Gabriel Rufián en el Congreso

Gabriel Rufián, en el Congreso de los DiputadosEfe

El laberinto catalán

¿Por qué Gabriel Rufián es el portavoz de ERC en el Congreso?

Más de un millón de andaluces dejaron su tierra en la década de los 60 y 70 del siglo pasado camino de Cataluña buscando una vida mejor. Viajaban hacinados en el Sevillano, un tren en el que al llegar a Barcelona se les llevaba directos a la fábrica, ya que se les contrataba al pie del andén y durante el fin de semana, que iba de sábado por la tarde a domingo. Muchos de ellos se hacían con sus manos casas en pequeños solares que sus propios patrones les vendían marcando el solar con yeso en las afueras de pequeñas ciudades alrededor de Barcelona que hoy son grandes municipios como Badalona, Sabadell, Terrassa, L’Hospitalet, Mataró, etc.

La Cataluña próspera que fue locomotora de España y que el procés y el independentismo destronaron no se entiende sin la aportación cultural y el trabajo abnegado de este millón de personas y sus hijos.

El lema de Pujol

Jordi Pujol, cuando su modelo de nacionalismo se basaba en el «hoy paciencia y mañana independencia» con el que respondía en sus mítines a los gritos de sus militantes en pro de la secesión, siempre dijo que catalán «es el que vive y trabaja en Cataluña», pero eso ya quedo atrás y ese modelo de falsa integración hoy ha sido sustituido por la exigencia de una adhesión inquebrantable al modelo de «un solo pueblo», con una sola lengua y con la independencia como único ideal político aceptable.

Los emigrantes de ayer son hoy tachados de «ñordos» y «colonos» y la fobia y el clasismo traspira por todas las brechas del independentismo: desde un mago que dice en TV3 que «habla en español porque así da más miedo» (sic), hasta un periodista de esa misma cadena que reprocha en directo al entrenador del Espanyol que responda una pregunta en castellano cuando está en la sala de prensa de la Ponferradina, el manifiesto de un grupo denominado Koiné que califica de «colonos lingüísticos» a los catalanes nacidos en el resto de España o las declaraciones de la exconsejera de cultura, Maria Àngels Vilallonga, que considera que en el Parlamento Catalán «se habla demasiado castellano».

A pesar de este intento de estigmatización de los catalanes procedentes del resto de España, desde ERC siempre se tuvo claro que o bien conseguía penetrar en las grandes urbes del cinturón metropolitano de Barcelona o su acceso al poder le sería muy difícil.

La estrategia de implantación de ERC en la pobladísima conurbación de Barcelona ha tenido un cierto éxito, sobre todo si se compara con Junts X Catalunya. Y así en la segunda ciudad catalana, L’Hospitalet, ERC cuenta con cinco concejales y es la segunda fuerza política detrás de un poderosísimo PSC que gobierna en la mayoría de estas ciudades.

Gabriel Rufián es vecino de Santa Coloma de Gramanet, una ciudad de más de 100.000 habitantes que linda con Barcelona, Badalona, Sant Adrià del Besos y Montcada i Reixac, donde también gobierna el PSC con 16 de 27 concejales y ERC tiene tres representantes.

Modelo de compra de voluntades

Rufián es el resultado de la estrategia de ERC de captar votos en el entorno metropolitano y de conseguir adeptos entre lo que Paco Candel llamó «els nous catalans» (los nuevos catalanes). Desde los años ’80 Pujol intentó ganar voluntades entre los andaluces llegados a Cataluña mediante la Consejería de Bienestar social dirigida con mano de hierro durante más de una década por Antoni Comas, quien repartió millones, por aquel entonces de pesetas, a organizaciones próximas al Partido Andalucista. Pujol había tomado nota de que en 1980 el Partido Andalucista obtuvo dos diputados en el Parlamento catalán.

Luego ERC intentó implantar el mismo modelo de compra de voluntades vía subvención a la numerosísima comunidad marroquí en Cataluña, formada por 225.000 personas, nombrando consejero de bienestar social a Chakir el Homrani.

En 2013 desde el entorno de la Asamblea Nacional Catalana, ERC y otros partidos se creo Súmate, una asociación que tiene por fin difundir las ideas independentistas entre la población del cinturón metropolitano de Barcelona. De esta asociación han salido líderes políticos para la CUP, como Antonio Baños, que llegó a ser candidato a la Presidencia de la Generalitat, Eduardo Reyes, que fue diputado por Junts X Catalunya, y su pupilo más avanzado, Gabriel Rufián.

Rufián fue captado para ERC por Sergi Sol, director de comunicación y hombre de la máxima confianza de Oriol Junqueras, quien vio en su activismo en redes sociales una oportunidad de mejorar la implantación del partido independentista en lugares hasta aquel momento vedados para ERC.

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián

El portavoz de ERC, Gabriel RufiánEFE

Rufián entró en el Congreso como segundo de a bordo de Joan Tardà, un viejo militante independentista procedente también del entorno metropolitano, en este caso Cornellà de Llobregat, municipio del que también procede el expresidente de la Generalitat socialista y ex ministro, José Montilla. Marta Ferrusola, esposa del expresidente Pujol, afirmó cuando Montilla accedió a la presidencia que le molestaba mucho que alguien procedente de Andalucía, con ese apellido y que hablaba mal catalán, accediera a la presidencia de la Generalitat.

En su estreno en campaña Rufián prometió estar en el congreso «solo 18 meses dado que en octubre de 2017 se llevaría a cabo, según la hoja de ruta prevista, la declaración de independencia y España pasaría a ser un lugar en el extranjero». Seis años más tarde Rufián substituyó a Tardà como líder de ERC en el Congreso y Cataluña sigue formando parte de España.

La estrecha relación entre Sánchez y Aragonés relega el papel de Rufián en el Congreso

Hoy Rufián ocupa un papel en el Congreso poco destacado dado que la relación entre Aragonés y Pedro Sánchez es estrecha y la alianza entre el PSOE y ERC muy sólida pero su rol como punta de lanza en sectores sociales ajenos a ERC lo cumple a la perfección. Donde Rufián lo pasa peor es cuando acude a concentraciones de independentistas donde cada vez con mayor frecuencia es abucheado y tratado de «botifler» y charnego como le ocurrió en octubre de 2019 cuando tuvo que abandonar una manifestación en plaza Urquinaona de Barcelona acosado por sus conmilitones.

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