
Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, obra más importante de Juan de Mesa, saliendo de la Catedral de Sevilla
Semana Santa
Los imagineros más importantes de la Semana Santa de Sevilla
La imaginería sevillana es un referente del arte sacro a nivel mundial gracias a artistas como Juan Martínez Montañés o Juan de Mesa
La Semana Santa de Sevilla es una de las manifestaciones religiosas y culturales más importantes de España y cuenta con un patrimonio artístico de incalculable valor. Gran parte de este legado se debe a la labor de algunos de los imagineros más influyentes de la historia. A lo largo de los siglos, estos maestros han dejado un legado imborrable en la escultura sacra.
Uno de los imagineros más importantes de la Semana Santa sevillana es Juan Martínez Montañés, conocido como 'el Dios de la madera' por su magistral dominio del material. Es considerado el máximo exponente del clasicismo en la imaginería andaluza. Su estilo se caracteriza por la serenidad y la belleza idealizada, como se puede apreciar en su Cristo de la Clemencia o en Nuestro Padre Jesús de la Pasión. Su influencia en la escultura sevillana es indiscutible, ya que su taller formó a numerosos discípulos.

Nuestro Padre Jesús de la Pasión, obra de Juan Martínez Montañés
El alumno más aventajado de Martínez Montañés fue Juan de Mesa. Su obra maestra es, sin duda, Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, conocido como el Señor de Sevilla. Con un estilo marcado por el dramatismo y una profunda humanidad, consiguió plasmar en sus imágenes un realismo conmovedor. También es autor del Cristo de la Buena Muerte, de la Hermandad de los Estudiantes; del Cristo de la Conversión del Buen Ladrón, de Montserrat, o del Cristo del Amor, entre otros.
Pedro Roldán es otro de los grandes nombres de la imaginería sevillana. Este escultor introdujo en sus obras un movimiento y una teatralidad que marcaron el barroco sevillano. Una de sus creaciones más destacadas es el misterio de la Exaltación, conocido popularmente como 'Los Caballos', que muestra con gran dinamismo la escena de la elevación del Santo Madero. Además, su influencia se extendió a través de su hija, Luisa Roldán, conocida como la Roldana, quien fue una de las pocas mujeres escultoras de la época y trabajó en la corte de Carlos II.En el siglo XVIII, Francisco Antonio Ruiz Gijón dejó su huella en la imaginería sevillana con su magistral Cristo de la Expiración, conocido popularmente como el Cachorro. Esta imagen, cargada de dramatismo, se caracteriza por el realismo impactante de su rostro en el momento de la expiración. La leyenda cuenta que Ruiz Gijón se inspiró en el rostro de un gitano sevillano que murió trágicamente.
En tiempos más recientes, el imaginero Antonio Castillo Lastrucci dejó un importante legado en la escultura procesional sevillana del siglo XX. Su obra se distingue por su academicismo y su detallada composición de los grupos escultóricos. Fue determinante en la renovación de la Semana Santa de Sevilla a través de la ejecución de misterios como el de Jesús ante Anás, conocido popularmente como la Bofetá, o el del Prendimiento de la Hermandad de los Panaderos, entre otros muchos.

El misterio de la Bofetá, obra de Castillo Lastrucci, supuso un antes y un después en la composición de los pasos de misterio
La Semana Santa de Sevilla no sería la misma sin la labor de estos grandes imagineros, quienes, con su maestría y sensibilidad, han dado forma a algunas de las imágenes más veneradas de la ciudad. Su legado sigue vivo en cada cofradía. Gracias a ellos, la imaginería sevillana sigue siendo un referente del arte sacro a nivel mundial, demostrando que la devoción y la belleza pueden ir de la mano en una tradición que perdura a través de los siglos.