Casa Real La lección de Monarquía que la Princesa Leonor aprendió viendo las imágenes de sus padres en Paiporta
Don Felipe vivió una situación similar hace 33 años, cuando vio por televisión los incidentes de Guernica
La historia siempre se repite. Hace 33 años fue Don Felipe quien aprendió una lección inolvidable viendo por televisión desde Madrid la reacción de Don Juan Carlos ante los sucesos de Guernica. Y el pasado domingo fue la Princesa de Asturias quien recibió a distancia la valiosa lección de Monarquía que dieron los Reyes desde Paiporta.
Si las primeras imágenes que llegaban de Valencia inquietaron a millones de españoles, a Doña Leonor debieron impresionarla mucho más. La Princesa vio a sus padres como nunca los había visto: manchados de barro, bajo una lluvia de insultos y lodo, y abandonados por el presidente del Gobierno. Mientras su padre trataba de calmar los ánimos de los vecinos, su madre rompía a llorar, y algunos escoltas resultaban heridos.
Pero la Princesa también vio cómo sus padres reaccionaban con entereza y valentía: se quedaban a dar la cara, se exponían al riesgo, escuchaban a los vecinos, hacían suyo su dolor, los abrazaban y cumplían con su deber de Reyes, que es estar cerca del pueblo al que se deben.
De Guernica a Paiporta
Don Felipe solo tenía trece años cuando vio por televisión los incidentes de Guernica y, al principio, se asustó. Sus padres realizaban en 1981 su primera visita oficial al País Vasco. El año anterior ETA había asesinado a 97 personas y, cuando Don Juan Carlos fue a tomar la palabra en la Casa de Juntas de Guernica, una veintena de diputados de Herri Batasuna se levantaron y empezaron a cantar, puño en alto, el Eusko Gudariak para impedirle hablar.
Cuando los radicales fueron desalojados, el Rey tomó la palabra y afirmó: «Frente a quienes practican la intolerancia, desprecian la convivencia, no respetan las instituciones ni las normas elementales de una ordenada libertad de expresión, yo quiero proclamar, una vez más, mi fe en la democracia y mi confianza en el pueblo vasco».
Años después, Don Felipe comentó: «La reacción de mi padre en Guernica me llenó de orgullo. Quisiera que no se produjera nunca, pero si llegara el caso, me gustaría reaccionar como él». Seguro que la Princesa Leonor pensó el domingo algo muy parecido y se sintió orgullosa de su padre y de su madre.