Nazarenos y antifaz con capirote son un clásico de la Semana Santa©GTRESONLINE

Semana Santa 2024

La cofradía sevillana que inventó el antifaz con capirote de nazareno

Una cofradía sevillana, cuya historia es apasionante, está considerada como la inventora del capirote que da forma al antifaz del hábito nazareno tal y como hoy lo vemos y lo conocemos

La vestimenta del nazareno ha sufrido una evolución a lo largo del tiempo. Sin embargo, como todo desde que el mundo es mundo, algo o alguien tuvo que portar con el honor de la innovación o la evolución en un determinado campo.

Hoy nos centramos en el capirote, uno de los símbolos clave de la Semana Santa sevillana. No en vano, Sevilla y Andalucía no se entienden sin sus capirotes.

Por ello debemos dirigir nuestros pasos hasta el barrio de San Julián, donde la Hermandad de La Hiniesta aguarda a que llegue el Domingo de Ramos para realizar su estación de penitencia.

Inventores del capirote con antifaz

La Hiniesta fue la cofradía que inventó el capirote que da forma al antifaz del hábito nazareno tal y como hoy lo conocemos y como se disfruta durante estos días. Según las crónicas, en el siglo XVI ya lo usaban, a pesar de que en ese momento estaba en vigor una Real Cédula que prohibía que los penitentes se cubriesen el rostro durante el momento de procesionar.

Con gran arraigo en su barrio, el de San Julián, y toda la zona norte de la capital hispalense, es una de las cofradías que más han crecido en los últimos años. En 1879 sufrió la refundación para llegar a ser lo que ahora es, aunque los inicios de la Hermandad se remontan a 1560, cuando fue fundada por el gremio de los hortelanos. Y ahí aparecen ya con ellos los capirotes.

Las imágenes que les acompañan a la hora de procesionar son el cristo de la Buena Muerte (1938), la Magdalena (1944) y la Virgen de la Hiniesta (1937).

Renacer de las cenizas

La guerra civil y los dramáticos años 30 supusieron un borrón en la historia de esta cofradía. Sus imágenes más primitivas, un Cristo, de Felipe Rivas, y la virgen atribuida a Martínez Montañés, quedaron destruidas por completo en un incendio causado en 1932 por hordas revolucionarias.

Por si fuera poco, la parroquia de San Julián fue pasto de las llamas en 1936, donde quedaron dañadas numerosas obras de arte de valor incalculable. Aunque las autoridades aseguraron que fue un incendio fortuito, tampoco se pudo demostrar.