Casa Real La lealtad de los hombres del Rey
Están trabajando en mínimos, porque muchos de ellos se fueron a ayudar a los afectados por la DANA
Era previsible que la situación se complicara en Paiporta el pasado domingo durante la visita de los Reyes. Ya lo habían advertido los miembros del equipo de Seguridad de La Zarzuela que se habían desplazado unos días antes a prepararla. La gente estaba indignada porque se sentía abandonada por los presidentes del Gobierno y de la Generalitat Valenciana, justo las dos autoridades que iban a acompañar a Don Felipe y Doña Letizia.
De nada sirvió que no se anunciara hasta el último momento la hora y el lugar de la visita de los Reyes, porque el descontento se extendía por todos los rincones de la zona afectada por la DANA.
Pero una vez en Paiporta la indignación de los vecinos se desbordó y empezaron a vivirse momentos de alta tensión. La comitiva fue recibida con insultos, piedras y barro y fue entonces cuando los servicios de Seguridad de Moncloa recomendaron a Pedro Sánchez que se retirara. El presidente del Gobierno se fue y dejó solos a los Reyes ante una multitud enfurecida.
A pesar de que el riesgo crecía, ni Don Felipe ni Doña Letizia quisieron retirarse. Los Reyes se quedaron a cumplir con su deber, que era estar con el pueblo, y se acercaron a los vecinos enfadados para escucharles y compartir su dolor. Y junto a ellos, no solo sus escoltas sino también sus colaboradores más cercanos, los altos cargos de la Casa del Rey, no se separaron ni un minuto de Don Felipe y Doña Letizia, asumiendo los mismos riesgos que los Reyes.
Alrededor del Rey se podía ver a sus hombres más leales, que luchaban para no separarse de Don Felipe, a pesar de los empujones de la multitud y de que el propio Jefe del Estado se acercaba peligrosamente a personas tan indignadas que nadie sabía cómo iban a reaccionar. El Rey, al que habitualmente no se toca, estaba literalmente rodeado de gente que no había pasado ningún control de seguridad.
Normalmente, cuando el Rey visita un localidad, se instalan vallas de seguridad, tras las cuales se colocan los vecinos, pero eso era completamente inviable en la zona cero de la catástrofe, donde además Don Felipe empezó a abrazar a algunos de ellos.
Los altos cargos de Zarzuela
El jefe de Seguridad de La Zarzuela, Miguel Ángel Herráiz, se pegó a Don Felipe y, muy cerca de ellos, se encontraban el jefe de la Casa del Rey, Camilo Villarino; el de Protocolo, el militar Curro Lizaur, y el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, que se vio convertido, tras la huida de Sánchez, en el «ministro de jornada». Todos ellos formaron un bloque y no se separaron ni un segundo del Rey.
Doña Letizia, con la cara manchada de barro y sin poder contener las lágrimas, abrazaba a algunas vecinas, rota de dolor, mientras repetía: «Lo siento, lo siento». Y uno de sus escoltas mostraba la brecha sangrante que le había provocado en la frente una pedrada probablemente dirigida a la Reina. A su alrededor, sus más estrechos colaboradores de La Zarzuela manchados también de lodo.
Apenas había transcurrido una hora desde que los Reyes llegaron a Paiporta, pero la tensión hizo que la visita pareciera eterna.
Además, los agentes de Seguridad de la Casa del Rey se encuentran en mínimos estos días, después de que 42 de ellos se sumaran el pasado fin de semana a las labores de ayuda a los afectados por la DANA junto a un centenar de guardias reales.
En los próximos días, los Reyes volverán al lugar de la catástrofe, a la localidad de Chiva, cuya visita quedó aplazada tras los incidentes de Paiporta con la esperanza de que se rebaje un poco la tensión.