidad ni agua corriente, pero sí piscina y la belleza de la naturaleza de la sierra de Mijas a su alrededor, todo lo que los Redford necesitaban.

La vida bohemia en la sierra malagueña

Allí, el protagonista de El Golpe se pasaba el día descalzo, planeando aventuras campestres con sus hijos y pintando los paisajes de la sierra, afición artística que estuvo a punto de elegir como modo de vida en lugar del cine. Se movía por los alrededores en una destartalada moto, la cual se rumorea que continúa aparcada en algún rincón del pueblo, y se acercaba a las pequeñas tiendas de Mijas y Fuengirola a comprar víveres, confundiéndose con los vecinos y sintiéndose uno más. Incluso disfrutaron de las procesiones de Semana Santa, que dejaron a la familia muy impresionada.

Tal y como cuenta Michael Feeney Callan en Robert Redford. La biografía, los días de desconexión y felicidad de los Redford en la sierra de Mijas terminaron a los seis meses, cuando el actor empezó a encontrarse con viejos conocidos de Hollywood en la zona y las visitas comenzaron a llegar sin haberlas deseado, terminando así con la tranquilidad y el anonimato que tanto deseaban.

Renovados por la experiencia malagueña, Robert Redford y su familia regresaron a casa; los chicos al colegio, Lola Van Wagenen a la universidad que había abandonado y que acabó por convertirla en historiadora y el actor a enfrentarse a su carrera con una energía muy diferente.

Fue a partir de entonces cuando su vida laboral dio un giro y los papeles protagonistas comenzaron a llegar. Nada más aterrizar en Estados Unidos, Redford arrancó el rodaje de Descalzos por el parque junto a la inigualable Jane Fonda y, dos años después, Dos hombres y un destino le regaló a su eterno compañero de aventuras, Paul Newman, y un premio Bafta al Mejor Actor. Quién sabe si el influjo de Málaga ayudó a que el rubio más icónico de la historia del cine llegara a lo más alto, de donde nunca volvió a bajarse.