El Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia es una de las obras que ha realizado FranciscoFrancisco González

Entrevista a dos jóvenes artistas sacros

Marta y Francisco, los veinteañeros que representan la nueva generación del arte sacro malagueño

Ambos artistas, inspirados por la Semana Santa malagueña, han tomado a la Virgen y a Jesús como sus principales modelos

Cualquier joven (y no tan joven) que quiera dedicarse a la pintura, la escultura o la música para poder afirmar, con seguridad y sin que le tiemble la voz, que su profesión es ser «artista», no tiene un camino fácil por delante. No sólo el talento, sino la técnica, los estudios, las relaciones y una buena ración de suerte para estar en el momento y en el lugar adecuados son imprescindibles para poder dedicarse a crear sin tener que recurrir a un trabajo de media jornada para poder sobrevivir.

Si, como es el caso de la pintora Marta de Aracoeli y el escultor Francisco González, la rama del arte a la que se dedican se ciñe a la fe y la religión católica, las dificultades se multiplican. Sin embargo, estos jóvenes malagueños, que apenas superan los veinte años de edad, ya han comenzado a labrarse un camino sólido y prometedor en un sector muy limitado y que pocas veces disfruta de la visibilidad que merece.

—–¿De dónde os viene la afición por el arte, por pintar o por esculpir?

— M.A.: Mi afición por pintar viene desde pequeña, siempre me ha llamado la atención. Ya desde muy niña mis juguetes favoritos han sido el folio en blanco y las ceras de colores. Pintar ha sido mi pasatiempo favorito toda mi vida, pero hasta los 12 años no tuve claro que yo quería dedicarme profesionalmente a esto, bien a las Bellas Artes o bien al ámbito académico.

— F.G.: Yo empecé desde muy pequeño y siempre enfocado a la Semana Santa, la verdad. En Andalucía se vive mucho y siempre me ha llamado la atención. Es cierto que me enganché a la escultura desde el interés o la curiosidad que me provocaba el saber cómo se realizan las cosas, cuáles eran los procesos, en qué consistía esculpir. Por eso, empecé a comprar mis primeras pellas de barro, empecé a modelar y fue a partir de un trabajo de la asignatura de Plástica en secundaria, donde tuve que realizar una escultura de bulto redondo, cuando decidí que quería dedicarme a esto de verdad y empecé a buscar escuelas donde formarme.

— ¿Y por el arte sacro?

— M.A.: Para mí, el arte sacro fue más tardío, en torno a los 14 o 15 años. A esas edades, una empieza a hacerse preguntas, a tener reflexiones espirituales y trascendentales y, casi irremediablemente, lo que tienes dentro acaba tirando de ti. Además de encantarme la Semana Santa, soy católica practicante y me gusta dar una visión contemporánea de la fe, pintar mi cuadro, dar voz a mis creencias y aportar una nueva interpretación de algo tan tradicional. El momento en el que decidí orientarme hacia el arte sacro vino de la mano de un encargo: el del estandarte de la Hermandad de la Veracruz de Alhaurín de la Torre, mi pueblo, en el que representé uno de los Dolores de María, cuando Jesús se pierde en el templo.

— F.G.: Yo la verdad es que desde el principio he enfocado mi arte hacia lo sacro. Sin embargo, conforme he ido creciendo y me he ido formando y avanzando, sobre todo en la escuela de arte, me han hecho hincapié en no cerrarme únicamente a lo religioso, por eso trabajo también la escultura civil, especialmente los retratos, que es lo que más me gusta hacer.

Marta pintó su «Inmaculada Cósmica» en directo en la reciente edición de SacrumRocío Martín

— ¿Cómo veis el sector del arte sacro? ¿Es algo antiguo, tradicional y dedicado a las generaciones más mayores o tiene una vertiente más joven tanto desde el punto de vista de los artistas como del público?

— M.A.: Creo que es un sector donde, aparentemente, hay poca gente dedicándose a esto, pero la hay. Sobre todo porque hay público demandando imaginería o pintura sacra. Quizá no tanto en España o Europa, pero sí en Norteamérica, Hispanoamérica o China, que están demandando tanto arquitectura como pintura religiosa a la manera tradicional. Entonces yo creo que sí hay salida para este arte, es cierto que es un campo poco explorado porque parece una vertiente muy tradicional, pero sí hay artistas dedicados a ello y, por supuesto, gente joven. Aquí, en España, el sector parece más limitado porque el patrimonio que tiene la Iglesia es impresionante, pero sí es cierto que las hermandades, las cofradías y los particulares sí buscan este tipo de imaginería, sobre todo de cara a la Semana Santa, y hay opciones de hacerse un hueco. Sin embargo, hay que ser un pintor de renombre para poder dedicarse plenamente a ello y vivir cómodamente.

