Sevilla
La historia del Alcázar de Arriba, el palacio favorito del Rey Don Pedro en el Lucero de Europa
Pedro I ordenó levantarlo en el siglo XIV sobre una fortificación anterior de época almohade
Situada en plena Campiña sevillana, Carmona es conocida como el Lucero de Europa por su rico legado patrimonial y por ser una de las ciudades más antiguas del continente. En ella se conservan numerosas y ricas muestras de todas las civilizaciones que han pasado por el lugar a través de los tiempos. En su punto más alto se encuentra el Alcázar del Rey Don Pedro, de ahí que también se conozca como Alcázar de Arriba.
Pedro I de Castilla, el último rey de la dinastía Borgoña, ordenó levantarlo en el siglo XIV sobre una fortificación anterior de época almohade, construida a su vez sobre los restos de una fortaleza del siglo X. Este rey mandó llamar a artesanos de Sevilla para construir varias torres y una puerta exterior y ornar el interior como el Alcázar de Sevilla, ya le apasionaba el estilo mudéjar, y lo convirtió en uno de sus palacios favoritos.
Sin embargo, de las yeserías y columnas de mármol que se instalaron entonces en el Alcázar del Rey Don Pedro hoy no se puede apreciar ningún resto. Este borrado de la historia de este palacio se debe en gran medida a los diferentes terremotos que sufrió Carmona en 1504 y en 1755. Este último, el llamado terremoto de Lisboa, causó tal deterioro que terminó provocando el abandono del alcázar.
Es el primero dedicado a la artillería que se levantó en la Península Ibérica y, por tanto, es muy significativo para el análisis de la evolución de la arquitectura militar. Este tipo de fortines se erige en respuesta a los avances tecnológicos que se habían ido aplicando a los conflictos bélicos a partir del siglo XV.
Lejos del uso de las antiguas catapultas, la artillería demandaba fortalezas mucho más resistentes. Por ello, la mayor parte de los torreones que se construyen a partir de la época de los Reyes Católicos prescinden de la forma cuadrangular, mucho más débil en los ángulos, y la sustituyen por formas cilíndricas y ovaladas, como en este caso.
Tiene forma rectangular y está defendido en la parte norte y oeste por un foso con dos puertas a ambos lados con un fuerte exterior llamado Cubete. Dentro del recinto, una vez superada la puerta, se accede al cuerpo de guardia que da paso al patio de armas, que compone un espacio rectangular. Además, cuenta con tres líneas de muralla. La que cierra el patio se refuerza con diversos torreones, entre los que destaca la Torre del Homenaje.
El Alcázar de Arriba no solo ha tenido a lo largo de su historia funciones defensivas o residenciales, sino que, a posteriori, el edificio se adaptó como hospital durante la epidemia de la peste de 1649 o incluso como campamento militar nazi en 1942.
En 1931 fue declarado monumento de interés histórico, y en 1985, bien de interés cultural. En la actualidad, el recinto interior está muy modificado para su utilización como Parador Nacional de Turismo, con una estética similar a la mudéjar, con numerosos salones y patios.