El guía turístico sevillano, durante la sesión de este lunes en la Audiencia Nacional

El guía turístico sevillano, durante la sesión de este lunes en la Audiencia NacionalEFE

Juicio en la Audiencia Nacional

El guía turístico de Sevilla acusado de violación daba alcohol a sus víctimas hasta dejarlas semiinconscientes

La Policía declara que «se encargaba de que no les faltara una copa de lo que fuera» y propiciaba que bebiesen más alcohol «de la cuenta»

La Audiencia Nacional ha iniciado este lunes el juicio promovido contra Manuel B. V., el guía turístico sevillano acusado de tres presuntos delitos de agresión sexual sobre estudiantes estadounidenses en viajes a Marruecos y Portugal.

Este primer día del juicio han testificado varias agentes de la Policía Nacional encargadas de investigar el asunto, entre ellas la jefa operativa de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM). Todas ellas han destacado que las denunciantes del caso aluden a hechos «similares en un porcentaje muy alto».

Aunque eran mayores de edad, según ha precisado la jefa de la UFAM, «eran jóvenes, casi niñas en un país extranjero», y el acusado, como promotor de los viajes y guía turístico, «era mayor que ellas, se erigía como protector, les ofrecía seguridad, y ellas confiaban» en él.

Una vez que el acusado se ganaba la confianza de las chicas, «se encargaba de que no les faltara una copa de lo que fuera» y propiciaba que bebiesen más alcohol «de la cuenta». «Solían beber gratis. Él se encargaba de pedirles las copas, de facilitarles la bebida, de facilitarles el camino» hacia el estado de embriaguez, según esta investigadora, que ha recordado a continuación que la primera denunciante manifestó que el inculpado «podría haberle echado algo en la bebida».

Otra de las investigadoras ha dicho que el inculpado promovía desde su empresa «un turismo barato, fomentando las salidas» nocturnas y el «abuso de alcohol», alzándose como «líder» al superar en unos diez años la edad de las jóvenes, que rondaban los 20 años. «Creaba un clima de confianza, las agasajaba. Las llevaba a reservados e invitaba a copas y ellas se sentían confiadas», ha expuesto, describiendo los comportamientos previos a los «juegos de connotación sexual» del inculpado, mientras animaba supuestamente a las víctimas «a que siguieran bebiendo», hasta alcanzar estados de «semi inconsciencia».

Esta agente ha precisado que, para llegar a ese estado, en el caso de chicas jóvenes con la complexión física de las denunciantes, «no es necesario combinar con alguna otra sustancia», sino que basta con «altas cantidades» de alcohol. «Algunas de ellas dicen que no entienden cómo llegaron a esta situación e intentan buscar sus propias conclusiones», ha indicado.

La Fiscalía atribuye al guía turístico un presunto delito de agresión sexual, de violación, y dos supuestos delitos de abusos sexuales y, por ello, reclama para él un total de nueve años de prisión, seis años de prohibición de acercarse a la primera víctima o comunicarse con ella, un año de la misma prohibición en relación con cada una de las dos víctimas posteriores y ocho años de inhabilitación para la profesión de guía turístico, así como que indemnice con 40.000 euros a la primera víctima y con 1.500 euros a cada una de las dos restantes.

La acusación particular ejercida por las víctimas esgrime la misma tipificación penal, pero reclama para el acusado un total de 23 años de prisión, así como una indemnización de 600.000 euros para la primera joven y de 150.000 euros cada una de las dos siguientes.

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