Los trabajadores y voluntarios han finalizado esta tercera fase con grandes descubrimientosEFE

Málaga

La Pompeya malagueña: incendios, inundaciones y un tsunami asolaron el poblado fenicio del Cerro del Villar

Los nuevos descubrimientos han evidenciado que el incendio ocurrido hace 2.700 años ayudó a que los restos arqueológicos hayan llegado a nuestros días en un excelente estado de conservación

El Cerro del Villar es considerado, a día de hoy, uno de los yacimientos más importantes del Mediterráneo occidental. Descubierto en 1965 por el arqueólogo malagueño Juan Manuel Muñoz Gambero, fue declarado Bien de Interés Cultural en 1998 y tiene su origen en el siglo VII a. C., cuando una colonia fenicia instaló su poblado en el estuario del Guadalhorce.

José Suárez, director del equipo de investigación de la excavación, ha presentado las conclusiones principales de la tercera etapa de los trabajos en un enclave de ocho hectáreas de superficie del yacimiento y han resultado de lo más esclarecedoras en cuanto a las causas de su insólito estado de conservación se refiere.

Las investigaciones capitaneadas por Suárez y llevadas a cabo por un centenar de personas, principalmente alumnos y voluntarios de las universidades de Málaga, Chicago y Marburgo, Alemania, han determinado que un catastrófico incendio, que tuvo lugar hace 2.700 años, propició que los restos del poblado fenicio se hayan mantenido en excelentes condiciones hasta nuestros días. «Lo que en el pasado fue una catástrofe, para los arqueólogos hoy es una oportunidad», ha manifestado Suárez.

Tal y como explica el profesor, las evidencias residen en unas vigas de madera que, al convertirse en carbón a causa del fuego, se han conservado y «se puede saber qué tipo de madera usaban para construir las vigas de las casas». Además, se han hallado «restos de esteras bajo las ánforas, que se conservan también porque se quemaron».

En el mismo espacio que fue víctima de ese incendio han aparecido también diferentes semillas de vid y cebada, que permitirán conocer en profundidad la alimentación en la época; asimismo se está analizando el contenido de las ánforas completas halladas, que puede estar relacionado con la fabricación y el consumo de vino.

Un método para prevenir inundaciones

Este incendio fue el que delimitó las dos fases arquitectónicas del poblado en el siglo VII a. C., pero no fue la única catástrofe a la que tuvieron que hacer frente los habitantes de la época. El hallazgo de estructuras con zócalos de tierra que pudieron superar el metro de altura se han tomado como una medida de los moradores para evitar las constantes inundaciones que sufrían al encontrarse ubicados en la desembocadura del Guadalhorce.

«Han quedado al descubierto calles y edificios, con más de una decena de estancias, poniendo de manifiesto cómo en este nuevo proyecto urbanístico subió la cota de los suelos de la fase previa de forma considerable, previsiblemente para evitar la afectación de las inundaciones», explica el director de la excavación.

Sin embargo, el gran incidente que cambió la vida en el asentamiento fue una especie de tsunami que arrasó el poblado, obligándolos a trasladarse hasta el margen izquierdo del Guadalmedina, origen de la Málaga actual.

A pesar de este traslado, el Cerro del Villar se mantuvo activo en calidad de polígono industrial para la producción de ánforas, que posteriormente los romanos utilizarían para ubicar una fábrica de salazones.

Entre los hallazgos más destacables de esta última etapa figura una pequeña cabeza femenina de terracota que se cree que podría ser parte de una ofrenda y un horno para producir cerámica, junto al que se han encontrado amontonadas las piezas que se desechaban al ser defectuosas.

Tras el cierre de la tercera fase de excavación, el director advierte, optimista, de que el trabajo no ha hecho más que comenzar. «Tenemos unos 50.000 metros cuadrados, está menos de un 5 % excavado y queda mucho por excavar, pero el estado de conservación es excepcional».