Jordi Pujol, ex presidente de la Generalitat (1980-2003)

Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat (1980-2003)Convergència Democràtica de Catalunya

El laberinto catalán

Jordi Pujol, indultado y rehabilitado sin que haya llegado a ser juzgado

El pujolismo busca su redención al igual que los responsables de sedición y malversación en 2017 buscan el indulto porque el nacionalismo es un dogma, infalible, que jamás falla

Julio de 2014, Jordi Pujol reconoce que tiene dinero sin declarar en el extranjero. En un primer momento, un terremoto recorre Cataluña, todo el mundo se hace el sorprendido y casi de forma inmediata se le retira el título de Molt Honorable y la atribución de 86.000 euros anuales que percibe como expresidente.

Al poco tiempo, al parecer, la fortuna de los Pujol era un secreto a voces. Los detalles del procedimiento, poco sofisticado de los Pujol, consistente en llevar a Andorra grandes cantidades de dinero en efectivo en billetes de 500 euros dentro de bolsas de basura metidas en el maletero de coches de alta gama del primogénito de los Pujol, son la comidilla de la sociedad catalana en especial en la parte alta de la Ciudad Condal.

La fiscalía le pide 9 años de cárcel, pero casi 10 años más tarde de la confesión el juicio no tiene fecha y hoy Pujol, con 93 años, vive un proceso de rehabilitación que tiene mucho de auto exculpación de unas élites que hicieron negocios con los Pujol y se enriquecieron con ellos.

Pujol pasó entre su confesión en 2014 y 2021 siete años encerrado en su casa de la Avenida General Mitre de Barcelona, para ser más precisos, en el edificio de su casa, dado que todos los libros y papeles que tuvo que sacar de su despacho de expresidente del Paseo de Gracia los trasladaron al pequeño apartamento, en un semisótano bajo la escalera, del portero de su finca.

Pero todo encierro tiene su final, y el de Pujol llegó un 21 de febrero de 2022 cuando fue invitado por la Generalitat a participar en una mesa redonda de presidentes autonómicos junto a Quim Torra y Artur Mas. El socialista José Montilla excusó se presencia y muy al estilo del PSC, que actúa frente al nacionalismo como en Barrio Sésamo, un poquito dentro y un poquito fuera, mandó un vídeo y el presidente de la Generalitat vigente, el republicano Pere Aragonès, alegó problemas de agenda no creíbles, dado que el acto lo convocaba su administración, para no fotografiarse con Pujol.

Desde entonces, a lo largo de los últimos doce meses Pujol ha ido reapareciendo progresivamente. Hace pocos días, su sucesor al frente del partido, Convergencia Democrática de Cataluña, afirmó en una entrevista en El Periódico de Cataluña que Pujol se había equivocado reconociendo que tenía dinero fuera de España. El próximo paso del nacionalismo será la negación del delito confesado por el propio autor del mismo.

La alta sociedad catalana, nostálgica de los tiempos en los que tanto lo legal como lo paralelo era previsible, poco a poco ha ido perdiendo el rubor de acompañar o aplaudir a Pujol. A los ojos de la clase dirigente es mejor un ladrón que un incompetente o un iluminati, y ciertamente ningún sucesor de Pujol ha estado a la altura política del padre del nacionalismo catalán contemporáneo.

En junio de 2022, Pujol publicó el libro Entre el dolor y la esperanza (Ed. Proa). El protagonista del libro no acudió a la presentación del mismo alegando su avanzada edad. Meses más tarde, al igual que le sucede a Tom Hanks en la película Big, Pujol, a pesar de haber sufrido un ictus, rejuvenece y a día de hoy cada vez es más frecuente su presencia en todo tipo de actos.

El libro más que una nueva serie de sus memorias es casi un tratado freudiano donde Pujol se autointerpela sobre cuál será su legado y cómo le recordará la sociedad. Es una obra en formato entrevista realizada por Vicens Villatoro, uno de los intelectuales mimados por el pujolismo, donde en varios pasajes del libro sostiene que «no soy un corrupto» y que su «error se debió a la dejadez y no a la codicia». Pujol, con alta estima de sí mismo, se compara con Helmut Khol, que sufrió una investigación por financiación irregular de la CDU.

