Partido de rugby de la USAP en el estadio de PerpiñanNotiulti.com

El laberinto catalán

La Generalitat de Cataluña, potencia colonial en el sur de Francia

El separatismo compra afinidades en el país vecino a golpe de talonario, mientras se deterioran sus infraestructuras

En el siglo XVII, tras la guerra de los Segadors y el Tratado de los Pirineos de 1659, España entregó los territorios del Rosellón, el Vallespir y el Conflent a Francia perdiendo 33 municipios desde la actual frontera que va desde Portbou siguiendo los Pirineos hasta Puigcerdá. El castillo de Salses, en un estado de conservación magnífico, marca aún hoy, tres siglos y medio más tarde, el lugar exacto de la antigua frontera franco española.

La relación entre el sur de Francia y el norte de España ha sido siempre intensa. En Collioure, además del castillo de los «Reyes de Mallorca» se puede visitar la tumba de Antonio Machado y en la cercana playa de Argelles fallecieron muchos refugiados que huían de la Guerra Civil. Hoy con la prohibición de las corridas de toros en Cataluña los aficionados catalanes cruzan la frontera para ir a los espectáculos de la Fiesta Nacional que se celebran en la plaza de toros de Ceret, a pocos kilómetros de la frontera, un pequeño pueblo maravilloso donde Picasso encontró inspiración y a donde también acudió a los toros en 1953.

Pero para los nacionalistas catalanes el departamento 66 de los Pirineos Orientales no es tal sino que es una parte de los Països Catalans, lo que ellos denominan Catalunya Nord, un término acuñado por el escritor nacionalista catalán de origen francés Alfons Miras en los años 30 del siglo XX.

Los Països Catalans son la fabulación máxima del independentismo, pero es mucho más que un sueño. Es un territorio que consideran único, singular y suyo por derecho natural que abarca la Comunidad Valenciana, las Islas Baleares, la franja de Aragón (en la provincia de Huesca), el Principado de Andorra, el enclave del Alguer en la italiana isla de Cerdeña, la propia Cataluña y el sur de Francia. Todos estos territorios tienen en común, según el independentismo, áreas de habla catalana, obviando que en la Comunidad Valenciana la lengua cooficial es el valenciano. En todos estos territorios las organizaciones dispuestas a defender la idea neocolonialista de los Països Catalans se benefician de cuantiosas subvenciones y atenciones llegadas desde Barcelona.

Fábula del mapa del tiempo

La TV autonómica catalana, TV3, cuando da la previsión meteorológica muestra en pantalla un mapa de los Països Catalans destacando la previsión de lluvias en Maón (Maó) o la marejada frente a la costa de Jávea (Xavea) para luego dar el clima en todo el continente y colocar a Madrid o Zaragoza con la misma consideración que Belgrado o Moscú. Los medios de comunicación públicos y los privados de línea editorial nacionalista, como el Ara o El Punt Avui, cuando publican la clasificación de la Liga Santander destacan de igual manera al Elche (Elx), Mallorca, Levante (Llevant), Villareal (Vila-real) o Valencia (València) que al FC Barcelona o al Espanyol.

El interés del independentismo en el sur de Francia tiene tintes de neo colonialismo. La Generalitat cuenta con una delegación en Perpiñán, la capital del Departamento (122.000 habitantes) desde donde firma convenios, con su correspondiente aportación económica, con infinidad de ayuntamientos y otras organizaciones dispuestas a ser subvencionadas del Midi Francés.

Es paradójico que la Administración catalana y los ayuntamientos envíen dinero a un país con un PIB superior al español

Es especialmente relevante en la agenda independentista la celebración, desde hace 53 años, de una escuela de verano que toma el pretencioso nombre de Universitat Catalana d’Estiu, un encuentro de independentistas fuertemente subvencionado dado que, de su presupuesto de 403.397 euros, un 90 % procede de aportaciones públicas e ingresa solo 28.000 euros en matriculas. La subvención de la Generalitat es de 134.075 euros procedentes de diversos departamentos: Empresa, Universidades, Trabajo y Cultura. El resto de dinero público lo aportan municipios y diputaciones catalanes como Gerona o Manresa que entregan 8.000 y 2.600 euros respectivamente. La diputación de Tarragona sufrago en su última edición alrededor de 10.000 euros. Las ayudas a este evento llegan también de organismos públicos franceses como el Consejo Departamental de los Pirineos que aportó en 2020 18.000 euros. Esta administración, equivalente a una diputación provincial en España, está presidida por la socialista Hermeline Malherbe y en 2017 colgó una pancarta pidiendo «la liberación de los presos políticos» en el balcón de su céntrica sede en Perpiñán. La Universitat Catalana d’Estiu también se beneficia de aportaciones del Consell Insular de Menorca, presidido por el PSOE, quien, además, beca a los jóvenes menorquines que quieran tener una experiencia independentista catalana en el extranjero.

