Málaga
Rifaat al Assad, el dueño y señor de la zona árabe de Puerto Banús que sigue atemorizando a los vecinos
Los habitantes de este famoso enclave, símbolo del lujo marbellí, aseguran que «hay que ir con sumo cuidado» cuando se trata de hablar del tío del expresidente al Assad
Los tentáculos de la familia del depuesto presidente sirio, Bashar al Assad, son extremadamente largos y sinuosos, se extienden durante varias décadas y alcanzan lugares tan alejados de sus propias fronteras como la malagueña Costa del Sol, un enclave donde el poder, el lujo y las excentricidades están a la orden del día y donde el tío del antiguo mandatario, Rifaat al Assad, decidió instalar su pequeño gran imperio en el que, a día de hoy, su influencia y su manejo de los hilos se sigue sintiendo a pesar de su ausencia.
Puerto Banús, el epicentro del poderío económico en la localidad de Marbella, fue el lugar elegido por al Assad para invertir su inmensa riqueza de dudosa procedencia. Así, cuando aterrizó en la Costa del Sol en los años 80, adquirió casi tres centenares de plazas de aparcamiento, varias fincas, locales, hoteles y apartamentos de lujo valorados en algo más de 700 millones de dólares y que, a día de hoy, se encuentran embargados por la Justicia española desde 2020 por un presunto caso de blanqueo de capitales.
A pesar de que Rifaat al Assad se encuentra en paradero desconocido (lo que dificulta su comparecencia en los tribunales de nuestro país prevista para mediados de 2025), lo cierto es que por las calles de la zona árabe de Puerto Banús y en los negocios que le pertenecieron se sigue sintiendo su presencia.
El Hotel Gray DÁlbion, el Hotel Park Plaza Suite o las inmediaciones de Benabola son solo algunos de los emplazamientos en los que se sigue recordando al millonario fugado. En declaraciones a este medio, un vecino de la zona ha rememorado la época en la que al Assad paseaba por Puerto Banús intimidando a sus habitantes, rodeado de matones y marcando territorio.
«El Gray D'Albion, que está en la entrada de Puerto Banús, es uno de los emblemas de Marbella», cuenta. «Mi madre me dijo que en los años 80 la inmensa mayoría de los dueños de los apartamentos eran españoles o extranjeros que habían comprado allí una casa. Conforme los árabes se fueron haciendo con la mayoría de pisos, muchos de los antiguos propietarios tuvieron que vender porque las costumbres de los árabes chocaban con las occidentales». La situación se hizo insostenible.
Aunque el hotel ha caído en desgracia y desde el exterior se aprecia la dejadez y la falta de cuidado de las instalaciones, con desconchones en la fachada y una pobre iluminación, el vecino de Puerto Banús habla de «voces, gritos y falta de higiene», que provocaron que los antiguos propietarios vendieran sus inmuebles y que, a día de hoy, «salvo contraorden, la inmensa mayoría del edificio es de árabes».
El área del hotel Benabola y sus inmediaciones era otra de las grandes zonas de dominio del sirio, considerada la parte árabe de Puerto Banús. «Iba por Benabola escoltado por monjes saolín, por militares, incluso por guardias civiles. El tío era el puto amo», sostiene. «Tenía varios sitios, un beach club a los pies del edificio Gray, bares de copas, clubes con sillones, para fumar cachimba…». Su imperio inmobiliario y económico tocaba todos los palos y los vecinos lo sabían.
«También tenía un parking bastante caro a la entrada de Puerto Banús, nada más pasar la barrera, y el Hotel Park Plaza Suite», asegura. «Si sabes quién es, hay que ir con sumo cuidado».
Lo cierto es que los vecinos, aún muchos años después de su huida de Marbella y de que sus posesiones, muy desmejoradas y casi en estado de abandono, hayan sido embargadas, prefieren mantenerse en el anonimato y esperar a que la Justicia pueda hacer su trabajo.