El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol (c) junto a su mujer Marta Ferrusola (i) y uno de sus hijos, Pere Pujol (d) a su llegada al homenaje que le rindió en 2018 la entidad Amics de Jordi Pujol

Jordi Pujol con su mujer Marta Ferrusola (i) y su hijo Pere Pujol (d) en el homenaje en 2018 de Amics de Jordi PujolEFE

El libro contiene la clave del actual proceso de blanqueamiento de Jordi Pujol: el que fuera durante 23 años presidente de la Generalitat reflexiona sobre su reconocimiento de fuga de divisas afirmando que su caída fue más dolorosa porque la sociedad catalana le consideraba un líder moral por encima de un líder político. Siguiendo esa lógica, la condena a Pujol sería la condena a la sociedad catalana próxima a Pujol, y su indulto, sin juicio, equivaldría a un perdón a toda la tribu nacionalista que se lucró bajo el paraguas pujolista.

El proceso de recuperación de la figura de Pujol ha llegado hasta el cine. En noviembre de 2022 se estrenó en la plataforma HBO la docuserie de Jordi Ferrerons titulada La Sagrada Familia. La serie profundiza en la imagen de Pujol dibujada durante décadas como un hombre austero que, en todo caso fue devorado por un entorno, que incluye a su esposa y sus siete hijos, ávido de dinero. Pero la serie no es un panegírico pujolista, dado que también entra en la contradicción de que un hombre tan controlador y sabedor de todo detalle de lo que sucedía hasta en el último rincón de Cataluña no fuera capaz de controlar su entorno más cercano.

Poco a poco, Pujol ha ido perdiendo el miedo a salir del pequeño cuarto al fondo de la portería de su edificio, y en diciembre de 2022, con motivo del 90 aniversario de la restauración del parlamento de Cataluña durante la II República, Pujol no dudó en acudir al Parlament y fue el centro de atención del evento al asistir desde la tribuna de invitados al solemne acto. No había ido al Parlament desde 2015 cuando compareció, al igual que su esposa y varios de sus hijos, en la comisión que investigó su fraude fiscal. De esas comparecencias ha pasado a la historia la frase de Marta Ferrusola «no tenim ni cinc» (no tenemos ni cinco). La investigación policial evalúa en 70,4 millones de euros la fortuna de los Pujol en Andorra.

El zenit de la rehabilitación social de Pujol llegó hace pocos días con motivo de la presentación de la reedición del libro Dels turons a l’altre banda del riu (Comanegra) (De los montes al otro lado del río) escrito durante el paso de Pujol por la cárcel entre 1960 y 1962. El acto de presentación del libro, realizado en una librería propiedad de Tatxo Benet, el socio en Mediarpo de Jaume Roures, el empresario troskista aliado del independentismo, jefe de Pablo Iglesias y financiador del FC Barcelona. Esta vez con Pujol presente el acto solo se vio emborronado por la ausencia de Xavier Trias, candidato del Pujolismo a la alcaldía de Barcelona y la última esperanza del nacionalismo nostálgico de recuperar el poder político perdido tras la decisión de Junts de abandonar el gobierno de la Generalitat en octubre de 2022. La ausencia de Trias fue suplida por la presencia al completo del sanedrín convergente, intervenciones laudatorias y la finalización de la presentación con el Cant de la Senyera.

El pujolismo busca su redención al igual que los responsables de sedición y malversación en 2017 buscan el indulto porque el nacionalismo es un dogma, infalible, que jamás falla. En todo caso, se equivocan aquellos que lo enjuician de forma crítica. Si este dogma se rompiera, las posibilidades de volver a afrontar un proceso de separación se verían mermadas y eso no es admisible en la actual sociedad catalana en la que el relato oficial que se está imponiendo es el de que Cataluña permanece en España, de forma transitoria y no deseada, a la espera de tener la fórmula y que se den las circunstancias adecuadas para dar el golpe definitivo.

comentarios
tracking