— F.G.: Yo sí que percibo que hay gente joven creando arte sacro e interesándose por ello para comprarlo. A mí, por ejemplo, me preguntó el otro día un chico de 15 años que estaba interesado en hacerse con una réplica de la Virgen de la Esperanza de Sevilla. El problema viene cuando hablamos del precio, claro. La gente joven muchas veces, por desconocimiento o porque directamente no tiene esas cantidades de dinero, no valora realmente el trabajo que hay detrás de una pieza elaborada a mano, de las horas, del esfuerzo, de los materiales. Hoy todo se cree que viene de China y hecho con una impresora 3D y no nos damos cuenta de todo lo que implica este trabajo. Por otro lado, sí es cierto que el mundo de las cofradías es una de las salidas más importantes para nuestro arte.

— ¿Cómo valoráis la participación en las diferentes ferias de arte sacro, como la reciente edición de la Exposición Sacrum, celebrada en Torremolinos, en la que ambos participasteis y desarrollasteis vuestras obras en directo?

—M.A.: Para mí fue superimportante porque me ha dado voz. Participar en un congreso de tanta envergadura a nivel nacional e internacional ha supuesto un cambio radical, no solamente en mi vida profesional, sino también en mi vida personal. Yo con mi obra quiero lanzar un mensaje a la sociedad, quiero aportarle algo, dar una nueva versión y una nueva visión de temas que son para mí tan importantes como la Inmaculada Concepción o la última mirada de Cristo, por ejemplo. Por eso, mostrarlo al mundo a través de una feria tan relevante ha sido clave para mí.

A los 19 años, Marta pintó lo que para ella significa la última mirada de CristoMarta de Aracoeli

—F.G.: Yo salí muy contento. Soy una persona muy joven, estoy empezando en esto y la más mínima posibilidad que tenga de hablar con gente, de hacer contactos, de dejarme ver, para mí es muy valiosa. Busco más darme a conocer que tener un encargo porque sé que estar activo en redes sociales, participar en ferias, en eventos y mostrar lo que hago a un mayor número de personas es lo que va a hacer que yo pueda coger experiencia, hacerme un nombre y seguir trabajando.

— A día de hoy, ¿cómo enfocáis vuestra carrera?, ¿tenéis algún proyecto en marcha o algún encargo en el que estéis trabajando?

— M.A.: Actualmente tengo cuatro encargos. Tengo dos proyectos grandes, la Inmaculada Cósmica, que es una interpretación moderna de la Inmaculada Concepción; y también una representación de la quema de la deuda pública por el emperador Adriano. Los otros dos proyectos pequeños son de particulares.

— F.G.: Confirmados y en los que estoy trabajando a día de hoy tengo tres encargos. El primero, una copia de la Virgen de los Dolores del Puente en barro policromado para una particular que quiere tenerla en la vitrina de su casa; el segundo, también para un particular del norte de España, un encargo para Cuaresma, que es una copia del Cristo de la Hermandad de Humildad y Paciencia, que ya lo he hecho anteriormente; y el tercero, algo que me hace muchísima ilusión: un encargo para la Hermandad de la Esperanza de Málaga, una oportunidad muy buena porque es una de las hermandades más importantes y, ahora mismo, estoy en una nube, no me lo puedo creer.

— ¿Cómo afrontáis el futuro? ¿Creéis que os podréis dedicar plena y profesionalmente al arte sacro?

— M.A.: Pues ahí estoy, en la duda, porque me gusta mucho la vertiente académica, pero mi deseo es también continuar con mi carrera pictórica. Actualmente, la vida me está sirviendo oportunidades por ambos lados y voy compaginándolo, mezclando pintura y estudios. No sé si en un futuro las circunstancias harán que me decante por un camino u otro, pero por ahora me siento cómoda tirando de los dos carros.

Francisco también esculpió una obra en directo durante la celebración de SacrumFrancisco González

— F.G.: Me pasa una cosa muy rara y es que hay momentos en que me veo viviendo de esto. De hecho, hay días que me levanto y me digo «lo voy a conseguir» o «estoy en el camino». Pero hay otros días que pienso que me lo tengo que quitar de la cabeza porque me voy a llevar una decepción enorme cuando vayan pasando los años y vea que sigo en el mismo punto, sin avanzar. Por eso, estoy buscando otras vías. Compagino el arte con otros trabajos a media jornada y estoy pensando en prepararme unas oposiciones porque debo priorizar el tener una vida estable. Para mí la escultura es mi gran pasión, así que ojalá pueda dedicarme exclusivamente a esto, pero Dios dirá.