Curiosamente, el municipio sede de la performance independentista tuvo durante muchos años de alcalde a Jean Castex, actualmente primer ministro francés. Esta circunstancia –así como el hecho de que su esposa, Sandra Ribelaygunce, sea concejal en Vallcebollera, un pequeño municipio de 44 habitantes– dio grandes esperanzas al independentismo catalán de que su causa en Francia sería escuchada. Hasta ahora no han tenido éxito y las puertas de Matignon siguen cerradas a Pere Aragonès.

Pero la Universidad Catalana d’Estiu es solo un acto lúdico con un coste considerable para el contribuyente. El proyecto estrella y más mimado del independentismo es la Bressola, ocho escuelas infantiles y de primaria en Perpiñán y otros municipios del Rosellón francés que acogen un total de 1.050 niños. Estos centros, a los que ahora se quiere sumar un instituto de secundaria, tienen como característica la enseñanza en catalán y según reconocen sus promotores sobreviven gracias a las ayudas que llegan desde el sur, al otro lado de la frontera, o sea, desde Cataluña (España).

¿Cómo se articula la llegada de dinero a estos centros desde las Administraciones públicas catalanas? Las escuelas privadas del sur de Francia que enseñan en catalán están agrupadas en la Asociación de Amics de la Bressola, una organización que lleva décadas recibiendo de las arcas de la Generalitat entre 0,4 y 0,6 millones de euros anuales. A este dinero hay que añadir las aportaciones que realizan hasta 150 ayuntamientos catalanes, los cuales aprueban en sus presupuestos municipales aportaciones de diversa índole para financiar dichos centros. La fragmentación de tantas aportaciones públicas hace imposible saber el total de dinero aportado desde las arcas públicas de España a centros educativos privados ubicados en el sur de Francia. Es paradójico que, mientras miles de niños catalanes estudian en barracones, la Administración catalana y los ayuntamientos envíen dinero a un país con un PIB superior al español. El independentismo que ataca a España de forma constante, porque afirma que es un país que no le censura su lengua y cultura, no denuncia con la misma intensidad que a diferencia de España el catalán no es lengua oficial.

Cataluña del Norte

La Catalunya Nord ha sido siempre objeto del deseo del independentismo asaltado a golpe de talonario. La persuasión del dinero y también la rivalidad entre Montpelliere y Perpiñán entregó durante décadas al poder político de Perpiñán al nacionalismo catalán. Jean Paul Alduy, carismático alcalde durante años perteneciente al partido de Sarkozy, lucia ufano se relación con Jordi Pujol. Su sucesor, del mismo partido, Jean Marc Pujol, no dudo en ponerse en lazo amarillo y acudir al multitudinario mitin que dio Carles Puigdemont tras la resolución de la justicia belga que le permitía moverse por territorio comunitario. Tras el mitin invitó a Puigdemont a firmar en libro de honor del Ayuntamiento.

Pero las últimas elecciones municipales cambiaron la suerte del independentismo en Perpiñán. La rotunda victoria, con un 52 % de voto, del ultraderechista Louis Alliot como alcalde al frente de una coalición diversa ha supuesto un punto y final para el amparo que el independentismo recibía en la capital del Rosellón. Alliot, expareja de Marine Le Pen, líder de Rassamblement National, entre sus primeras decisiones impulso un cambio en el lema definitorio de la ciudad que Dalí consideraba el centro del mundo y ahora Perpiñán ha dejado de ser La Catalana para ser La Luminosa.

A pesar de todo, el independentismo no desfallece y Laura Borràs, presidenta del Parlament de Cataluña, en una reciente visita a Perpiñán, ha prometido la reapertura de la delegación de TV3 y Catalunya Radio en la ciudad. Hasta Ómnium cultural, la organización presidida hasta hace poco por Jordi Cuixart, indultado por el Gobierno de Pedro Sánchez, cuenta con una delegación en la ciudad francesa.