Fabiola García-Liñán se retira tras cerca de cuarenta años vistiendo a miles de mujeres para pisar el Real de la Feria.Cedida

Entrevista

Fabiola, diseñadora de trajes de flamenca: «Mi marca empezó y termina conmigo»

Tras cerca de 40 años vistiendo a cientos de mujeres de todo el mundo —incluida la Reina Máxima de Holanda—, se retira con la satisfacción del trabajo bien hecho y haber sido partícipe de la evolución del sector de la moda flamenca, conservando su esencia

La mejor carta de presentación es una mirada limpia y la suya, además, es capaz de transmitir la ilusión por una despedida que sabe a agradecimiento y a la satisfacción del trabajo bien hecho. Fabiola García-Liñán se retira tras cerca de cuarenta años vistiendo a miles de mujeres para pisar el Real de la Feria.

Durante todo este tiempo, es innegable que la moda flamenca ha evolucionado enormemente. Sin embargo, ella ha sabido mantener su esencia, su seña de identidad, que no es otra cosa que colores vivos, lunares, la atención personalizada y una apuesta por la artesanía que se traduce en calidad, haciendo inconfundibles los trajes de Fabiola.

–¿Cómo fueron sus comienzos?

–Me casé muy joven y, enseguida, me quedé embarazada. En esos momentos, indagué para ver a qué podía dedicarme profesionalmente y, aunque sopesé prepararme unas oposiciones, no lo veía factible en mi estado. Así que me puse a aprender cosas y una de ellas fue la costura en la Academia Imagen, donde me di cuenta de que, si aprendía a realizar unos buenos patrones de base, mi creatividad sería ilimitada. Conocí a una amiga, Manoli, que sabía mucho más que yo de costura, que ya era modista, y me puse a trabajar con ella en el traje de flamenca. Yo buscaba los tejidos, los colores, los adornos y ella lo cosía todo con mucha gracia. Al principio, hicimos trajes de gitana a amigas, sobrinas, vecinas y, pasado el tiempo, decidí dedicarme a esto profesionalmente. En ese momento creé mi marca, con mi propio nombre, ya que todo el mundo decía: «Voy a casa de Fabiola». Al principio, atendía en mi salón y luego abrí una tienda que, a lo largo de estos años, ha tenido distintas ubicaciones.

No puedo sentirme más feliz en estos momentos en los que recibo tanto cariño de tantas personas a las que quiero

–¿Cuál cree que ha sido la evolución del traje de flamenca a lo largo de estos años que lleva en el sector?

–El traje de gitana ha ido evolucionando constantemente a lo largo de todos estos años. Sin embargo, ha habido hitos que han propiciado verdaderos cambios sustanciales, entre los que destacaría dos: la primera colección de trajes de flamenca de Victorio y Luchino y la aparición de SIMOF. El traje de flamenca comenzó a hacerse más elegante, con tejidos más delicados, formas más voluminosas y llamativas y comenzó lo que yo llamo «la era de la moda flamenca». A mi entender, ese paso le vino muy bien al sector. Surgieron muchos diseñadores que creaban trajes espectaculares. Por mi parte, yo preferí seguir haciendo un traje para ir a la feria: costura de calidad, tejidos de calidad, pero un poco más cómodos y ligeros. Estos últimos años me hacen los tejidos exclusivos a mi gusto, pero siguen siendo lunares clásicos con colores nuevos.

Al principio, atendía en mi salón y luego abrí una tienda que, a lo largo de estos años, ha tenido distintas ubicaciones

–Muchas marcas en la actualidad impulsan sus ventas a través de las redes sociales. ¿Cuál es la relación de una mujer como usted, que lleva tantos años dedicándose a la moda flamenca, con este fenómeno?

–Mi relación con las redes sociales como medio para dar a conocer las colecciones ha sido estupenda desde un principio. Creo que es una maravillosa manera de hacer publicidad sin excesivo coste. Actualmente, yo no llevo personalmente las redes porque no tengo tiempo de aprender a hacerlo bien.

–Siguiendo con la evolución, la Feria también es una fiesta que ha cambiado mucho, especialmente en los últimos años. Sin embargo, podría decirse que mantiene su esencia. ¿Qué opina al respecto?

–Efectivamente, yo creo que la mantiene. Lo que sucede es que, simplemente, somos muchas las personas a las que nos encanta ir a disfrutarla. Esto hace que haya días en que apenas puedes caminar, pero eso no es nuevo, lleva ocurriendo muchos años. Es un evento único y maravilloso… ¿Quién puede resistirse a él? Aunque tengo que reconocer que me gustaba más, como profesional del sector, la estructura de Lunes de Pescaíto, porque facilita la entrega de los trajes a las clientas.

–Muchos dicen que la moda se ha convertido hoy en un producto de consumo rápido, como tantos otros. Sin embargo, usted ha apostado siempre por cuidar el detalle al máximo. ¿Cómo era el proceso desde que una mujer llegaba a su tienda hasta que recogía su traje?

–Una cosa es la moda y otra cosa es una «casa de modas de trajes de flamenca». Nuestra firma tiene un concepto lento de la creación y la venta de los trajes. Cada año preparo una colección de unos 60 trajes que exhibo en mi tienda ya en Navidad. La clienta puede verlo, probárselo y si le gusta alguno que le quede más o menos bien, se le adapta a su cuerpo perfectamente y se queda con él. Si el traje que le gusta a la clienta no lo tenemos en su talla, se le toman medidas y se le hace uno especial para ella. Además, en nuestra tienda también pueden comprar el traje, la flor, los abalorios y el mantón. Nuestra relación con las clientas suele ser muy estrecha y eso es lo que hace que me guste tanto mi trabajo.

–Quizás uno de los momentos más destacados de su dilatada trayectoria fue cuando vestiste a la Reina Máxima de Holanda y a sus hijas para ir a la Feria. ¿Cómo recuerda aquella experiencia?

–Me quedo con el trato tan agradable de la Reina y el resultado tan vistoso en la Feria. También con el apoyo de tanta gente que me daba la enhorabuena por la calle y me decían que les encantaba que hubieran elegido a Fabiola.

–Su firma empezó y acaba con usted, ¿qué se lleva de todos estos años? ¿En qué va a enfocar su vida a partir de ahora?

–Sí, mi marca empezó y termina conmigo. En esta trayectoria me han acompañado modistas estupendas y personas encantadoras que me han ayudado en tienda. Todas juntas y con nuestras clientas, hemos hecho Fabiola. Y yo no puedo sentirme más feliz en estos momentos en los que recibo tanto cariño de tantas personas a las que quiero.

«Yo, siempre, escuchando y aprendiendo», recuerda cuando echa la vista atrás y repasa mentalmente todo lo vivido desde que iniciara su marca. Está convencida de que no hay otro camino para conseguir hacer las cosas bien y parece que el tiempo, sus clientas y el recuerdo que deja sobre el albero de la Feria así lo atestiguan.

Aún quedan muchos años de ver trajes de Fabiola por el Real, porque quien tiene uno de ellos sabe que lo bueno y lo bonito nunca pasa de moda.