Entrevista
Teresa Jiménez-Becerril: «Me emociona que mi relato interese a los jóvenes e impacte en sus conciencias»
La hermana de Alberto Jiménez-Becerril, que murió asesinado por ETA en Sevilla, se lamenta de que la banda terrorista no se estudia en los colegios, «seguramente, para poder hacer respetables a sus herederos políticos»
La verdad solo tiene un camino. Sin embargo, éste a veces se hace difícil de recorrer, algunos se empeñan en llenarlo de obstáculos y hay tramos en los que las señales confunden, haciendo que el que viene detrás no sepa por dónde tirar. Algo así podría decirse que ocurre con la historia de ETA que, a lo largo de los años, se ha ido tergiversando hasta llegar a las nuevas generaciones con versiones que distan mucho de lo que de verdad pasó.
Por eso, es tan necesario el testimonio de Teresa-Jiménez Becerril –cuyo hermano, Alberto, y su cuñada, Ascen, fueron asesinados en Sevilla a manos de la banda terrorista, en enero de 1998–. Ella, como tantas otras víctimas, aún hoy sigue dejándose la piel por toda España para que los jóvenes conozcan que no se trató de una guerra, que no existían bandos, sino que hubo víctimas y verdugos. Su labor es clave para defender la memoria, la dignidad y la justicia de quienes perdieron su vida en unos años en los que salir a la calle podía ser un acto heroico.
–¿Qué importancia cree que tienen estas charlas que dan a conocer el terrorismo de ETA a quienes, por edad, no lo vivieron?
–Estas conferencias tienen para mí la máxima importancia, son prioritarias. Es necesario que todo el mundo sepa qué fue y es ETA y lo que significó y significa. Aquellos que no lo han vivido deben saber que los atentados terroristas eran continuos y el miedo y el dolor formaba parte de la vida de muchos españoles. Conocer esa parte de la historia reciente de España les hará valorar el sacrificio de tantos inocentes por la libertad que ellos hoy día disfrutan.
–¿Qué otras herramientas tienen los jóvenes para informarse? ¿Cuáles habría que impulsar desde el Estado o desde las Comunidades Autónomas?
–Inexplicablemente, no se estudia en los colegios lo suficiente. Quizás esto solo se puede concebir desde una voluntad de que olvidemos a ETA para poder hacer respetables a sus herederos políticos. Ante todo, hay que tener clara la necesidad de defender la memoria, la dignidad y la justicia de las víctimas del terrorismo y promover actos que las honren. También es importante que las Comunidades Autónomas hagan convenios con Fundaciones, universidades etc. para llevar a las aulas los valiosos testimonios de las víctimas. Por ejemplo, la Fundación Alberto Jiménez-Becerril contra el terrorismo ha firmado un Convenio con la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía para trabajar conjuntamente en esta tarea. Me consta que muchas Comunidades son muy activas en la defensa de las víctimas y en la divulgación de la historia del terrorismo. Algunas, tristemente, no.
–¿Qué sensaciones detecta entre quienes la escuchan?
–Me emociona constatar que mi relato les interesa y está impactando en sus conciencias. Quizá me equivoque, pero creo que ellos quieren saber y se hacen muchas preguntas sobre por qué tuvieron que morir tantas personas inocentes, qué pretendía lograr ETA con los asesinatos y que consiguió.
–¿Qué riesgo real existe si esta información no llega a nuestros jóvenes?
–El blanqueamiento del partido político heredero de ETA es de tal envergadura, que yo he visto un vídeo donde un joven dice que él votaría al partido de la ETA. Imagino que de tanto hacerles creer a las personas que no lo vivieron, que hubo una causa lícita para que ETA matara, se lo acaban creyendo. Al final, no distinguen el bien del mal. Como si el que disparaba y el que ponía la nuca tuvieran la misma culpa. Contra esa mentira e indignidad, solo se puede luchar desenmascarando a quienes la propagan y un instrumento muy útil es la voz de las víctimas.
–Si es impensable que se pueda hacer un homenaje en la Quinta Avenida de Nueva York a quienes perpetraron el atentado contras las Torres Gemelas, ¿por qué en España es posible que se homenajea a terroristas con total impunidad año tras año?
–Las cifras hablan de más de 400 homenajes a terroristas de ETA al año en el País Vasco y Navarra, donde desgraciadamente se permiten. Esta pregunta que me hace, también me la hago yo y me dan ganas de llorar cuando sé que al asesino de mi hermano y de su mujer se le ha homenajeado en las fiestas de su pueblo, como si fuera un héroe. Yo, hace años, lo denuncié en la Audiencia Nacional. Ahora, incluso, han cambiado las leyes para que no se pueda perseguir estos actos delictivos, es una vergüenza. El precio que estamos pagando los españoles por estos indignos pactos políticos es altísimo. Creo que una sociedad que homenajea a los verdugos y humilla a sus víctimas está enferma.
–¿Cómo son esos jóvenes –hijos de víctimas, como sus sobrinos– que han crecido con ese dolor y que, en lugar de tomarse la justicia por su mano, se dedican a dar a conocer la verdad?
–Es difícil describir lo que uno siente cuando te matan a un hermano, que tenía 37 años, y a su mujer, con 39, y dejan a tres niños de 4, 7 y 8 años, huérfanos. Cuando has vivido viendo cómo tu madre los sacó adelante y no tuvo ni tiempo de llorar. No nos tomamos la justicia por nuestra mano porque nosotros no somos como los terroristas, nosotros tenemos principios y valores y se los hemos transmitido a nuestros jóvenes. Imagino que aquellos que dan su testimonio saben que es necesario hacerlo, aunque sea doloroso.
–Tras tantos años contando lo que ocurrió en España durante el tiempo que ETA mataba, ¿hay algo que le haya devuelto la esperanza?
–Creo que el esfuerzo emocional que yo hago al contarle a los jóvenes quiénes eran Alberto y Ascen, qué les pasó y cómo mi familia vivió y vive las consecuencias del terrorismo, es enorme. También explico otros atentados de ETA e intento que entiendan el sacrificio y el ejemplo de todas las víctimas, para que tomen conciencia de que ellos son nuestros héroes. Creo que es importante que los jóvenes conozcan la historia del terrorismo de ETA y que saquen sus conclusiones. Solo si conocen los hechos, podrán entender lo que les debemos a las víctimas: nuestra democracia, nuestra libertad y la unidad de España.