Casa Real Los dos colaboradores más veteranos del Rey dejan Zarzuela tras décadas de servicio leal a la Corona
El teniente general de la Guardia Civil Domingo Martínez Palomo y el diplomático Alfonso Sanz Portolés se jubilan al cumplir 70 años
Dos estrechos colaboradores del Rey abandonarán La Zarzuela el próximo mes de diciembre. Son el teniente general de la Guardia Civil Domingo Martínez Palomo, que lleva 43 años junto a Don Felipe, y el diplomático Alfonso Sanz Portolés, que ha estado 31 años sirviendo a la Corona. Los dos han estado siempre entre las bambalinas de Palacio, ocupándose de todo para que los Reyes pudieran desempeñar en las mejores condiciones posibles el oficio de reinar.
Ambos son discretos, inteligentes, imperturbables y casi invisibles, pero detrás de cada uno de ellos hay una historia que contar. La de Martínez Palomo es de superación, trabajo, entrega y lealtad. Y la de Sanz Portolés, que es sobrino de Ángel Sanz Briz, el «Ángel de Budapest», ha sido la de llevar la diplomacia a su grado máximo en la etapa más viajera y expansiva de la Casa del Rey.
Cuando Domingo Martínez Palomo llegó a La Zarzuela, el Rey tenía trece años. Este guardia civil, hijo de guardia civil y hermano de guardias civiles entró como escolta de Don Felipe en 1981 y el próximo mes de diciembre se jubilará como secretario general de la Casa del Rey, el segundo puesto de mayor rango dentro de la Jefatura del Estado, equivalente a secretario de Estado.
Atrás quedan 43 años de servicio leal a la Corona en los que Martínez Palomo se fue ganando la confianza de la Familia Real. En 1996 Don Juan Carlos le nombró jefe del Gabinete de Planificación y Coordinación y, tras el relevo en la Corona, Don Felipe le hizo secretario general de la Casa del Rey.
Discreto y prudente hasta el extremo, Martínez Palomo siempre ha sido el primero en llegar y el último en irse. A golpe de trabajo, entrega, precisión y rigor, ha hecho que la maquinaria de Zarzuela funcionara a la perfección. «Presenta el trabajo final niquelado sin la menor sensación de cansancio y con una sonrisa en los labios. Es de esas personas con las que da gusto convivir y trabajar», comenta uno de sus compañeros.
Martínez Palomo nació el 8 de febrero de 1954, en 1973 se hizo guardia civil, un año después entró en la Academia General Militar y ahora se jubila como teniente general, que es el empleo más alto al que se puede llegar. Y, mientras tanto, se casó con Antonia, es padre de dos hijos, se licenció en Derecho y, según sus compañeros, es un gran especialista en Derecho Administrativo y Constitucional. «Lo que pasa por sus manos tiene la garantía de que todo esté pulcro, acorde con la ley y sin aristas».
Pero Martínez Palomo no será el único colaborador del Rey que se jubile en diciembre. También lo hará el diplomático Alfonso Sanz Portolés, que lleva en Zarzuela desde 1993 y a quien le ha tocado ocuparse de la representación de la Corona española en su etapa más viajera y expansiva de la historia.
Portolés pertenece a una familia aragonesa con amplia tradición diplomática, y se siente especialmente orgulloso de su tío Ángel Sanz Briz, que fue embajador en Hungría y salvó la vida a unos cinco mil judíos durante el Holocausto, por lo que fue reconocido por Israel como «Justo entre las Naciones».
Portolés nació el 28 de julio de 1954 en San Sebastián y, tras licenciarse en Derecho e ingresar en la carrera diplomática, estuvo destinado en las Embajadas de España en Arabia Saudí y Sudáfrica. En 1993 llegó a la Casa del Rey como segundo jefe de Protocolo, en 2000 ocupó la Jefatura de Protocolo, en 2011 la Secretaría General; en 2014, tras el relevo en la Corona, fue nombrado jefe de la Secretaría de Don Juan Carlos y posteriormente consejero diplomático, cargo que ocupa en la actualidad.
A Portolés sus compañeros le describen como un ejemplo de «prudencia, tacto, delicadeza, minuciosidad y mano izquierda». «Jamás se pone nervioso por muy tensa que sea la situación». «Tiene los objetivos muy claros y sabe manejar todo tipo de situaciones de forma magistral. Te presenta lo previsto y las alternativas, y él siempre ocupa un segundo plano. En las más de tres décadas que ha estado en Zarzuela nadie ha querido prescindir de él. Todos los jefes le han querido y han valorado su profundo conocimiento de quién es quién, tanto en la sociedad española como en la esfera internacional».
La Jefatura del Estado más austera
Tanto Martínez Palomo como Sanz Portolés son «dos pilares» del reducido equipo de la Casa del Rey, que es una de las más pequeñas y austeras de las Casas Reales europeas, pero que funciona muy bien gracias a su cohesión y a la buena relación que mantienen sus miembros. «Cuando Domingo y Alfonso se cogían vacaciones, el resto del equipo temblábamos», comenta un antiguo compañero de ambos.
A Martínez Palomo y a Sanz Portolés casi nunca se les ve en los actos oficiales, porque dominan el arte de hacerse invisibles, pero el Rey lleva décadas sabiendo que ahí están, que les tiene a su lado. Ahora sabe que no les puede retener más tiempo porque, a sus 70 años y después de toda una vida de entrega, se merecen un retiro con la tranquilidad de la misión cumplida.
Tras su salida empezará el turno de la letrada de las Cortes Generales Mercedes Araújo Díaz de Terán, que sustituirá a Martínez Palomo en la Secretaría General, y de la diplomática Carmen Castiella Ruiz de Velasco, hasta ahora embajadora de España en Paraguay, que relevará a Portolés como consejera diplomática. Aunque sus predecesores les han dejado el listón muy alto, los currículum de estas dos mujeres son brillantes y sólidos.